Capítulo I - Nueva York

11.2K 464 38
                                    

Capítulo I – Nueva York


Había pasado tanto tiempo metido en hospitales que ya, por desgracia, los consideraba una segunda casa.

Al principio había sido el accidente de mi padre y ahora a mi madre le habían detectado cáncer de tiroides, algo que era inoperable. La vida no me había sido fácil, pero siempre me gustaba mirar hacia adelante y con esperanza, a pesar de los apuros económicos que pasaba siempre. Todos los tratamientos a los que mis padres se habían visto sometidos habían ido mermando los ahorros de toda una vida, hasta el punto en el que me vi obligado a dejar de estudiar fotografía, mi gran pasión. Sin embargo, no me arrepentía.

—William —escuché que decía la voz de Blake Andersen, el doctor que trataba a mi madre—, deberías ir a casa y descansar.

—Doctor, no quiero dejar sola a mi madre.

—Sabes que si pasara algo te avisaríamos en seguida —dijo por enésima vez.

Lo que él no sabía es que no tenía a donde ir, pues casi no podía subsistir con mis ahorros: lo poco que gané como repartidor, hacía un par de meses, lo usaba para comprar algo de comer. No es que estuviera en la calle, pero se podría decir así si no fuera por la ayuda de Carlo, un amigo que había llegado a Nueva York en busca de aventuras.

—Anda, te invito a un café en la cafetería —me sacó de mi ensoñación.

Caminamos por los largos pasillos del hospital en silencio hasta llegar a una enorme cafetería y, una vez en la zona de bar, me indicó que me sentara junto a una ventana. Poco después aparecía con dos cafés y un plato con algo de bollería.

—Tu madre está respondiendo bien al nuevo tratamiento, por eso te digo que deberías ir a casa a descansar —insistió.

—Doctor Andersen...

—Llámame Blake —corrigió.

—Blake, necesito estar con ella —intenté explicar, sin ser directo, mi situación—. Ella es todo lo que me queda.

—Comprendo que...

De pronto su móvil comenzó a sonar y su tono de voz se volvió más cariñosa, muestra de lo que sentía por su interlocutora. Intentaba pasar desapercibido, fingiendo que no escuchaba la conversación, aunque pude saber que alguien había vuelto a la ciudad y lo estaba esperando.

—Perdona, mi hermana acaba de llegar de Los Ángeles y quiere comer conmigo —explicó con una agradable sonrisa en los labios.

—Se os ve muy unidos —le devolví la sonrisa.

—Sí, ella, junto a mi madre y mis hermanas gemelas, son de lo mejor que hay en mi vida —se levantó de la mesa—. Pero no creas que es fácil verlas... Siempre están de un lado para otro mientras yo estoy aquí.

—Bueno, tú salvas vidas —medio bromeé.

—Y es muy gratificante —admitió—. Mira ahí está.

Dirigí la mirada hacia donde Blake señalaba con el dedo, y vi una hermosa mujer morena con pelo largo, de ojos de un azul intenso, esbelta figura, y una frialdad imponente. No sé qué tenía esa mujer, pero su sola presencia hizo callar a casi toda la cafetería.

—Kelly, iba a bajar a por ti.

—Pero como eres un tardón vengo yo. —Sonrió, rompiendo un poco de su rígida coraza—. ¿Tienes tiempo para salir o le digo a mi chófer que se vaya?

—Puedo salir —aseguró. Después se giró y sus ojos volvieron a caer sobre mí—. ¡Oh! William, te presento a mi hermana Keyla. Hermanita, este es William Knox.

Exclusiva de AmorWhere stories live. Discover now