Querida chica:
Hoy me sentí mal y no fui al colegio, pero estuve revisando tus redes sociales y vi unas nuevas publicaciones, eran fotos. Estabas hermosa.
-Por favooooor- puse cara de perrito y junté ambas manos en modo de súplica.
-Te ves ridículo Silas.
-¿Qué quieres de mí para que aceptes?
-Nada. No lo haré.
-Ay Fred, ¡por favor!
-No.
-Te presto mi Play Station por un día entero.
-No.
-Por tres días.
-No.
-Ya, está bien. Te la prestaré por una semana. Última oferta. Tómala o déjala -amenacé, aunque sabía que si no aceptaba, le seguiría ofertando cosas.
-Adoro hacer negocios contigo, amigo -me guiñó un ojo y luego se llevó la carta que estaba en mi escritorio.
-¡No te vayas a equivocar de casillero, idiota!- grité mientras cerraba la puerta de mi habitación.
-¡No lo haré!
Una vez que sentí el rugido del motor del auto de Fred, me tiré en la cama y en un segundo me quedé dormido.
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Dear Girl
Short Story"Ofrecer amistad al que pide amor, es como dar pan al que muere de sed." -Ovidio. 2016| © Erika Maldonado