Me topé cara a cara con uno de los que salía en las fotos

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Estaba tan nerviosa que no me di cuenta de que me bajé en la misma parada que él y empecé a seguirle.A pesar de que habíamos cruzado miradas y él no parecía haberme reconocido, le seguí con cautela. Si se daba cuenta de que le seguía, probablemente se esfumarían mis posibilidades de descubrir alguna pista.

Cuatro calles después entró en un edificio. Cuando me aseguré de que ya no estaba en el rellano, me acerqué al portal. No pude fijarme en el piso al que había llamado.Mientras dudaba si llamar a todos los pisos a la vez por si alguien me abría o me marchaba a casa, sonó una voz en el interfono:

—Hola Bri, ya puedes pasar, te estábamos esperado. Es el sexto.

El susto me paralizó durante unos segundos antes de empujar la puerta. Subí al ascensor sin saber si aquello iba a ser lo último que haría. Al llegar al sexto piso vi que una de las puertas estaba entreabierta. Supuse que ahí era donde me esperaban. Al entrar me envolvió la oscuridad. No oía nada. No veía nada.

—¿Hola? —dije con timidez.

En ese momento se encendieron las luces y decenas de personas gritaron como si celebrasen un gol.

—¡¡SORPRESAAA!!.

Cuando mis ojos volvieron a enfocarse no podía creer lo que veía. Delante de mí estaban todas las personas que habían venido apareciendo en mi Instagram las últimas semanas. Pero esa sala insípida no se parecía en nada a los lugares que solían compartir en las fotos.

Uno de ellos tomó la voz cantante. Llevaba una bata blanca.

en nombre de todos quiero decirte que estamos encantados de haber formado parte de tu vida este último mes. Esperamos que te haya gustado la experiencia —dijo con voz de doblador de anuncios—, ahora te damos un paseo por las oficinas y te explicamos cómo funciona todo, pero, antes, un aplauso para la persona que lo ha hecho todo posible....

Mientras intentaba entender qué estaba pasando, vi a emma entrando por la puerta con una botella de champán.

Intentó a abrazarme pero le aparté con rabia.

—¿Qué es esto? ¿Una imitación de The Game o qué? ¿Qué está pasando? —le dije con voz ahogada.

—¿Qué? ¿A que mola ser tan popular en las redes? —me dijo sonriendo.

Sentí como la rabia se apoderó de mi.

Me derrumbé en el suelo.

—No puedes hacerme esto... no puedes... —dije sollozando— no puedes hacerme creer que tengo otra vida y luego quitármela de este modo. Miró al hombre de la bata blanca.

—Pero Britanie, esto es exactamente lo que te había hecho tu adicción a Internet —dijo el hombre intentando sonar balsámico—. Y es por esto por lo que tendrás que quedarte aquí con nosotros un tiempo.Ahora llevo dos semanas encerrado y todavía me queda una para salir.

Todo aquello había sido parte de una terapia experimental para tratar la adicción a Internet.

Nada tiene sentido para mi...




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