Capítulo 4: Un cliente y la inevitable tormenta.

231 38 1
                                    

Tao caminaba con decisión hacía la puerta trasera del local, ignorando completamente, a la peculiar figura que permanecía recargada a las afueras de café. Intentaba hacer que sus pasos no sonasen sobre la acera pero aún así tenía la impresión de que iba pisando hojas secas. Por lo que cuando sintió la presencia indeseada detrás de él, sabiendo que sus intentos por escabullirse fueron en vano, se detuvo y giró con velocidad notando como cada parte de su cuerpo deseaba impactarle con fuerza los nudillos en la cara a Kris, sin embargo no lo hizo... aun no recibía ninguna agresión pero estaba dispuesto a contestarla.

Estaban separados por 30 centímetros y se sostenían la mirada como dos lobos disputando el territorio. Tao debía alzar un poco la barbilla ya que notó que aquel chico lo sobrepasaba unos cuantos centímetros pero se mantuvo firme. Él sabía que tenía sus razones para estar enojado con Kris, desde que cruzó por primera vez las puertas del café lo había tratado mal a pesar de todo y por eso mismo recibía la misma actitud su parte. 'Le pago con la misma manera' pensaba Tao, mientras contenía sus sentimientos en respiraciones.

Pero ¿Él que le había hecho al chico? Siempre le sirvió bien, corrigió cada pedido, le cumplía caprichos como doble servilleta o llevarle la orden a la mesa. ¿Qué? ¿Qué? Se preguntaba balanceando el peso de su cuerpo de un lado al otro. '¡Suficiente!' Pensó al fin retomando su camino. Hacía frío y no veía ningún razón aceptable para jugar a sostenerse la mirada con él. Recordó lo que le dijo a su padre aquel lunes hace ya unas semanas... "su vida afuera realmente no me incumbe."

Llegó a la puerta e inciertó la llave hasta que el seguro saltó permitiéndole entrar, sin embargo, al abrir la puerta la mano del adversario chocó en esta impidiéndole abrirla. El chico estaba yendo demasiado lejos, Tao giró con violencia y con toda la fuerza que pudo acumular estampó sus manos en el pecho de Kris haciendo que éste terminase con la espalda en el suelo.

-¡¿Qué te ocurre? ¿¡Eh!? ¿Crees que estando afuera no puedo defenderme? El que me hayan ayudado la vez pasada no significa que no tengo la capacidad de dejarte el ojo morado o una costilla rota... –tenía los ojos abiertos y los dientes apretados- ¡Todo este tiempo aguantando tus malas actitudes para que te vayas un mes y pienses que al regresar no me acordaré de ti! ¿Eso es lo que crees? Pues mira engreído las cosas no son así... –las venas se notaban exaltadas y su brazo extendido hacía adelante señalando a Kris, acusándolo. – Allá adentro tengo la obligación de tratarte bien por ser un cliente pero aquí afuera no eres nada... nadie te conoce y... y... –El rubio sabía que tenía más palabras en la boca, se apretujaban para salir sin que pudiera controlarlas, pero luego vio "eso" en los ojos de Kris mientras, sobre sus manos, se había alejado de él y sus palabras que parecían herirlo más que el empujón y la caída. Eso que vio lo notaba diversas veces en los ojos de sus clientes, cuando tenían un mal día, sacaban una mala nota o discutían con seres queridos. Era fácil de adivinar la razón. Siempre que veía tristeza en su mirada les preparaba algo dulce y tibio, algo que los hiciese sentir mejor, al contrario de esta situación en la que dio un golpe en lugar de un calmante.

Tao estaba erguido sobre Kris, como una amenaza inminente mientras que el otro chico por más veces que lo hubiera visto prepotente, estaba en el suelo, casi cubriéndose. Esos ojos tristes y fríos eso... eso hizo que Tao se relajara y que diera la vuelta gruñendo como un perro. Era más de lo que él podía sobrellevar, con coraje entendió que una vez más no había notado los sentimientos a tiempo, no lo pudo hacer sentir mejor ... al contrario, puso su propio sentir encima del de otro. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y con pasos firmes se dio la vuelta hacia el local.

-¡Vete!- le gritó a Kris. Al mismo tiempo abría la puerta del café y se sumergía en el almacén, cerró la puerta y sin pensarlo un segundo más le echó doble llave.

"Mi percepción del tiempo, el reloj y una taza de café"  [Taoris]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora