IX. El invitado especial

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Narra Addeline

Abro mis ojos y lo primero que puedo apreciar es a mi cachorro durmiendo aún.
El cuarto sigue vacío desde que Alexandro se fue.
No es mi culpa que tenga enemigos de mierda y que me quieran matar. Imbécil. Se cree que iba a ser una zorra más de su lista.
Una canción que creo que estaba en español, comenzó a sonar por toda la casa. Despertando así a mi cachorro que me lamió la cara.
La curiosidad por ver quien puso esa canción me ganó.
Salgo por la puerta y los dos guardias estaban riendo, al verme a mi se vuelven a poner serios.

-¿A dónde va señorita? -me pregunta uno-

-Iré a ver quien puso esa canción.

Sin esperar una respuesta, me doy la media vuelta y bajo las escaleras.
Al llegar al salón me encuentro una escena muy cómica.

Un hombre al que no conozco, esta subido encima de la pequeña mesa de cristal -que no entiendo como puede aguantar el peso- bailando y cantando la canción.
Alrededor hay hombres riendo y tirando dinero como si aquel hombre fuera un stripper.

- DALE,POSA ¡ SELFIE ! -Cantó el hombre de la mesa-

Mi risa se escuchó por toda la casa, llamando la atención de toda la gente de la sala. El hombre al decir selfie, se paró en la mesa haciéndose la mujer.
El hombre al verme como reía, se bajó de la mesa y hizo un gesto con la mano que hizo que pararan la música.

-Hola bella dama ¿Quién eres? -Me cogió mi mano derecha y dejó un beso en esta-

-Addeline Wetsh -Dije aún sonriendo-

-Perdona si la música te despertó, mis hombres querían divertirse después de 3 horas en avión. -Se quedó callado durante unos segundos - Perdona mi impertinencia, soy Eugen Velasco, de España.

-Encantada de conocerte Eugen -Le sonreí- ¿Por qué tus hombres te tiraban dinero?

-Es que soy su puto personal -Comencé a reírme y él a darse cuenta de su error rectificó - Acabamos de llegar y querían a unas putas, pero yo no conozco Italia, así que me ofrecí para bailar un rato

Los hombres empezaron a gritar como nenazas.

-Callense mierda,ahora vuelvo a la tarima.-Dijo un gracioso Eugen-

Escuchamos unos pasos algo fuertes de lo normal. Toda la sala estaba en silencio observando la puerta para ver quien era.
Y por esa puerta apareció Alexandro.

-Perdona Eugen por no haberte recibido -Se disculpó Alexandro-

-Nos estuvimos divirtiendo, no te preocupes -Comentó Eugen riéndose -

-Claro, poniendo la música a todo volumen y que cojan un micrófono que suena en toda la casa para cantar es divertirse. -Exclamo Alexandro frustrado -

-No te enojes Alexi, sólo buscábamos diversión. Ella se divirtió ¿verdad Addeline? -Me preguntó Eugen y yo sólo asentí -

-Bueno no importa. Tenemos que hablar de negocios, acompañame a mi oficina por favor. -Le pidió Alexandro-

Eugen se despidió de mi y siguió a Alexandro hasta su oficina. Sin nada más que hacer, me subí a la habitación para ducharme.

Narra Alexandro

El camino hasta mi oficina fue silencioso.
Eugen era una persona muy cómica y a mi eso aveces me ponía nervioso.
No entiendo porqué tuvo que bajar Addeline.

-Acomodate Eugen -Le pedí- ¿Quieres beber algo?

-Un poco de agua estaría bien. La tarima cansa mucho.

Le sirvo un poco de agua en un vaso mientras que yo me sirvo un poco de whiskey

-¿No es demasiado temprano como para beber whiskey? -Me preguntó extrañado -

-No, no te preocupes. -Le contesté sentándome en mi cómoda silla.-

Saque unos cuantos papeles que estaban en los cajones de mi escritorio.

-Si te llamé y te pedí que vinieras rápido fue porque me están jodiendo vivo. -Empecé-

-Pude imaginármelo, y por eso estoy aquí. Me preocupé y nada más terminar la llamada, mandé a que prepararan el avión.

-Sí, tardaste sólo cuatro horas en venir. Muchas gracias por eso -Le agradecí-

-Ahora cuéntame que pasa -Me pidió-

-Conoces a Jhon Becó ¿Verdad?

-¿El dueño del pub?

-Sí -Le asentí - Cada mes me compra varias toneladas de drogas. Marihuana, cocaína...Tu sabes -Me asintió - Este último mes, estaba prevista esa entrega. Mis hombres aseguran que entregaron esa mercancía, pero Jhon Becó lo niega. Dice que nos pagó pero que nosotros no le dimos ni un gramo.

-Ve al grano Alexandro.

-Dan fue de compras con Addeline. No llegaron a ir a comprar.

-¿Dan murió? -Preguntó alarmado -

-¡No por dios! Persiguieron a Dan y a Addeline.

-Prosigue -Me pidió-

-Quiere a la chica. Comenzó una guerra conmigo por ella.

- ¿Por Addeline? - Me preguntó -

Asentí y se quedó callado durante unos segundos mirando fijamente uno de los papeles donde decía que la entrega si se había hecho.

-¿Qué tengo que hacer? -Me preguntó- Y... ¿Que recibo a cambio?

-No había pensado en que darte por tu ayuda..

-Viviremos aquí. Mis hombres y yo. Y cuando esto acabe, quiero que te vengas a España conmigo.

-Eso sonó muy gay Eugen -comencé a reírme- No seas capullo.

-Sé que llevas este negocio por tu padre, y yo quiero alejarte de esta mierda.

El padre de Eugen y el mío eran muy amigos. Se conocían desde jóvenes y siempre habían estado juntos. Eugen y yo también nos conocemos desde pequeños, pero él se marchó a España cuando teníamos trece años. Hace exactamente siete años. Hicimos varios negocios el allí y yo aquí. De mi punto de vista es normal que haya pedido toda confianza con él.

-No te lo pienses más amigo mio. En Ceuta estaremos bien.

-Esta bien.

Se levantó y me tendió la mano. Acababa de aceptar un trato que a lo mejor no era bueno, pero lo único que yo quería era salir vivo de esto y tener una vida normal y corriente.
Esto de ser mafioso ya me estaba cansando. Es verdad que más mujeres te caen como si fuera polvo, pero las mujeres de verdad ni se acercaban por miedo.
Después el dinero no era honrado, y eso aveces me molestaba.
Y lo peor aún, ser mafioso hacia que mi lado de violento aumentará más.

Atrapada © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora