3: Viveme ~ Neymar Jr

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Una gran pesadez recorría todo mi cuerpo. Estaba incómoda y muy exhausta, bastante. Se podía notar en la forma en la que me quejaba y en la forma en que mi cuerpo se movía con letargo.

Abrí mis ojos lentamente. Mi primera reacción fue mirar a mi alrededor y de la misma manera darme cuenta de que no estaba en mi cama, ni en mi casa.

Me removí un poco y en cuánto mi vista se acostumbró a la luz que entraba por la ventanilla, volteé mi cara hacia el lado contrario recordando ya por fin, que hacía aquí media sentada y recostada al respaldar de un asiento durmiendo.

Me asomé por la ventana logrando captar una enorme ciudad que por la lejanía con la que me encontraba, no podía distinguir.

Dios por poco y lo había olvidado.

Estaba con mis pies en el aire sobre un avión rumbo a un lugar que ni yo misma sabía. Así era, ni yo misma sabía a que destino se dirigía el medio en el que me encontraba subida.

Me levanté y estirándome un poco, caminé con dirección al baño que poseía el Jet privado.

—¡Por fin bella durmiente! —El causante de que yo estuviera aquí, habló a un costado mío.

Restregando aún mis ojos, lo observé.

—Ney, ¿Dónde estamos? —Miré el plato que traía en la mano y le robé una de las galletas con queso que contenía.

—En un avión. —Rió levemente y se sentó.

—Idiota. —Rodé mis ojos y proseguí mi camino al baño.

Ahí satisfice una de mis necesidades básicas para luego arreglar mi cabello en una cola y acomodar la falda corta de mi vestido. Retoqué ligeramente mi maquillaje y salí al fin, del baño para devolverme a mi asiento.

Antes, me detuve frente al lugar de viaje en el que mi amigo se encontraba sentado mirando su celular.

—Ya dime... ¿Donde estamos? —Me senté a su lado y volví a robarle otra galleta.

—Pues, ¿Qué te puedo decir? Estamos en el aire, no estamos en ningún lado. —Me miró y guardó su teléfono.

Se movió y recostó su cabeza en mis piernas.

—Bueno entonces al menos dime, ¿En dónde vamos a aterrizar? —Insistí mientras acariciaba su cabello.

—Ahhh es una sorpresa cariño. Pero te va a gustar mucho. —Colocó sus manos sobre su estómago y cerró los ojos.

Vaya comodidad.

Pero me encanta verte así.

—Ney por favor. —Froté sus mejillas con desesperación.— Va, ni siquiera sé cuánto llevamos en éste avión. Es decir, ¿Quién te entiende? Debería de acusarte por secuestro. Tan sólo hace unas horas acabábamos de arribar a Madrid y de ahí me hiciste subir a éste avión sin siquiera decirme a dónde iríamos. Ésto es algo que no cualquiera podría aguantar.

—Y según tú, ¿Aguantar qué? Dormiste desde que acomodaste tu enorme trasero en ese asiento. —Rió.

—Baboso. —Golpeé cuidadosamente su cabeza.— Pero igual, hoy no hemos estado ni media hora en tierra. ¿No suena aterrador?

—No, suena a vida de ricachona. Pero si te quieres bajar, yo tengo un paracaídas allá atrás.

Reí.

—Que tonto que eres. —Expresé aún con una risilla.

Levantó su brazo para mirar su reloj y enseguida levantarse.

One Shots Futbolistas © Where stories live. Discover now