Capítulo 15: Miedo de hermano

Start from the beginning
                                    

-       ¿Y el partido?

-       Joe está hablando con los peces gordos. – Dice señalando al representante del equipo, que ahora habla por teléfono unos metros mas allá. – Tendrán que cancelarlo, no vamos a jugar con el segundo entrenador que ni tan siquiera se ha dignado a venir. Cabrón. No sé como no le han echado ya.

-       Puf, que movida. – Digo restregándome el pelo.

-       ¿Y tu, que? – Me pregunta Stanley, acercándose junto a By y Terrance.

-       He ido a ver a Alyssa.

-       ¿¡Qué!? – Exclaman Duncan y By.

-       ¿La niña? – Pregunta Stanley.

-       ¿Qué dices? – Terrance. Ken se limita a negar con la cabeza y chistar con la lengua.

-       No hagáis un mundo de esto, ¿de acuerdo? – Le pido.

-       El mundo lo estás haciendo tu. – Dice Kenny. – Parece que no acabas de entender la situación. Pueden echarte a la puta calle si alguien se entera.

-       Nadie se va a enterar. Además, no es como si estuviéramos juntos o algo así. Simplemente...

-       ¿Qué? – Me interrumpe. – ¿Simplemente te la follas? ¿Simplemente os besáis? ¿Simplemente vas a verla en mitad de la noche?

-       Vamos a ver, no tenéis ni puta idea de lo que ha pasado, así que no me rayéis.

-       ¿Pero que hace ella aquí, en Portland? – Pregunta Dun.

-       Su madre vive aquí.

-       ¿Por eso has aceptado venir? ¿Porque ella estaba aquí? – Dice Ken.

-       No, joder, no. – Respondo empezando a cansarme ya de este tema. – Ni siquiera sabia que estaba aquí. Me ha escrito ella y bueno, he ido a verla.

-       ¿Por qué?

-       ¡Porque me ha salido de los huevos! ¡Hostia! Que pesaditos sois. Esta mal, joder. No... no puedo contaros por qué, pero me necesitaba.

-       Tu sabrás. – Dice Ken dándose la vuelta y alejándose.

-       Joder.

-       Vete a hablar con el. – Me dice Duncan. – Estaba muy preocupado porque no respondías.

-       Si solo me ha llamado... – digo mirando mi móvil – ... ocho veces. Mierda.

Voy tras el, que está tomando el aire en la terraza trasera del hotel. Me apoyo en el muro, a su lado, pero no sé qué decir. No sé como empezar esta conversación. Kenny siempre ha estado para mí. Cuando digo siempre, es siempre. En peleas, bajones, depresiones, borracheras, sorpresas, alegrías, días de mierda, problemas familiares... etc. Siempre. Su familia no es muy grande, tan solo son él y su madre. Perdió a su padre hace tres años y no se habla con su hermana desde hace cinco. Ni siquiera conoce a su sobrino. Sé que para él, es como si fuera su hermano, igual que él para mí.

-       ¿Sabes cual es el primer recuerdo que tengo contigo? – Me pregunta sin mirarme.

-       ¿Cuál?

-       El día que hiciste la prueba en la universidad. Tú no me viste, pero yo estaba entrando en mi coche. El entrenador me pidió que le llevara algunas cosas que necesitaba para haceros la prueba a ti y al resto, y cuando me iba, te vi llegando al gimnasio. Ibas hablando solo y parecías asustado. Un chico se acercó a ti y te dijo algo. Tú le pegaste un empujón y no te importó que casi se diera contra un árbol. Pensé: este chico tiene serios problemas. Me prometí a mi mismo que si resultabas seleccionado, te ayudaría.

-       Lo siento, hermano. – Digo mirándole por fin.

-       Steph, solo quiero evitar que pases por lo que ambos sabemos que vas a pasar si sigues así.

-       Escúchame, se que lo haces por mí y que te preocupas. Pero no tienes que hacerlo, de verdad. Sé lo que hago. – Mentira. – Alyssa es una chica... muy especial. Ella no es como el resto.

-       Por eso sé que lo vas a pasar mal.

-       ¿Por qué dices eso?

-       Porque te vas a enamorar.

-       No. Eso no me pasa a mí, no lo olvides. Nunca más.

-       Ya. – Responde con sarcasmo. – Te engañas a ti mismo, no a mí. Pero si es lo que quieres, te apoyaré como siempre he hecho.

-       Gracias. – Digo dándole un abrazo. – Pero no me voy a enamorar. Y menos de ella. Es solo que... no sé, siento la necesidad de protegerla. De... cuidarla.

-       ¿Y dices que no te vas a enamorar? ¿Pero tú te estás escuchando?

-       Sí, me escucho. Sé que puede sonar mal, pero de verdad que no. Lo tengo todo controlado.

-       Lo que tu digas. – Dice con una media sonrisa.

ALYSSA

Me despierto cuando el sol me da de lleno en la cara, a través de las cortinas. Joder, que frío hace. ¿Lo de anoche fue real? ¿Vino Stephen Sinclaire a mi casa, a las dos de la madrugada, me besó – le besaste – y me dijo que no podía estar lejos de mí? Mas o menos. Que fuerte. Esto suena a película o a libro. De esos libros que lees y dices: que típico todo, un profesor con una alumna. Se enamoran, se pelean por estupideces y acaban juntos. Pero, joder, es que me está pasando a mí. ¡A mí! ¿Se lo cuento a mi madre? Mi madre. Joder, no sé de donde voy a sacar la pasta para poder volver a Charlotte.

Después de desayunar y de despedir a mamá cuando se marcha para el trabajo, me meto en el cuarto de baño y abro el grifo para llenar la bañera. Necesito relajarme y desestresarme. Miro la cicatriz en mi espalda y recuerdo que anoche se lo conté todo. Dios, se lo conté todo. Sí, muchacha, sí. Se lo contaste todo. Bocazas. Lo sé. ¿Pero qué mas podía hacer? Además, con él me siento protegida. Te dijo que no le van las cosas serias, no te emociones. Bueno, pero también me dijo que no puede estar lejos de mí y que quiere besarme cada vez que me ve. Tú siempre tan positiva... Y tú tan negativa, joder. Se llama realismo. Se llama dar por el culo. Es más, creo que debería ponerte un nombre para mandarte callar cada vez que me toques las narices. A partir de hoy te llamarás Jenna. ¿Por qué Jenna? ¿Recuerdas ese libro que leímos donde la puta se llamaba así? ¿Tentaciones peligrosas? Ese. Tu eres la que no para de joderme, igual que Jenna jodía a Wendy. No voy a hacer comentarios al respecto. Mejor.

Cuando estoy metida en la bañera, recuerdo la sensación de anoche cuando sentí su erección contra mi vientre. Madre mía, lo que tiene que ser... eso. Con lo alto que es, los brazos que tiene y lo que debe esconder bajo esos pantalones deportivos... Dios.

Debido a la cantidad de jabón que he echado, ha salido muchísima espuma, así que se me ocurre ser un poco traviesa y jugar a las tentaciones. ¿Por qué no? Emm... Cállate.

Eres mi dosisWhere stories live. Discover now