Un Doloroso Reencuentro

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—No puedo creer lo que estoy oyendo—El detective se puso pálido—. ¿Estás seguro de lo que dices Hattori?

—Pues claro, idiota ¿Cómo eres capaz de preguntarme si estoy seguro? Todo lo que te digo es la absoluta verdad—el moreno suspiró al cabo de un corto silencio—. Y kudo—lo llamó, enseriándose más aún— después de haber visto a Mouri ayer, puedo asegurarte de que no le ha pasado nada bueno, sobre todo por su nueva actitud. Era fría, como el hielo.

—Me esta costando muchísimo asimilar toda esta información—Hattori sintió pena por su amigo—. No puedo creer que no  me haya percatado de todo esto.

Heiji suspiró.  

—Si no hubiera sido por Mouri, yo no estaría contándote todo esto—dijo el detective del Oeste—. En cualquier caso, mañana será el día en el que se pondrán todas las cartas sobre la mesa, lo único que nos queda, es esperar.»

—¡¿Pero qué es este lugar?! ¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué hago aquí?!—los gritos del sobresaltado Kogoro, hicieron que Shinichi saliera de sus pensamientos.

—¿Pero qué le pasa?—Heiji se despertó enfadado ante los gritos del detective durmiente.

—¡¿Qué estoy haciendo aquí?!—Mouri seguía alterado, confundiendo a todos los presentes.

—¿Acaso no sabe nada Mouri?—preguntó Yusaku mientras se colocaba las gafas.

—Yo estaba en un restaurante con mi mujer, por eso no entiendo qué hago aquí—Kogoro se puso una mano en la barbilla, intentado recordar lo sucedido—. Aunque, recuerdo que después de comer algo me había entrado un sueño infernal...No me acuerdo de nada más.

Todos suspiraron de agotamiento, habían creído que Mouri estaba descansando tranquilamente porque se había tomado a la ligera lo que estaba sucediendo, pero la realidad era que no había recuperado la conciencia, hasta ahora.

«Vaya, todo el mundo acaba haciendo dormir a este hombre».Pensó Heiji con los ojos entrecerrados.

Luego, el detective del Oeste posó la mirada sobre Shinichi, quien al parecer se encontraba al margen de lo que estaba sucediendo a su alrededor, tenía el rostro en dirección a una esquina, y eso le dio a pensar que seguramente estaría pensando en Ran y en todo lo que le había contado ayer.

  «No lo debes estar pasando nada bien, Kudo». Pensó el moreno, poniéndose en el lugar del ojiazul.


                                                                                            ♤

Ryan a petición de la violácea, había colocado una mesa dentro de la sala para luego colocar algo de comida con la cual podrían desayunar los familiares de la joven cuando llegaran. El rubio sabía que no era nada fácil lo que estaba viviendo la karateca, con lo cual a pesar de que aquellas personas no fuesen sus familiares, haría todo lo que pudiera ser posible para que las cosas no salieran de su equilibrio. Era una situación complicada, así que estaría de apoyo en todos los momentos posibles por y para Ran.

—¿Qué haces, James?—preguntó Vermouth irrumpiendo en la sala.

—Preparar la mesa para cuando estén aquí los demás—él detuvo su acción para responder a la rubia—. ¿Y tú?

—Voy a salir de...Digamos que a patrullar—dijo Vermouth con su característica sonrisa.

—Que mujer tan servicial—halagó Ryan, volviendo en su labor.

Sed de Venganza [Editando] (ShinRan) Where stories live. Discover now