Un Secreto de Amor

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.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- Adrien

Por primera vez Adrien no se sentía tan mal por perder una mañana de los Domingo familiar. Casi siempre los domingos los tenía reservadas para convivir un rato con su padre, pero eso se había pospuesto por hoy, pues la firma de su padre tendría una mega conferencia de prensa hoy, lo cual desocupada un par de horas para que el chico visitara a Marinette.

La mente del chico rubio estaba por las nubes mientras pensaba en lo muy afortunado y ciego que había sido. Marinette y Ladybug siempre habían estado ahí para él, dándole fuerzas y recibiéndolo con una gran sonrisa. Las cosas entre ellos habían ido mejorando desde el día que él se había quedado a "estudiar" con ella y eso le daba ánimos para seguir adelante y luchar por ella, a su manera. El coche se detuvo frente a la tienda de los Cheng y el chico descendió del vehículo y respiro hondo. Los nervios querían regresar a él mientras recordaba lo que había pasado la tarde del día anterior como Chat Noir, pero la dulce fragancia de pan recién hecho logro distraer sus nervios. Era verdad lo que decían, no había nada más placentero que llegar a esa tienda en la mañana y oler las delicias que se estaban preparando... pero al abrir la puerta Adrien descubrió un placer aún mejor. Desde el mostrador, unos ojos azul cielo le dieron la bienvenida. –"bienvenido a la Panadería, en que puedo ayudarle... Oh Adrien! B-buenos días"- dijo la chica con su hermosa voz mientras un rubor se formaba en sus mejillas. Era ese rubor el que causaba ahora los desvelos del chico rubio y le hacía sonreír con alegría.

-"¡hola Marinette!, ¿dormiste bien?"- pregunto el chico y al instante se dio cuenta de su error, le había preguntado si había dormido bien en lugar de como estaba, algo usual con personas que se ven a diario, pero en este4 caso Marinette no era consiente que ellos se veían diario como Ladybug Y Chat Noir. –"eh, quiero decir, ¿cómo estas hoy?"- corrigió el chico sintiéndose algo tonto por el error. Para su sorpresa Marinette no parecía notar su error y le sonreía de una manera tan dulce que le hacía olvidar guardar apariencias.

-"Dormí muy bien, gracias. Y me encuentro muy bien"- Dijo la chica dulcemente, pero antes e que lograra continuar con su plática los dos chicos fueron interrumpidos por el padre de la oji-azul. –"Yo no diría que bien, en verdad no logro entender cómo te tropezaste en la mañana para lastimarte tanto la pierna".- comento el señor Dupain mientras llevaba una bandeja de pastelillos al mostrador. –"¡papá!, ya te dije que me tropecé con los colores que deje en el suelo la noche anterior"- argumento la chica poniéndose algo colorada por la escena.

-"pero eso no es posible"- Adrien comento sin poder detenerse, él había checado el cuarto antes de salir para asegurarse que no hubiera nada que la pudiera lastimar anoche. Las palabras ya estaban en el aire cuando el chico noto que tanto la pelinegra como su padre lo veían. Se había equivocado de nuevo. –"lo mismo digo yo, eso parece más a que te caíste de las escaleras de nuevo Marinette."- El padre de Marinette comento causando que su hija se ocultara detrás de sus palmas, ocultando su sonrojo. Era una escena tan extrañamente linda que causo que Adrien se sintiera en confianza. Con que así era una mañana típica en una familia unida, era algo que el jamás había vivido hasta el momento, y se lo debía todo a la hermosa chica que evitaba su mirada por el momento.

- "En fin, buenos días joven Agrestre, ¿en qué le podemos ayudar en esta dulce mañana?."- El padre de Marinette pregunto, haciendo que Adrien se diera cuenta que no tenía ninguna explicación o justificación para su presencia ahí. Había ido a ver a Marinette porque estaba preocupado por ella desde que la regreso a s casa la tarde anterior, además le había dado su palabra de regresar a verla, pero no podía decirle eso a nadie, ni siquiera a Marinette. ¿Por qué nunca pensaba las cosas bien antes de hacerlas? –"ah... este... me gustaría hacer un pedido"- Mintió el chico y sonrió algo nervioso, sus ojos escanearon la panadería hasta que se detuvieron en unos pastelillos de chocolate que parecían muy ricos. –"me gustaría pedir cinco pastelillos de esos.... Y unos 4 de aquellos rojos"- dijo el chico señalando unos muffins en forma de mariquita que había en la repisa superior.

Los secretos de Paris (Miraculous Ladybug fan fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora