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Querida chica:

Hoy me sentí mal y no fui al colegio, pero estuve revisando tus redes sociales y vi unas nuevas publicaciones, eran fotos. Estabas hermosa.

-Por favooooor- puse cara de perrito y junté ambas manos en modo de súplica.

-Te ves ridículo Silas.

-¿Qué quieres de mí para que aceptes?

-Nada. No lo haré.

-Ay Fred, ¡por favor!

-No.

-Te presto mi Play Station por un día entero.

-No.

-Por tres días.

-No.

-Ya, está bien. Te la prestaré por una semana. Última oferta. Tómala o déjala -amenacé, aunque sabía que si no aceptaba, le seguiría ofertando cosas.

-Adoro hacer negocios contigo, amigo -me guiñó un ojo y luego se llevó la carta que estaba en mi escritorio.

-¡No te vayas a equivocar de casillero, idiota!- grité mientras cerraba la puerta de mi habitación.

-¡No lo haré!

Una vez que sentí el rugido del motor del auto de Fred, me tiré en la cama y en un segundo me quedé dormido.

Dear GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora