Pareja Destinada (Chanbaek/Baekyeol)

Capítulo único

El primer momento más importante en la vida de un alfa llega a los cinco años. A esa edad, es llevado ante el chamán para que prediga quién será su pareja destinada, aunque si el chamán es incapaz de dar una profecía, significaría que el alfa es libre de emparejarse con quien quiera. El segundo llega veinte años más tarde, cuando dicha pareja debe celebrar la ceremonia de emparejamiento ante el mismo chamán que predijo la unión para aseverar que realmente el destino los ha unido.

Chanyeol recordaba perfectamente su primera visita al chamán el día que cumplió cinco años. La casa era oscura y olía a cerrado, aunque por lo demás parecía limpia y no mucho más distinta de la del propio Chanyeol. El cuartito donde se lo llevó para predecir su pareja, sin embargo, sí que daba miedo. El recuerdo de extraños aparatos colgados del techo y de tarros de contenido dudoso aún hacía que un escalofrío le recorriera la espalda.

Su ceremonia, al contrario que las de sus otros amigos, duró muy poco. Basándose en las experiencias de Yifan y Jongdae que le habían contado, ellos estuvieron un buen rato a solas con el chamán antes de que se pronunciara sobre un nombre. Chanyeol apenas sí estuvo cinco minutos, cinco horribles minutos en los que no dejó de abrazar contra sí su hurón de peluche (él quería uno de verdad pero sus padres se habían negado hasta que no fuera más mayor), rezando por poder elegir su propia pareja y no la que el destino quisiera, y cuando salió, el chamán en vez de darles un nombre, simplemente anunció que su pareja era el primer cachorro del jefe del clan vecino, los Byun.

Desde aquel día, no era raro que fuera a visitar a los Byun. Tenían dos mellizos; un chico, Baekhyun, y una chica, Hyunah, ambos de la edad de Chanyeol. Tras hablar ambos padres y jefes de clan, llegaron a la conclusión de que el chamán debía referirse a la hija ya que ella había sido la primera en nacer de los dos y las parejas del mismo sexo no eran algo común entre lobos, y así llegaron a un acuerdo. En veinte años, sus clanes se unirían.

Chanyeol iba todas las tardes a visitar a su futura esposa, pero ésta estaba más interesada en muñecas, vestidos y en jugar con sus amigas, por lo que Chanyeol acababa inevitablemente jugando con Baekhyun.

A Chanyeol le gustaba Baekhyun. Era fácil hablar con él, era divertido y no parecía importarle que Chanyeol usara gafas o que tuviera un hurón de peluche, cosa que era objeto de burlas de alfas de cursos superiores en el colegio.

Con el paso del tiempo, Chanyeol tuvo que dejar de ir tan asiduamente a visitar a su futura esposa y a quien se había convertido en su mejor amigo. Los estudios primero, y el trabajo después, junto con sus deberes en la manada, hacían que estuviera demasiado ocupado como para perder el tiempo todas las tardes.

No dejó de ver a Baekhyun, quien además de ser su mejor amigo, estudió con él hasta la universidad, ni a Hyunah, con la que aún quedaba una tarde a la semana para hablar y ponerse al día. Tanto Chanyeol como ella sabían que aquello no iba a funcionar, pero era lo que debía hacerse. Si hubieran podido elegir, Chanyeol sabía que Hyunah tenía su mirada puesta en uno de los alfas encargados de las misiones fuera del clan, Yifan. Y Chanyeol, bueno, Chanyeol tenía puesta su mirada un poco más cerca.

Para nadie que conociera a Chanyeol era un secreto que estaba enamorado del hijo de los Byun. No era sólo que fuera su mejor amigo, eran las miradas, los gestos, los delicados toques escondidos bajo chistes malos y tardes de películas y videojuegos. Todo el ser de Chanyeol gritaba que quería a Baekhyun para sí, y todo el mundo, incluída Hyunah, lo sabía. Bueno, todo el mundo excepto Baekhyun.

Chanyeol aún no se explicaba por qué demonios el chico bajito era tan obtuso. Ni siquiera los padres de ambos eran tan inconscientes como para no darse cuenta de los sentimientos que albergaba el alto por Baekhyun, aunque jamás se atreviera a decirlo en voz alta. La única vez que intentó sacarle el tema a su padre, éste lo cortó diciéndole que la palabra del chamán había de ser cumplida, aunque Chanyeol creyó ver compasión en los ojos de su padre cuando se lo dijo.