Epílogo. Toda una vida después.

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Jamás pensé que fueras a volver. Aquellos dos años fueros los más largos de mi vida, el dolor fue tan profundo. Y sin embargos todos estos años se han ido en apenas un suspiro y medio que sentimos entre nuestros besos.
Si volviera atrás sin duda actuaría de la misma manera. Cometí muchos errores, pero incluso ellos nos condujeron a esto; toda una vida juntos.

Ahora mi pulso tiembla tanto que nuestra hija tiene que sujetar mi mano mientras escribo. Tan solo recordar aquel día hace tantos años cuando preguntó quien era yo...

Espero haberte dado una vida genial, que hayas sido tan feliz como lo he sido yo. Tengo grabada en miente la imagen de tus ojos y la curva de tu sonrisa, por si después de esta vida hay otra poder ir a buscarte y repetir esta gran aventura una vez tras otra.

Te amo tanto.

Coloqué aquella carta sobre la urna donde esperaban tus cenizas para ser esparcidas por la playa a donde viajamos por primera vez juntos como matrimonio. Allí guardamos tantos recuerdos de besos y caricias, miradas, risas y sonrisas. Luego volteé la urna y ambas volasteis, con la libertad del viento.
No pude contener las lágrimas, ya lo sabes, siempre he sido muy sentimental y en ese momento me sentí tan desprotegido sin ti.

Abrace fuerte a nuestra hija mientras veíamos con lágrimas inundándonos los ojos alejarse tus cenizas, y en aquel tierno y sentimental abrazo pasaron frente a mis ojos todas las imágenes nuestras.

Y lo siento, no he podido evitarlo, pero aquello me hizo sonreír exactamente igual que me lo hacías tú, la felicidad de todos estos años supera la tristeza de tu pérdida.

Dentro de poco nos encontraremos mi amor.

SofíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora