Voy sin maletas, llevaré mi corazón.

Capítulo 3.

ACLARATORIA: Esta historia es 100% de mí autoría, pero para darle un poco más de realismo, quiero que sepan que los personajes estarán hablando totalmente en inglés. Cuando se diga algo en español, lo pondré en cursiva, para que se note la diferencia y la confusión entre los personajes.

Cuando aparezca "~#~", es porque hay un cambio de narrador.

A continuación, el capítulo:

~ O ~

Tercer día en Sydney, Australia.

17 de Diciembre.

-Dayana, volveré en un momento. ¡No tardo!

Lysandre había entrado a mi habitación mientras yo, con la cara aplastada contra la almohada, seguía durmiendo. Sin abrir los ojos, levanté mi pulgar derecho, demostrando que sí había escuchado. Escuché el cerrar de la puerta unos segundos después. ¿Qué hora era? No quería levantarme. Mi cuerpo no reaccionaba. Quedé dormida nuevamente por un rato más.

Sentí como el colchón de la cama bajaba, mientras algo -o alguien- me acariciaba el cabello. Abrí un solo ojo y pestañeé varias veces para acostumbrarme a la luz. Lysandre había regresado. Sus ojos bicolores me detallaban, mientras recorría la longitud de mi cabello entre sus dedos.

-¿Sueles dormir tanto? -me preguntó.

-¿Qué hora es? -aún seguía sin levantarme de la cama.

-Casi mediodía. Salí por una hora y cuando regresé, aún seguías durmiendo.

-¿Saliste por una hora? -pregunté.

Afirmó con la cabeza.

-¿Entonces por qué siento que dormí unos cinco minutos? -finalmente decidí despertarme. Me senté, enredada entre las sábanas. Lysandre sonrió, quitando su mano de mi cabello.

Estaba tan...radiante. Llevaba una camisa blanca que se ajustaba justo donde debía, unos jeans desgastados y botas negras. Yo, en cambio, sentía que mi cabello parecía una escoba.

-Despierta ya, Bella Durmiente.

-En estos momentos te puedo asegurar que me veo como Anna, de "Frozen", recién levantada.

Lysandre dejó escapar una risita.

-Eso demuestra que eres real -acarició uno de mis pómulos y se levantó de la cama- Vamos, levántate. Quiero que me acompañes a hacer algunas cosas. Te esperaré en la sala.

Al salir Lysandre, me estiré tanto como pude y fui al baño. Cepillé mis dientes y tomé una ducha. Al revisar mi bolso, deseé llevar más ropa conmigo. Tomé un pantalón hasta las rodillas, una camisa de tirantes roja y mis zapatos deportivos. Cuando estuve lista, salí a buscar a Lysandre, que preparaba café en la cocina.

-¿Cómo te gusta el café? -me preguntó al verme.

-Oscuro y con azúcar -respondí.

Lysandre sonrió-: Que vivan las coincidencias.

Sirvió café en dos tazas, ofreciéndome una. La tomé con ambas, tomando de a poco el delicioso sabor de la cafeína que tanto extrañaba. Dejamos las tazas sin lavar.

-Comeremos algo en el camino, vámonos -Lysandre tomó mi mano. Ya se sentía como costumbre, aunque solo lo había hecho desde ayer.

Cerró la puerta y nos dirigimos al garaje -el cual no le había prestado atención-.