"Lucas"

39 3 5
                                    

Miriam.

Me quedé de piedra. No podía reaccionar. No podía ser. En serio, ¿por qué tenía que ser mi vida tan difícil? Parecía una telenovela. Justo vino Martina y las chicas, las que se fueron después de despedirse. Yo seguía mirando a la entrada de la cafetería, donde un chico moreno, ojos grises, y alto, me miraba con una sonrisa. Sin pensarlo ni queriendo, una sonrisa se dibujó en mi cara. Pero luego me fui corriendo por la salida de emergencia, ignorandole. Miré hacia atrás y vi a Martina corriendo detrás mío.

- ¡Miriam, Miriam! - llegó a donde yo estaba, respirando entrecortadamente- ¡¿Se puede saber qué coño haces?!

Miré hacia los lados y me fui a un rincón escondido. Me siguió.

- Era él, Martina. - dije con los ojos llenos de lágrimas.

- Hey, tranquila. - dijo abrazándome, cosa que no me tranquilizó, hizo que llorara más. Nos separamos y me hizo mirarla a los ojos - A ver, Miriam. ¿Quién era quién?

Suspiré.

- Lucas.

- ¿Lucas? - dijo, extrañada. - ¿Quién es ese? ¿Era el de la puerta de la cafetería?

- Sí.

- ¿Y quién es?

- Es... - dije, al borde de llorar. - Es que soy tonta, debería haberme acordado...

- Tú no eres tonta. Cuéntame, anda. Seguro que no es para tanto.

Negué con la cabeza.

- Te aseguro que es para mucho. Pero prefiero que quedemos Laura, tú, y yo y os lo cuento, por favor.

- Okay. ¿Y Manu no?

Al recordarle volví a llorar. ¿Cómo puedo ser tan idiota?

- Manu no, por favor...

- Vale, ya, tranquila.

Me abrazó y salimos del rincón, donde me esperaban unos ojos grises, llenos de alegría. Pensé en salir corriendo, pero no serviría para nada.

- Martina, te espero en casa. Ve yendo, porfis. - la supliqué. Ella asintió, y me dio un beso en mi mejilla. Lucas me miró:

- Pequeñaja... te he echado tanto de menos... - dijo, y me abrazó. Lloré en su hombro. Me cogió lq barbilla y me la levantó, para que le mirara. - ¿Qué te pasa?

Sonreí. Siempre iba al grano enseguida.

- Lucas, yo también, pero no puedo dejar esto así...

- ¿Así? ¿Cómo?

- Tú y yo no rompimos, ¿verdad?

- Miriam...

- Dímelo.

- No. Te fuiste sin despedirte, pero yo seguí esperándote con una esperanza de que al final vendrías, pero nada. Así que lo hice yo. Pero somos novios, eso no ha cambiado - dijo, dulcemente. Mis mejillas se volvieron a llenar de lágrimas. Seguía enamorada de él, ¿o no? ¿Y Manu? Joder, joder.

- Lucas, no puedo...

- ¿Por qué?

- Porque... - no le iba a decir que me había olvidado de él, y que además tenía novio. Y tampoco le iba a decir que pensaba que habíamos roto. ¿Cuándo me van a dar el master en rompecorazones?

- ¿Por qué, pequeñaja?

Sonreí. Siempre me llamaba así, porque era muy bajita. O él muy alto, depende desde donde lo mires. Hice la cosa más tonta de mi vida.

- Nada. Claro que seguimos siendo novios- dije, y, sin pensarlo...

Le besé en los labios.

AMAR NO SIEMPRE ES FÁCIL[escribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora