ERRORES DEL CORAZÓN

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*Pronombres femeninos para Grell.




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Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos.

Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente... Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.


-Esa una reverenda estupidez- dijo William sin volear a ver a Grell. La pelirroja tenía una revista en las manos.

-Pero William, la leyenda del hilo rojo es real, nosotros somos el vivo ejemplo, dos amantes destinados a encontrarse una y otra vez, vida tras vida sin importar nada hasta que al fin logren consumar su amor.

-Honestamente. Coincidir nuevamente contigo en otra vida sería un castigo- William selló el último informe y lo guardó en un cajón para posterior mente salir de su oficina. Grell frunció el ceño algo ofendido. La pelirroja sabía que entre ellos dos había una conexión especial, no entendía porque este se mostraba tan renuente.

-Cuando la gente no está destinada a estar juntos, no importa cuanto forzes las cosas, todo acabará mal - dijo entre dientes el moro.

-Will, salgamos esta noche. Eric, Ronald y yo iremos por unos tragos. Será divertido- dijo la pelirroja entusiasta.

-Imposible, tengo trabajo pendiente y tú también Grell Sutcliff, no creo inteligente de tu parte salir a emborracharte- esa noche Grell no salió, ni la siguiente, siempre que había planes y Will no se uniera Grell permanecería a su lado.

Tratando de ganar terreno en su corazón aunque siempre fueron intentos en vano. A lo único que Grell se haría acreedor sería a gritos, insultos y malos tratos.


...

-Pero yo te amo Will- lloró Grell en un intento desesperado.

-Yo no, ¿cómo podría yo amar a una cosa como tú?, desadaptado, incompetente. Todas mis horas extra son gracias a ti. Puedo esperar toda mi vida y tú nunca progresaras- la lista era larga y es que William era un ser sin sentimientos pero no era su culpa, desde que tiene uso de razón la vida ha sido cruel.

-Yo siempre te voy a esperar- murmuró Sutcliff.


...


Pero mientras el corazón espera ser correspondido, el cuerpo tiene necesidades. Tras ser rechazado nuevamente Grell consideró apropiado ahogar sus penas en alcohol y quizá con suerte conocer a alguien con quien pasar un buen rato.

LA SOLEDAD DE LAS FLORES CARMESÍ (GRELLIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora