Naruto rememoró aquellos días en los que sólo sabía discutir con Sasuke, momentos en los que no creía que fuera un gran amigo, no conscientemente; momentos en los que Sakura sólo defendía a Sasuke y golpeaba a Naruto, momentos en los que eran el equipo siete. Recordaba bien esos días en los que se burlaba del cabello de Sasuke y éste se cruzaba de brazos, quizá de acuerdo en que la parte de su cuerpo que menos controlaba era su cabello. Recordaba bien cómo Sakura le gritaba cada vez que Naruto le proponía una cita. Recordaba cómo los miraba Kakashi, indiferente ante sus problemas tan ridículos e infantiles. Recordaba una y cada una de sus misiones como el equipo siete, recordaba cada error cometido y cada triunfo. ¡Por todos los cielos! Incluso recordaba cada molesto maullido de un gato al que debían atrapar.

Y con esas imágenes en la cabeza, Naruto abrió la puerta del despacho del sexto hokage. Tal y como lo había imaginado, Sakura y Sasuke habían cambiado considerablemente. Si bien Sakura no era mucho más alta, Sasuke ya se había convertido en un hombre de gran altura y proporción. No se podía comparar con el delgado jovencito en la guarida de Orochimaru ni, mucho menos, con el casi escuálido niño de doce años que ingresó al equipo siete. Para la gracia de Naruto, el "magnifico" cuerpo de Sasuke se cubría con ese patético poncho del que tanto le habló Sakura; además de llevar algunos artículos dignos de un gitano. Sakura, de pie a su lado, tenía el cabello a media espalda, adornado por pequeñas cuentas de colores y su banda de Konoha como diadema. Su menudo cuerpo también vestía un poncho, aunque, a diferencia del de Sasuke, éste era de un color rosa pálido. Ambos tenían la pinta de forasteros.

Ante todo pronóstico, el primero que miró a Naruto fue Sasuke. Se giró sobre sus talones al escuchar la respiración agitada de su mejor amigo. Al mismo tiempo en el que Naruto esbozaba una enorme sonrisa, Sasuke daba un paso atrás, preparándose para el ataque del jinchuriki. Claro que se alegraba de verlo, pero no era de la clase de personas que gustan de los abrazos, por lo que no permitiría que ese chico le pusiera una mano encima.

No obstante, justo cuando Naruto se dirigía a Sasuke, Sakura intervino abrazando a Naruto como si su vida dependiese de ello. Naruto, asombrado por el gesto, estrechó la espalda de su amiga mientras se ruborizaba un poco.

- Te extrañé tanto... - sollozó Sakura al soltarlo. Sonrió.

- Sakura-chan... - respondió él, anonadado. - ¡Yo también, 'ttebayo! - exclamó cuando recuperó el aplomo. - ¡Los extrañé a ambos!

- Veo que alguien te lo dijo. - musitó Tsunade a un lado del escritorio de Kakashi.

- En realidad, me extrañaba que él no estuviera aquí apenas Sasuke pisó la aldea. - contestó Kakashi disfrutando en su interior por el emotivo reencuentro.

- ¡Sasuke-teme! ¡Dame un abrazo! - dijo Naruto extendiendo sus brazos frente a Sasuke, quien volvió a dar un paso hacia atrás con el entrecejo fruncido. - ¡Anda!

- No... ¡No me abraces, me das asco! - respondió Sasuke al sentir cómo un clon de sombra lo abrazaba por la espalda. - ¡Suéltame, dobe! - exigió dándole una patada al falso Naruto.

Sakura rió, pero Naruto pronto se enfrascó en una tonta discusión con Sasuke acerca de su insensibilidad. Kakashi simplemente los miró, no intervendría, mientras no fueran una amenaza para Konoha, no debería hacerlo. Lo admitía, también adoraba ver a esos dos discutir. Tsunade, algo enojada porque ni siquiera se hubiera percatado de su presencia, rechistó los dientes y golpeó el escritorio con el puño cerrado. El resultado fue inmediato. Tanto Sasuke como Naruto pegaron un leve salto y Sakura se cuadró como si de un soldado frente a su capitán se tratara. Shizune, detrás de la silla de Kakashi, sonrió tras recordar esos días en los que Naruto sacaba a Tsunade de sus casillas porque insistía en ir él solo a buscar a Sasuke.

Nuestro camino (Shortfic SasuSaku)Where stories live. Discover now