27. Indirectas y cambios.

Começar do início
                                    

Asintió sonriendo, pagó y entramos en una de las salas.

La película empezó minutos después, cuando ya me había terminado todas las galletas.

— Esto es demasiado cursi para mi gusto. — susurró, cerca del final de la película.

— Cállate, insensible. — ataqué, y me sequé una lágrima.

A pesar de su anterior queja, era una de las pocas veces que Chris me había visto llorar, por lo que finalmente, entrelazó nuestros dedos y sonrió amablemente.

Cuando terminó la película, Chris tuvo que traer un montón de pañuelos, ya que seguí llorando incluso cuando ya había terminado la película. Nunca fui de las que lloran fácilmente, pero las películas siempre serán mi debilidad.

Me abrazó, tratando de consolarme, y acarició mi espalda.

— Annie, ¿seguro que estás bien? — preguntó, separándose de mí.

— Sí, lo estoy. Soy una persona orgullosa, tengo dignidad y no voy a llorar delante de todos. — concluí, dejando de lloriquear, le agarré del brazo y le arrastré hasta un restaurante.

Y luego dices que no eres bipolar.

Nos sentamos en una mesa al lado de la ventana y observé el menú.

Noté a Chris mirarme por unos segundos, mientras yo estaba mirando el menú, secándome las lágrimas con un pañuelo.

— De verdad, si no estás bien, podemos volver a casa. — repitió, levantándose.

— No, estoy bien. — insistí, y volvió a sentarse. — ¿Por qué te preocupas tanto, de todas formas?

Sonrió de lado, apoyó su brazo en la mesa y apoyó su cabeza en él.

— No quiero que te dé otro ataque de bipolaridad. — respondió, y le lancé una mirada asesina.

Aunque sabía que esa no era la verdadera razón.

***

Después de comer ambos un plato de pasta, fuimos a dar un paseo por el centro comercial.

— ¿Tomamos un helado? — preguntó, mirándome.

— Estoy traumada con el helado de chocolate, así que, mientras no sea de chocolate, perfecto. — me acerqué al puesto de helados.

Pedimos dos helados de fresa, entregamos el dinero exacto y seguimos paseando.

— ¿Puedo preguntarte una cosa? — murmuró, una vez llegamos a la salida, y asentí. — Estuve pensando en una cosa, y ¿crees que serías capaz de enamorarte de alguien después de lo que te pasó con Aaron?

— Creo que sí. Según Diana, debería olvidar mi pasado y darme una última oportunidad. Y tiene razón. — respondí, y sonreí. — Por ejemplo, con un idiota adorable pero retrasado de apellido Parker.

Noté que sus mejillas se sonrojaban, le golpeé de broma y reí.

— No te emociones, estaba bromeando. Ahora, volvamos a lo de que eres un idiota. — sonreí, y me dirigí a su coche.

Me siguió segundos después, nos sentamos cada uno en su sitio y arrancó.

Me giré y observé a Chris. Al parecer, me estaba contando algo, pero yo no estaba escuchando. Suspiré y sonreí inconscientemente. Puede que Diana tenga razón, puede que a él le guste, y puede que yo sólo sea una tonta que no quiere admitir que ha vuelto a caer.

No soy tu princesa.©Onde histórias criam vida. Descubra agora