Primera Carta

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Eres... siempre con el "¿quién eres?".

En este momento sólo sé que eres cruel y terriblemente irónico.
Sarcástico sin remedio, sé que hay una sonrisa perversa en tu rostro mientras lees.

Y resulta muy graciosa la forma en la que se me es imposible enfadarme contigo, debería odiarte, pero me tienes hecho un lío.

Ya no me gusta hablarle al aire, ¿sabes?
Estoy empezando, de una forma increíblemente lenta, a recuperar el contacto humano.
Creo que las cosas van bastante bien, he dejado de tartamudear, supongo que te alegrará saber que eso sólo me costó un año de terapia.

Es muy triste pensar en esto ahora, podríamos haber ido al manicomio juntos, sesión tras sesión, compartir los comprimidos e inyectarnos calmantes; pero tuviste que irte, a Saturno, al maldito infierno, a aquel departamento desde el cual me mandas regalitos cínicos.

¿Qué esperabas que te respondiera?
Conociendote, podría decir que ni siquiera esperabas una respuesta.
Tan sólo esperabas que pensará en ti, enviandome fotografías... recuerdos distantes y fervientes, latidos enfrascados filtrados en blanco y negro.
Conociendome, deberías saber que no he dejado de pensar en ti ni siquiera un momento.
Deberías saber que sueño contigo cada noche.
Que despertar siempre es la peor parte, buscarte cada mañana a mi lado y nunca encontrarte.

Empiezo a entenderte... viendo el mundo a través de penumbrosas y densas nubes de humo, alisas tus labios sobre el pasto y por un momento besas el cielo, el mundo silba una canción trémula, y un constante crescendo se apodera de tus pulmones.
Un movimiento, tus ojos sobre los míos, el universo conspira a favor, pero entonces despierto.
Ya no le susurro blasfemias al aire.

Y aun así, un espectro retorna a mi preguntando quién eres.

Eres... eres la esencia amarga y febril, la presencia que inspira, aspira y suprime, eres viento seco y agonía.

Clamor de huesos rotos, polvo de estrella, mentira melosa y afónica.

Eres tantas palabras guardadas sin orden y causa.

Eres la despedida que alguien olvidó en el invierno.

Paroxismo | l.s.Where stories live. Discover now