Capitulo 8; El sabor de un beso robado

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-Si nos disculpan señoras –Sebastián tomo a Caliope del brazo –Voy a llevar a la señoría a bailar

-Encantada –Caliope le guiño un ojo y juntos se dirigieron al centro de la pista

Nadie mas estaba bailando, todo el mundo tenia los ojos puestos en ellos.  Cualquiera que no le conociera pensaría que se trataba de un padre y una hija bailando, algo que para su desgracia Caliope no había podido tener.   A pesar de que en su vida había dos padres.

-Bueno ahora voy a hacer mi donación –Caliope se separo de el en cuanto la música termino -¿Te las apañaras con los invitados?

-Será duro –El rió –Pero lo haré lo mejor que pueda

-Gracias –y con la elegancia que hasta ahora mismo había dudado tener se dirigió hacia la mesa donde la gente depositaba los cheques con las cantidades de donación.  En cuanto fue su turno se acerco a la mesa y relleno y firmo el correspondiente cheque.  Aun no se acostumbraba a poder disponer de tanta cantidad de dinero con una sola firma.  Al entregarlo el hombre miro la cantidad y abrió los ojos sorprendido, tosió para tranquilizarse y asintió guardándolo en el lugar correspondiente.

-¿Y lo siguiente? –Néstor esperaba junto  a la mesa que ella acabara -¿Qué será lo próximo que hagas por la ciudad?

-No lo se –Ella se acerco y le sonrió -¿Me das tiempo para pensarlo?

-Ja –El no pudo evitar reír ¿Aun pensaba que podía hacer mas? -¿Le diste la casa a esa mujer?

-Si –Caliope tomo una copa de una bandeja –Ya le entregue las escrituras

-Y ahora pretendes que el barrio vuelva a ser el de antes –Néstor negó con la cabeza -¿Qué tienes en la cabeza?

-El quien soy ahora no cambia quien fui –Caliope le miro a los ojos -¿Por qué yo tengo derecho a vivir mejor que ellos? ¿Porque llevo el apellido Durtzed? No lo veo justo

-La vida no es justa –La respuesta de el sonó amarga

-Nada es justo en esta vida –ella levanto la copa hacia el –Pero somos nosotros los culpables de la injusticia, la toleramos o la causamos 

-Acaba de llegar usted a Grecia y ya esta cambiando la ciudad –Toni Brestor se paro ante ellos mirándola con una sonrisa y le tomo la mano para besársela –Una vez mas su belleza ilumina la fiesta

-Gracias  ¿Señor? –Caliope se puso nerviosa, ¿Cómo se llamaba? Lo único que recordaba era que Sebastián le pidió que se alejara de el

-Toni Brestor –El sonrió divertido -¿Me permite invitarla a bailar?

-Claro -¿podía negarse? Seria un desplante por su parte ¿no? 

Tomada del brazo de Toni Brestor, Caliope camino hacia la pista, donde unos minutos antes había disfrutado de un baile con Sebastián.  Lo cierto es que el lugar había quedado fantástico, esa pista en mitad del jardin y decorada con guirnaldas y flores blancas y beige le daban un toque muy romántico. 

Pasión GriegaWhere stories live. Discover now