Evitar no es sinónimo de olvido

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Juré olvidarte porque era lo único que me quedaba. Le grité a mi reflejo que ya no eras nadie, que nunca lo fuiste, que nada nunca fue real entre nosotros, y que debía aprender a dejar algunas cosas en el pasado.

La vida nos separó y entonces me di cuenta de que realmente nunca más volveríamos a hablar como solíamos. Eso probablemente a ti no te importaría y me gustaría poder decir lo mismo de mí.

Le dije a todos que ya no te quería, que tu sonrisa y tu voz ya no me causaban nervios ni sonrisas ni ningún otro tipo de sentimiento.

Nunca fui de las mentiras, pero era lo único que me quedaba.

Me quise convencer. Intenté engañar a mi mente, quise hacerle creer que ya no me importabas, aunque obviamente ella era más lista que yo y siempre terminaba haciéndome ver la realidad; ella sólo me gritó que yo no servía para engañar.

Besé otros labios y le otorgué a otro lo que sentía por ti.

Y entonces te vi en una foto. Con esa sonrisa tan feliz que solías contagiarme, con tu auténtica pose y tu corte de cabello del que antes te avergonzabas. Y sonreí, y tuve que aceptar que jamás te superé.

Sólo guardé nuestros recuerdos en un lugar al que no pudiera llegar fácilmente, durante un tiempo funcionó, pero luego todo estalló y... Ahora sé que a eso no se le puede denominar como olvido.

ToskaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang