Capítulo 5 (Parte 2/2)

Începe de la început
                                    

Frunce los labios, y entonces se dirige a aquella puerta que siempre pensé era su habitación. Tras entrar, cierra la puerta y yo abro mi bolso con velocidad. Me quito mi remera tan rápido como un rayo y la cambio por una camiseta ancha y cómoda, con unos shorts de algodón. No es para nada un conjunto combinable; una camiseta blanca con letras rojas y un short verde no van muy bien juntos.

Cuando estoy guardando la ropa usada, la puerta vuelve a abrirse y Fénix sale.

Me arroja una manta enrollada en la cara.

-¡Oye!

-Es la más limpia que encontré, no te quejes.

La extiendo y la acomodo de forma que me cubra de pies a pecho. Es bastante suave, en realidad, y el sofá no es tan incómodo. Digo, no tanto como para ser un sofá.

Fénix me mira desde allí, parado, con la cabeza medio inclinada hacia un lado. Esto se siente raro. Extiende una comisura de sus labios para luego convertirla en una sonrisa burlona.

-Bien, pequeña. Duerme bien.

-No me digas así -espeto mientras me acomodo de costado.

-Es que te ves de esa forma -gira sobre sus talones y abre la puerta. Pero, antes de entrar, me mira sobre su hombro y se burla una vez más de mí-. Lo siento, no tengo en mi posesión ningún peluche.

-Que te calles.

Oigo cómo ríe entre dientes, con voz ronca. Después, el crujido de una puerta al cerrarse.

Por Dios. Estoy durmiendo en el departamento de Fénix. Eso sonaría aún peor si no aclarase que lo estoy haciendo en su sofá. Y él está ahí, durmiendo a tan sólo una pared de mí. Me enredo todavía más entre la manta y trato de cerrar los ojos.

Un extraño pitido interrumpe mi intento de sueño. Mi celular. Lo extraigo del bolsillo del bolso, que está a mi lado, y mi humor vuelve a decaer cuando leo las palabras. Un mensaje de mamá.

«Por lo menos dime dónde estarás esta noche.»

Cierro los ojos llevándome los nudillos de una mano a la frente, mientras respiro con fuerza. Después de unos minutos de insufrible silencio, golpeo un almohadón con un puño y tecleo con ferocidad.

«Alejándome. Estaré alejándome. Esta noche, y todas las que vendrán.»

Termino por crear palabras sin sentido y letras al azar hasta que lanzo el teléfono hacia mis pies. «Estaré intentando que no les pase nada malo, hasta que aprenda a manejarlo», pienso. Apoyo con fuerza los nudillos sobre mis ojos y contraigo las piernas.

Trato de serenarme, y entonces vuelvo a tomar mi teléfono celular. Borro todo lo que había escrito sin detenerme a pensar.

Y le miento una vez más.

«Estoy pasando la noche en lo de Ebby.»

Me tomo un tiempo antes de decidirme por oprimir el botón de enviar. Mamá está comportándose de la mejor manera conmigo, mientras yo ni siquiera puedo contener mi enojo. Está confiando en mí, mientras yo le miento.

Agarro el bolso y lo echo con pesadez sobre el suelo, y, con el mismo movimiento, mi teléfono sale volando y choca contra la parte baja de un mueble.

-¡Maldita sea!

Me levanto para ir a buscarlo de mala gana; ¿por qué sigo siendo tan torpe con las cosas? Me siento nuevamente en el sofá y, mientras guardo el celular en el mismo bolsillo de antes, escucho el crujir de una puerta al abrirse.

Miro de soslayo a Fénix, que observa la sala con confusión. Sigue vestido igual que antes, lo que me da a entender que no se ha ido a dormir todavía. Al menos que duerma en jeans, claro...

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum