Gruvia. Una gota de amor en un mar de odio

Capítulo 1 ❅¡Me arrepiento!❅

¿Han pasado cuantos años?

Tres, si, tres años, siete meses, catorce días, reí un poco ante este pensamiento. Cuento los días sin falta justo como tú lo hacías, sólo tenía que contar las horas y los minutos para perder totalmente la cordura, si es que aún tenía un poco. En realidad lo dudaba, desde que tú te fuiste todo signo de razón desapareció de mí, al igual que la felicidad. Pero no puedo culparte, después de todo ¿no fue mi culpa que te fueras?

Sí, todo fue solamente gracias a mi estupidez. Nunca fui bueno para expresar mis sentimientos, al menos no los buenos, las pocas veces que lo logré no dije ni hice lo que realmente quería, te lastimé no sólo con mis palabras, también con mis actos, sé que te herí de la peor forma posible y a pesar de eso estoy seguro de que jamás te pedí perdón y eso fue suficiente para que tú te apartaras de mí. Aún recuerdo con exactitud mis palabras, así como no puedo sacar de mi mente tu mirada, tus lágrimas, tu adiós.

No sé en donde puedas estar, hace mucho tiempo que perdí tu pista y a pesar de que fuiste buscada incluso por el olfato de los dragón Slayer, magia rastreadora, data para localizar tu magia y un sinfín de cosas más, jamás apareciste, a pesar de eso jamás deje de buscarte aun sabiendo que nunca te podría encontrar.

Tú puedes mezclarte con el agua, es decir que tendría que buscar una gota de agua en un inmenso mar.

Incluso sabiendo esto no me puedo rendir, aún debo encontrarte, no me importa que ya no me hables, ya no me mires, ya no me ames, a pesar de todo eso quiero poder verte, quiero que de nuevo estés en el gremio y aunque sea de lejos quiero poder admirar una vez más tu sonrisa.

Quisiera verte una vez más para poder decirte cuanto lo siento. Sé que no servirá de nada y aun así cada día repaso en mi mente las palabras que te diría cuando finalmente te encontrara, pediría tu perdón de rodillas y aunque no soy digno de ese perdón igualmente seguiría pidiéndolo, suplicando. Prefiero sufrir tu rechazo en persona y no seguir soportando el dolor que me invade al recordar todo lo que pase contigo, porque como si fuera una penitencia, como si fuera la cruz que debo cargar cada segundo del día, debo escuchar una y otra vez la forma en que profesabas tu amor y así mismo debo escuchar la forma en que yo lo aparté, la forma en que te saqué de mi vida.

Aun así no puedo quejarme, no tengo ese derecho, no puedo simplemente pedirte que salgas de mi mente, porque aunque duela demasiado, aunque sienta como mi piel se desgarra y como mi pecho se quema, aun así no quiero que salgas de mi mente, porque esas palabras y este dolor son lo único que me queda de ti, son la única prueba de que realmente todo sucedió, de que exististe en mi vida y así mismo desapareciste.

– ¡Gray-sama! ¿Quiere ir con Juvia a una misión? – ¿Juvia? De nuevo apareces en mi mente como cada día después de haberte perdido. Recuerdo ese día, fue cuando hicimos la misión para encontrar ese brazalete de la princesa, al final resultó que el brazalete no era de ella, ni siquiera era la verdadera princesa, la real estaba encerrada en el calabozo. Tú te diste cuanta de todo y salvaste a los prisioneros mientras que yo...solo seguía tus órdenes. Te veías tan decidida, tan segura de ti misma, todo porque querías ayudar a esas personas. Ese fue un gran día.

– ¡Gray-sama! Juvia trajo esto para usted, Juvia lo preparó ella sola. Es la primera que vez que Juvia hace un pastel pero espera que a Gray-sama le guste – nunca olvidaré el sabor de ese pastel, creo que aún me enfermo al recordar haberlo comido. No pude evitar sonreír ante ese recuerdo, tu duraste varios días tratando de prepararlo, yo no iba a comerlo, con sólo verlo te daban nauseas, pero Erza me miró desafiante en aquella ocasión, un aura maligna salió de ella amenazando con matarme si no lo comía completo, no tuve más opción. No pude levantarme de la cama en una semana. Volví a sonreír.