— ¡Por el amor de Dios, Bess!, ¡por supuesto que lo conozco!, ¡el tipo te ha acosado todo el maldito año escolar!, ¿te sientes bien?


El pánico se arraiga en mi sistema, de pronto. Mis manos tiemblan. No puedo respirar. No puedo pensar con claridad. Estoy a punto de sufrir un colapso nervioso y ni siquiera soy capaz de moverme de donde estoy. Todo esto es una completa locura. ¿Cómo es que dice que el tipo me ha acosado durante todo el ciclo si apenas lo vi por primera vez en mi vida hace unos días?

"¡Me estoy volviendo loca!, ¡me estoy volviendo loca!, ¡me estoy volviendo loca!..." Mi mente grita con frenesí.

Necesito una respuesta a todas las preguntas que se arremolinan en mi interior; tengo que irme de aquí. Está a punto de darme un ataque de asma. Debo ir a casa. Necesito tranquilizarme. Necesito...

— ¿Bess?, ¿qué estás haciendo? —La voz de Emily me saca de mis cavilaciones. Su expresión preocupada hace que mi ansiedad crezca.

—N-Necesito ir a casa —jadeo.

— ¿Te encuentras bien?, ¿necesitas tu inhalador?, ¿lo traes contigo? —Habla con cautela y cuidado. Suena como si estuviese hablando con una loca.

"¡NO. ESTOY. LOCA!"

—S-Si —tartamudeo.

Tanteo en los bolsillos de mis vaqueros, hasta que encuentro el pequeño aparato. Me lo llevo a la boca y presiono el botón para inhalar una bocanada de medicamentos. El alivio es inmediato, y eso ayuda a que mis nervios alterados se relajen un poco.


— ¿Qué pasa?, ¿te encuentras bien?, ¿quieres ir a la enfermería? —La voz de Ems es terciopelo en mis oídos, pero el miedo no se va.

— ¡No! —Me apresuro a decir—, estoy bien. Yo sólo... —niego con la cabeza—. No sé qué me ocurre, Ems. Lo siento.

Ella no parece muy convencida con mi declaración, así que trato de regalarle una sonrisa; sin embargo, estoy segura de que luce más como una mueca.

—Bess... —suena dudosa.

— ¡Estoy bien! —La interrumpo y me obligo a esbozar una sonrisa aún más grande que la anterior—. De verdad, Ems. Estoy bien.

Mi amiga asiente, pero sé que puede intuir que algo me ocurre.


Nos abrimos paso hacia la cafetería. Emily no deja de parlotear durante todo el trayecto, pero apenas puedo escuchar lo que dice. Estoy tan asustada y tan confundida, que no puedo concentrarme en nada.

Estamos sentadas la una frente a la otra en una solitaria mesa de la atiborrada cafetería, pero apenas puedo seguir el hilo de la conversación. Ella, sin embargo, ni siquiera parece percatarse de que trabajo en piloto automático mientras mi mente revoluciona a mil por hora. Trato de encontrar una explicación lógica a lo que ocurre, pero nada viene a mí.

—No vas a dejarme plantada, ¿verdad? —La pregunta me saca de mis cavilaciones.

— ¿Perdón? —Me obligo a hablar.

Emily rueda los ojos al cielo y dice—: Hablo acerca de mañana —parece notar la confusión en mi rostro, ya que me mira con exasperación—. ¡Bess!, ¡mañana!, ¡la fiesta de mañana en casa de Phil!, ¿recuerdas?

"Oh, mierda..."

— ¿Es mañana? —Sueno más quejumbrosa de lo que pretendo, pero realmente no tengo deseos de ir.

DEMON © ¡A la venta en librerías!Where stories live. Discover now