Capítulo 1: La jugosa propuesta

Start from the beginning
                                    

O mejor dicho: Mantenerla.

La mandé a la mierda mentalmente y decidí que no me quedaría estancada como ella. Tenía un auto propio ganado con mucho sudor y esfuerzo, inteligencia y... la mayoría de edad, así que básicamente podría tomar mis cosas cualquier día de la semana y largarme de casa de una buena vez. Sin embargo, seguía teniendo un corazón bastante blando, así que estaba consciente de que era ella había sido la persona que me crio durante tantos años. No iba a negar que dolía tener que separarme de ella, pero más dolía que ella no apoyara lo que quisiera perseguir.

Sacudí la cabeza y aparqué el auto donde lo creí más apropiado y luego salí, echándome a andar hacia la imponente puerta principal. Y cuando digo imponente, me refiero a que simple vista se veía cara, pesada e invaluable.

Antes de siquiera tener que tocar el timbre, la pesada puerta se abrió lentamente, y un hombre mayor, de unos sesenta y tantos, alto y vestido formal, apareció frente a mí.

La mirada examinadora que tenía en sus celestes ojos me intimidaba.

—Así que usted es Scarlett —me dijo el hombre, haciéndose un lado de la puerta—. Pase, por favor.

Oh, joder, esta casa era mejor por dentro.

Estaba alucinada con los decorados, el ambiente, los colores monocromáticos, todo estaba perfectamente ordenado como si acabases de entrar a una exposición de arte moderno. El techo era alto, muchos cuadros y pinturas, paredes blancas, grises. Con tan solo decir que el recibidor era dos veces más grande que mi sala y mi cocina juntas.

—Puede esperar en la sala mientras busco al señor Patterson —me indicó, el que parecía ser el encargado aquí.

Me acompañó a la dichosa sala y me ofreció asiento en un grande sofá de cuero color crema. Tenía forma circular y estaba adornado con varios cojines de colores vivos. Ni quiero hablar de lo espaciosa que era aquella habitación.

Un movimiento a mi derecha captó mi atención y segundos después, una pequeña cabeza rubia se asomó por una de las puertas, haciéndome soltar un suspiro involuntario ante su hermosa y adorable presencia.

Era un niño de uno cinco o seis años, de alborotado cabello rubio, suave piel blanca y lindos ojos azules, los cuales en ese instante me miraban con suspicacia.

—¿Tú quién eres? —me preguntó con su cautivante vocecita.

Siempre había amado a los niños.

—Hola, pequeño, soy Scarlett, ¿y tú? —me presenté, extendiendo una mano hacia él.

Él la miró por unos segundos.

—Hola, Scarlett, yo soy Evan Patterson —El pequeñín decidió tomar mi mano y sacudirla de arriba abajo.

—Un gusto conocerte, Evan —me reí, divertida—. ¿Qué edad tienes?

—Cinco —respondió, sonriéndome encantadoramente.

—¿Cinco? Pero si pareces ya todo un hombre —bromeé, revolviendo su cabello.

Evan soltó una adorable risa.

—Es que ya soy un hombre grande —me dijo, parándose recto y sacando el pecho.

Me eché a reír. Este niño no podía ser más tierno.

—Evan, ¿no te dije que esperaras en tu habitación? —Los dos dimos un salto y nos volvimos hacia el umbral.

Un hombre bastante alto, guapo, con cabello entre castaño y canas, piel blanca y unos lindos ojos verdes, estaba parado bajo el umbral, con los brazos cruzados.

Your eyes ©Where stories live. Discover now