Simplemente él se acercó a mi y nos volvimos a besar. Pude darme cuenta que cuando nos besábamos todo lo demás era irrelevante, desaparecía.

El beso se intensificaba mas cuando los problemas llegaron.

Los mareos volvieron a aparecer y unas ganas de vomitar se apoderaron de mí.

-Zac-Dije casi balbuceando.

En seguida notó lo que me sucedía y me bajó de su regazo, donde había subido segundos antes, sentándome a su lado. Abrió rápidamente la ventana y el aire ingresó al auto. Todavía no quería expulsar lo que había en mi estómago aunque seguía un poco mareada.

-Lo siento-Recosté mi cabeza hacia atrás.

-Esta bien, yo sufrí lo mismo muchas veces, e incluso cosas peores.

Era demasiado vergonzoso encontrarme de esta manera frente a Zac.

-Será mejor que te lleve de regreso a la fiesta antes que Sienna piense que te violé o algo parecido.

-No es mala idea-Dije en un inaudible susurro olvidando que el estaba a mi lado.

-¿Qué?-Dijo Zac riendo.

Abrí los ojos como platos-Eh...Que es buena idea que regresemos. Pero ¿Podrías llevarme a mi casa? No me siento muy bien.

-Sienna me pidió que te llevara a la fiesta.

-Sienna no es mi madre-Grité.

Aunque si se tratara de mi madre tampoco le haría caso porque claro ¡NO TENGO UNA!

-Yo le avisaré que iré a casa-Traté de parecer mas calmada.

Asintió con la cabeza y me ayudo a recostarme en el asiento del acompañante.

*

-Jade, ya llegamos-La voz de Zac me despertó.

El viaje no había sido largo pero fue suficiente para que me quedara dormida.

Me acomodé en el lugar y todavía estaba un poco mareada. Sentía como si estuvieran serruchando mi cabeza.

Giré para ver a Zac y su mirada estaba en mis piernas descubiertas y eso me incomodó un poco.

-Gracias por traerme, y siento haber arruinado tu noche-Hablé de repente.

El sonrió y se abalanzó sobre mi para darme un beso que duro algunos segundos. Su enormes manos cerraban delicadamente mi rostro y la suavidad de sus besos me encantaba, era como si no quisiera lastimarme o romperme.

Nos alejamos unos centímetros y mis labios formaron una sonrisa.

Abrí la puerta del auto y me baje retirando mi pie izquierdo primero haciendo que me estrellara de cara al piso.

¡Mierda!

Rápidamente lleve mis manos a mi boca verificando que todos mis dientes estén en su lugar y por suerte lo estaban. No quería tener ninguna especie de ventana cuando sonriera.

-¡Jade!-Escuché el grito de Zac.

Unos segundos después sentí sus manos en mi cintura que me ayudaron a ponerme de pie.

-Creo que me caí-Dije una vez que mis pies tocaban el suelo.

Zac rió con una risa ronca.

-¿Estas bien, Jade?

Claro, simplemente acabo de perder toda mi dignidad cayéndome enfrente del chico que me gusta, pero todo esta bien. Y además de que me duele todo mi cuerpo.

-Si-Mentí.

Saqué una llave de mi bolsillo alejándome de el, traté de caminar derecho para no caerme y Dios escuchó mis pedidos ya que llegue sana y salva a la puerta de mi casa.

Intenté de embocar la llave en la cerradura por unos minutos cuando la voz de Zac resonó en mis oídos:

-Yo te ayudo.

Me quitó la llave de la mano y como si fuera su casa, la abrió en un instante. Hizo un ademan con su mano para que yo ingresara primera y luego cerró la puerta detrás de mi adentrándose a la casa. Caminé hasta la escalera y la mire por unos segundos mientras mi cabeza daba vueltas.

Perfecto ahora voy a tener que convocar a todos los Dioses del mundo para que me ayuden a subir la maldita escalera.

Como si hubiera leído mis pensamientos, Zac me alzó en sus brazos.

-No es necesario que...

-No tengo ganas de ir a un hospital-Me interrumpió.

-Pero, peso.

-Eso es mentira-Rió mientras me miraba a los ojos-Además no es la primera vez que estamos en esta posición.

Busqué en mis recuerdos y recordé aquella noche que me quede dormida en su casa.

Sin decir una palabra subimos hasta mi habitación y me recostó en mi suave cama. Me metí en las sabanas frías de color celeste y me tapé hasta los hombros.

-Adiós, hermosa-Escuché la voz de Zac mientras se acercaba a la puerta de mi habitación.

¡No! No te vayas.

-Es tan triste dormir sola un día tan frío como este-Realmente me estaba aprovechando de la situación.

Miré a Zac esperando que haga algo pero él simplemente me dedicó una sonrisa y apagó la luz dejando la habitación oscura.

-Adiós-Fue lo ultimo que dijo.

Me voltee resignada y unos segundos después sentí la cama hundirse ante el peso de una persona.

¡No te mueras! ¡No te mueras! ¡No te mueras!

Sonreí mientras lo sentía acercarse a mí y abrazarme por la espalda. Me giré hacia él y me abrazó aun mas. Olfateé su hermoso aroma y cerré los ojos.

-Buenas noches, Jade-Y con el roce de su beso sobre mi frente, el sueño se apoderó de mi.



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