Capítulo 1

185K 16.8K 10.7K
                                    

Mamá tiene la loca idea de que si empiezas el día escuchando I'm alive de Celine Dion todo estará bien hasta que regreses a la cama. Por lo mismo no hay día en el que no nos despierte con esa canción.

When you call on me

When I hear you breath

I get wings to flyI

 feel that I'm alive

—¡Vanesa, la alarma! —grita con su voz cantarina, de pie al otro lado de mi puerta.

Yo aprovecho que estoy despierta para dar vuelta a mi almohada. Nada mejor que el lado fresquito de la almohada.

—I get wings to fly! God knows that I'm alive! —entra cantando mamá a mi habitación. Oh, Dios, otra vez olvidé cerrar con doble llave. Abro un ojo a tiempo para ver como agita sus brazos como si fuese un ángel vengador convulsionando—. ¿Todavía no estás de píe? —pregunta, sin tomar en cuenta lo obvio y me saca de encima mi edredón—. Por eso siempre hay que dormirse temprano, amor —empieza—. Eso es importante si quieres levantarte temprano e iniciar con alegría el nuevo día.

Juro que a veces comprendo por qué algunos hijos cometen parricidio.

Miro mi reloj. —¡Me levanto a las cinco treinta y son las cinco con veintiocho! —me quejo y me doy vuelta para continuar durmiendo.

Nada mejor que el lado fresquito de la almohada.  

Aunque sé que será imposible. Mamá no dejará de cantar y no saldrá de mi habitación hasta que yo ceda. ¿Nadie me quiere comprar a esta mujer?

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía un año. Desde entonces mi vida se ha divido entre dos polos opuestos. Porque el temperamento de papá lo asemejo a un manantial. Mientras mamá es un vendaval. Papá es invierno. Mamá es verano. Papá es juicioso y prudente. Mamá juega a cara o cruz antes de tomar una decisión. Papá trabaja para el gobierno. Mamá es miembro activo de PETA. La ideología política de papá es ultra derecha. Mamá es izquierda. La vida de papá parece estar narrada por Jane Austen, mientras la de mamá por Adam Sandler, y así hasta el fin del mundo. Y yo, Vanesa Salcedo, estoy justo en medio.

—Te voy a preparar un batido de frutas —me advierte mamá con una nalgadita cuando ya estoy de pie y hace su camino hasta la cocina.

Batidos.

Ella sabe cuánto odio esos batidos. Papá simplemente me hubiera dado dinero para comprar lo que yo quisiera.

Esos dos son increíbles, y cada que decido preguntarles de qué manera se alineó el universo para qué siendo tan diferentes se conocieran, o por qué, incluso, decidieron casarse el mismo día que se conocieron (no, no es broma) sus respuestas son:

Papá: Es complicado.

Mamá: Algo tendrá que ver con las toxinas.

Mamá y yo vivimos solas en un pequeño apartamento situado en el centro de la ciudad de Ontiva. Abajo, en el primer piso de nuestro edificio, instaló una tienda de abarrotes a la que llamó Mi mundo verde, porque todo lo que vende es vegano. Mamá es algo así como una hippie loca... mientras que, por otro lado, papá adora la barbacoa.

Pero ya no hablemos de mis padres... 

Tengo que decidir que me pondré hoy. 

Mi habitación no es la gran cosa. Soy propietaria de una cama pequeña, una cómoda saturada con libros y otras boberías y un closet repleto de ropa. Ropa. Por mi trabajo tengo que vestir lo mejor posible, pero mi bolsillo sólo me permite llenar mi closet con cosas de segunda mano.

Vanesa entre líos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora