Gaara no tenía mucho que contar al respecto, desde que habían sacado al Bijuu de su interior no había tenido más tratos con Akatsuki, se podría decir que habían dejado a su pueblo en paz, una desgracia volver con las manos vacías pero eso ya estaba fuera de su alcance.

—Si sigo con buen ritmo llegare mañana. —murmuró para si misma al tiempo que ataba su largo cabello con una cinta en un moño alto, el cuello y las mejillas despejadas fueron un gran alivio pero debía admitir que aún tenía calor. Girando la mirada a ambos lados notó que se encontraba sola y tuvo que soltar una ahogada risita ante su paranoia, la verdad es que no le gustaba mucho mostrar su cuerpo en público, era ¿cómo decirlo?, ¿exuberante?, una vez cuando entrenaba en el dojo de su clan había escuchado a uno de los ancianos decir:

—"Si Hinata-sama sigue cosechando un cuerpo como ese podrá desarrollarse fácilmente en el arte de las kunoichis". —Y ese simple enunciado basto para que se horrorizara por completo para el resto de su vida.

Ella era una ninja dedicada y entrenaba lo más fuerte posible para ser mejor cada día, pero eso de la seducción que usaban las mujeres ninja no se le daba para nada, por Dios, si se desmayaba por tener cerca a Naruto ¿cómo podrían llegar a imaginarse que sedujera a un extraño? y por esa razón escondía su cuerpo, algo le decía que Tenten hacía lo mismo pero era demasiado tímida como para preguntarle, en ese aspecto había cambiado muy poco.

Pero en fin, estaba sola, ni Kiba, ni Shino, ni otra chica, ni siquiera Akamaru, no tenía por qué esconder nada, con un gesto de profundo alivio se sacó la chaqueta y se la amarró a la cintura, sus senos se habían vuelto muy grandes y se encontraban apretados en la camiseta negra de malla que llevaba abajo, lastima que fuera negra... el sol le daba con mayor fuerza...

0o0o0o0o0o0o0o0o

Itachi probó de parpadear e intentar enfocar lo que tenía adelante, podía ver manchas borrosas, algunos trazos difusos, la cabeza le daba vueltas, se sentía mareado. Cerró nuevamente los ojos y tomó aire, forzar a su vista no le traería nada bueno, no le había traído nada bueno los últimos dos meses.

Seguir vivo después de haberse esforzado tanto para que lo mataran resultaba irónico, ni todos sus elaborados planes, ni su capacidad de actuación, ni siquiera unirse a Akatsuki, nada había funcionado para que terminara sus días a manos de su hermano menor... Sasuke, como había crecido...

Tanteando a su alrededor soltó un suspiro, descubrir después de una semana tirado envuelto en su propio genjutsu que seguía con vida había sido una fea voltereta del destino, se suponía que Sasuke lo mataría, se suponía que su hermano después de finalizada su venganza volvería a Konoha, se suponía que él moriría feliz... pero nada de eso había sucedido.

¡Maldito fuera Obito Uchiha por meter las narices donde no lo llamaban!, ahora Sasuke sabía la verdad, ahora él en lugar del asesino de su clan era el mártir, nada podía salir peor... y a eso se le agregaba estar ciego. Y no solo porque le faltara ese necesario sentido, no, Uchiha Itachi era completamente capaz de ir por la vida sin ver aunque fuera una vida más bien triste.

Lo en verdad terrible de ese asunto es que ahora tenía que enmendar su error, no había podido matar a Sasuke cuando era pequeño, era su hermanito menor, ¿cómo hacerlo?, pero ahora el mismo niño estaba totalmente empeñado en acabar con Konoha y eso no lo podía pasar por alto, porque Konoha era su aldea, era su vida, había dado todo lo que tenía por ella, no dejaría que Sasuke destruyera su sueño... así fuera su hermano.

Pero un hombre ciego, así fuera el más fuerte, no podía hacer mucho contra un aventajado portador del Sharingan, Sasuke se había vuelto tan poderoso que incluso había podido aprisionar a Orochimaru, no podía tomarlo a juego. Tenía que recuperar la visión, esconderse de Akatsuki y convencer a su hermano de su locura... si es que podía hacerlo con palabras.

Rojo y PerlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora