Esto Solo Era El Principio

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—¿Yaiko? Pero...—Dijo señalando a Vermouth quien en estos momentos esbozo una sonrisa confiada.

—¿Qué sucede? ¡Responde!—Grito Yaiko.

—Un impostor se está haciendo pasar por ti—Respondió sacando el arma de su chaqueta.

—"Vermouth"—Pensó Yaiko para después girar bruscamente con el coche—¡No la dejéis escapar!

Ambos hombres se enfurecieron por haber sido engañados, fijaron sus miradas en aquella mujer que seguía con su característica sonrisa.

—¿Quién eres en realidad?

—A secret makes a woman, woman...—Respondió para luego dirigirse al hombre que tenía la pistola.

Un primer disparo evitado por la rubia, dio sonido en aquella casa que ahora yacía en llamas, si Vemouth no salía de allí rápido se convertiría en alimento para el fuego.

Tenía claro que hacer, se llevaría a uno de ellos, el que habló con Yaiko seguro que tendría cierta información sobre el próximo movimiento, al otro sin dudarlo se lo cargaría.

—Con que quieres jugar—Se rió aquel hombre.—Pues juguemos

Otro disparo, otro y otro más fueron evitados gracias a la maestría de la rubia, quien corría sin detenerse provocando la ira en uno de ellos. Ante la dificultad de la vista, Vemouth aprovechó para que aquel miembro disparara de nuevo, pero lo que éste no se esperaba era que la rubia fuese a utilizar a su compañero como escudo.

—Maldición—Dijo al ver a su compañero muerto en el suelo—Me las pagarás

De nuevo la apuntó con el arma para comenzar otro tiroteo, para su desgracia ya no le quedaban balas en el arma, sin previo aviso de Vemouth, recibió un fuerte golpe en la nuca para luego caer desmayado.

Al cabo de un rato Yaiko había llegado al lugar pero la casa estaba completamente en llamas. Se dispuso a marcharse ya que las sirenas daban aviso de su llegada.

Al girarse vio que en la reja de la casa de los kudo había un papel pegado, se acercó para saber de que se trataba.

"Nadie toca a mi Ángel, esto es solo el principio"

—Desgraciada—Arrugó el papel entre sus manos para salir de allí a toda prisa.

Mientras tanto en la base, Ran al salir de la sala se fue directa a la habitación para ver a su hijo, quien seguramente a estas horas estaría metido en aquella pequeña biblioteca que le tenía hipnotizado.

Ran conocía el amor que su hijo tenía hacia los libros, algo heredado de su padre quien también sentía una inmensa pasión por la lectura, sobre todo si el misterio estaba de por medio.

Caminaba por los pasillos recordando aquella dolorosa situación con su familia, solo les había contado lo mínimo y todos se pusieron pálidos.

—"Ni siquiera les detallé el tema"—Sonrió melancólicamente.

Llegó al cuarto para abrir y entrar directamente para ver a su pequeño, quien no daba señales de vida en el lugar.

—Takheru ¿Takheru?—Llamo a su hijo sin éxito de respuesta, atravesó otra puerta en la que estaba la pequeña biblioteca dentro de su habitación, pero ni siquiera estaba allí.

Ran cerró los ojos suspirando resignada, pensando en que su pequeño probablemente estaría curioseando por la zona.

—Ese niño—Suspiró la karateka

Mientras tanto en aquella sala, Ryan había decidido quedarse con ellos, conocía a su amiga, supuso que lo más seguro era que quería estar sola o que probablemente se habría ido para ver a Takheru.

Sed de Venganza [Editando] (ShinRan) Where stories live. Discover now