Capítulo 5

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Siete meses después...

Elsa Pov
-¿Anna está lista?-Me preguntó papá.
-No, todavía no.-Respondí bufando.
-¡Hija, si no bajas se les va a hacer tarde!-Gritó él.
-¡Ya casi!-Se oyó el grito de mi hermana.
-¿Quieren que suba yo para ver qué pasa?-Kristoff, el novio de Anna que también iría al The next is now con nosotros, intervino tímidamente.
-Si queres.-Me encogí de hombros.-Aunque yo acabo de volver y ni siquiera me prestó atención.
-Yo tengo mis métodos.-Dijo sonriendo pícaramente, y subió las escaleras, llevándose una mirada de reproche de mi papá.
-Tranquilo.-No pude evitar reír.
-¡Acá tengo la comida para el viaje!-Exclamó mamá, saliendo precipitadamente de la cocina con una canasta en la mano.-¿Y los muchachos?-Preguntó confundida.
-Kristoff arriba ayudando a Anna con sus cosas, y Hans cargando el equipaje en el auto.
Entonces, mi novio entró a la casa, refunfuñando:
-¿Tantas cosas tenes que llevar, Elsa? Apenas queda lugar para Anna.
Me sonrojé y sonreí tímidamente. Era verdad, había llevado bastantes cosas, una valija con toda mi ropa y una mochila con todos los libros de la facultad y maquillajes. Además de que había preparado un gran kit de primeros auxilios, aunque rogaba que en el predio del festival hubiese al menos un médico. Me había encargado de escribir en una libreta todos los números importantes, por si no los tenían agendados, como por ejemplo remiserías, psicólogo, la obra social que teníamos los cuatro, entre otros. Y no me había olvidado de comprar una bolsa grande con golosinas para disfrutar durante el viaje.
En fin, había pensado en todo, y en vez de quejarse, deberían agradecerme.
-Ya van a alegrarse cuando necesiten llamar a la roticería del barrio porque la comida de allá es asquerosa.-Respondí cruzándome de brazos.
-¿¡En serio pusiste el número de la roticería en la libreta!?-Hans estaba medio histérico, y me miraba con la boca abierta.
-Nunca se sab...
-¡YA ESTOY LISTA!
Anna apareció en lo alto de la escalera, con su bolso en la mano. Pegando un chillido, saltó sobre la baranda y la usó como si fuera un tobogán, abriendo las piernas.
-¡Anna, ya sabes que no tenes qus hacer eso!-Gritó mamá, indignada.-¡Y se te vio toda la bombacha, nena! ¡No seas desubicada!
-Ups.-Ella se llevó una mano a la boca, y con la otra se bajó un poco la pollera de jean que tenía puesta.
Kristoff, Hans y yo nos estallamos de la risa, y pronto no tardaron en unirse Anna y nuestros padres.
-Bueno, ya es hora de irse.-Dijo Hans, cuando la pudimos parar de reír.
-Tenes razón.-Concordó papá.
-Voy a guardar el bolso de Anna al auto.
-Kristoff, acompañalo.-Y así los dos varones desaparecieron por la puerta.
-No tenemos mucho que decirles, ya que ayer les hicimos todas las recomendaciones.-Comenzó mamá.
-Pero solo les vamos a decir por última vez que sean responsables y se cuiden muchísimo.-Continuó papá.
-Diviértase mucho, chicas. Las amamos.-Terminó ella con unas lágrimas asomándose.
-Nosotras también.-Dije con un nudo en la garganta.
Y los cuatro nos abrazamos con fuerza, demostrando todo el cariño que nos teníamos.

-¿Falta mucho?-Preguntó Anna como por quinta vez.
-Todavia falta, Annie.-Dijo Hans tranquilamente, al ver que yo apretaba los puños, dispuesta a contestarle mal.
-¡Ya quiero llegar!-Exclamó ella, como una nena chiquita.
-No vamos a tardar, zanahoria.-Le dijo cariñosamente Kristoff, mientras apretaba su mejilla. Ella le sonrió y le tomó la mano. Yo aparté la vista del espejo retrovisor para darles un poco de privacidad.
Sin embargo, su momento de cariño no duró mucho, porque a los veinte minutos, Anna ya estaba hablando de nuevo:
-Tengo hambre.
-Bueno, voy a ver lo que nos preparó mamá.-Dije revolviendo la canasta para sacar un taper con empanadas.-Vamos a tener que parar.-Miré a Hans.
-Esperen que la próxima estación de servicio está como a diez minutos.
-¡No hace falta!-Chilló mi hermana.-Pará a un costado de la ruta.
-Pero no tenemos agua fría...
-Que no importa, cebamos unos mates.

Luego de dos insoportables horas más, llegamos al predio del festival. Frente a nosotros estaba un gran arco de colores que decía "The next is now" y junto a éste, había una cabina. Una larga cola se formaba al lado.
-Voy a estacionar.-Anunció Hans.
La playa de estacionamiento se encontraba al lado del predio del festival. Él dirigió el auto hacia allí y frenó en la entrada, donde también había otra cabina.
-Hola.-Saludó Hans amablemente.
-Hola.-Nos atendió un hombre pelado.-¿Cuántos días dejan el auto en el estacionamiento.
-Siete.
-Bueno, son setecientos pesos.
A los cuatro se nos abrieron las bocas de la sorpresa.
-Un poco caro.-Murmuró Hans mientras sacaba la la billetera.
-Y bueno, jefe, cien pesos por día.-Dijo el hombre mientras escribía algo en una planilla.
-Deja, Hans, yo pago.-Saqué mi billetera y busqué los billetes.
-¿Qué? ¡No!-Se opuso él.
-Pará, yo pongo cuatrocientos y vos trescientos, Elsa.-Intervino Kristoff y me pasó unos billetes. Yo los tomé y se los pasé al hombre, junto con los míos. Hans me miró, negando con la cabeza.
-Tome, ponga acá su nombre y número de teléfono.-Mi novio escribió rápidamente.-Si se demora en retirar el auto, deberá pagar de mas.
-Bien, gracias.-Dijo Hans con los dientes apretados, le paso la planilla y avanzó.
-Que ladrón.-Dije, indignada.
No tardamos en estacionar el auto. Bajamos y rápidamente nos repartimos el equipaje.
-¿Por qué trajiste tantas cosas, Elsa?-Preguntó Kristoff.
-Yo le dije lo mismo.-Dijo Hans, y los cuatro empezamos a caminar.
Salimos del estacionamiento y nos dirigimos a la entrada del The next is now, para hacer la larga fila a la cabina.
-Si hubiesemos llegado más temprano, habría menos quilombo.-Dijo Hans.
-Recién son las cuatro de la tarde ¿A qué hora querías llegar?-Preguntó Anna, riendo.
Veinte minutos más tarde, estabamos frente a una de las ventanas de la cabina.
-Bienvenidos al The next is now, el nuevo festival de música que hará historia.-Saludó la mujer del otro lado del vidrio con una sonrisa.
-Hola.-Saludó Hans.-Yo tengo reservada una carpa acá.
-A ver, dejame que me fije.-La chica fijó la vista en su computadora.-¿A nombre de quién?
-De Hans de las Islas del Sur.
La mujer tecleó en la computadora y luego de unos segundos, asintió.
-Sí. Carpa para cuatro. Y ya pagaste con la tarjeta.
-Ajá.
-Bien. Tomen esto.-Nos pasó cuatro tarjetas.-Y esperame.-Escribió en unos papeles y nos los pasó, uno a cada uno.-No pueden perder las tarjetas, ni lo que les acabo de dar. Cuando vayan al sector de carpas, lo tienen que mostrar para que los dejen pasar y las tarjetas las llevan a la boletaría de cada show y les hacen un descuento por hospedarse acá.
-Gracias, señorita.-Sonrió Hans.-Muy amable.
La chica miró a mi novio de una manera extraña, como seductora y yo no pude evitar sentir la furia invadirme.
-Vamos, amor.-Dije tomando al pelirrojo de la mano y marcando mucho la letra m.
Anna y Kristoff parecieron darse cuenta de lo que pasaba y comenzaron a carcajearse, mientras yo me sonrojaba toda.
-¿Qué? ¿Qué pasa?-Preguntó Hans confundido.
-¿No viste cómo la chica te miraba?-Preguntó Anna incrédula.
-¿Quién? ¿La vendedora?
-Sí.
-Ahh, no.-Se encogió de hombros.-Me miraba como a cualquier persona.
-Sí, claro.-Me crucé de brazos.-Y no te diste cuenta ni nada.-Me adelanté, arrastrando la valija con una mano y el botiquín de primeros auxilios con la otra, y con la mochila toda cargada y pesada sobre mis hombros.
-Elsita, ¿queres que te ayude a cargar con algo?-Me gritó Hans, pero yo lo ignoré y seguí caminando obviamente tratando de no separarme mucho. Estaría muy ofendida y todo, pero no me quería perder en ese reguero de gente.

Flynn pov
-Ésta habitación es genial.-Decía Hiccup luego de recorrer toda la pieza.
-No seas exagerado.-Dije riendo.
-Es posta, boludo, es muy buena.-Merida estaba sentada a los pies de la cama.-Ojalá pudiéramos dormir en una pieza así.
-Espero que mi cintura soporte dormir contra el suelo.
-Hiccup, tenes veintitrés años nada más.-Dije indignado.
-Por favor, nene, no te me avejentes antes de tiempo.-Merida le sonrió.
-Nunca, pero saben que cuando duermo incómodo después me duele todo.
-No podes ser más princesa.
Merida y yo entramos a reírnos a más no poder, y no tardó en unisernos Hiccup.
Entonces, la puerta se abrió dejando ver en el umbral a Heather, mi novia. Ella luchaba con tres valijas grandes y un bolso de mano, que apenas podía cargar.
-¿No me van a ayudar?-Preguntó histérica. Al instante, me puse de pie y junto con mi amigo la ayudamos con las maletas, mientras que Merida nos miraba de brazos cruzados y con el ceño fruncido.
-Hola.-La saludó Heather, arrugando la nariz.
-Hola, qué bueno que hayas venido al final.-Merida sonrió falsamente.
-Y bueno, en todas con mi Flynnchu.-Dijo, mientras me abrazaba y me besaba en la mejilla.
Heather finalmente había accedido a soportar que fuera al festival, pero también había decidido a acompañarme. Según Hicc y Mer, se había reconciliado conmigo porque se enteró cuánto me iban a pagar. Yo no sabía si era verdad, había preferido ignorarlo.
-No quiero ser grosera, pero deberían irse a su carpa. Así tenemos algo de intimidad nosotros.-Dijo Heather y comenzó a acariciarme la espalda.
-No hace falta.-Me apresuré a decir yo.
-Claro que sí, mi amor.-Sonrió.-Vayanse.
-Creo que sí, tenemos cosas que hacer.-Merida tomó a Hiccup de la mano y sin siquiera despedirse, ambos desaparecieron por la puerta.
-Por fin, son imbancables.-Dijo mi novia y se sacó la remera, quedándose en corpiño.
-Heath, no tengo ganas de tener...
-Yo tampoco, solo me quiero meter a bañar, pero esos vagos no se iban.-Dicho eso, se terminó de desvestir y se encerró en el baño.
-¡Voy a salir!-Grité yo y salí de la habitación. Afuera, en el pasillo, me encontré a varias personas que entraban y salían de sus piezas, algunas con equipajes y otras no.
Es que a los djs y a mucha gente que participaba del evento, se les daba habitaciones en un hotel bastante lujoso que se había construido en el predio. Sin embargo, hubiese preferido dormir en carpa, como todos los demás.
Dejé el hotel para salir a recorrer el predio, ya que antes no había tenido tiempo. Era enorme y estaba plagado de gente. Sonreí como un loco, no me había imaginado que se iba a llenar tanto.
Varios adolescentes comenzaron a reconocerme como el dj de Dogs, y se lanzaban sobre mí para sacarnos fotos, en especial las chicas, o simplemente charlar.
-Te amo, Dj Flynn.
Me dijo una chica, mientras me abrazaba.
Y yo todavía no podía entender lo que estaba pasando.
Ay Dios mío, el The next is now iba a ser lo mejor que me había pasado en la vida.

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⏰ Last updated: Apr 27, 2016 ⏰

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Enfiestadogs (Felsa)Where stories live. Discover now