Pulso enviar y cierro la página.
Dejo la Mac a un lado cuando ya está apagada y suspiro.

Son las dos de la tarde y no eh comido nada. Mi estómago suena del hambre y decido llamar a Kendall para salir a comer.
-Ken- digo cuando responde.
-Mmm- murmura y se que la acabo de despertar.
-Levanta tu trasero de la cama y vístete- le ordeno.
Ella suspira al otro lado del teléfono.
-En treinta minutos paso por tu casa.
Cuelgo el teléfono sin darle tiempo a que reclame y me levanto de golpe del sofá. Tengo que darme una ducha y vestirme.
-Iremos a comer. ¿Vienes?- le pregunto a Robert.
Asiente y yo me retiro a mi habitación.

¤

Kendall vive en un Penthouse en mitad de los Ángeles, a tan sólo veinte minutos de casa.
Estaciono mi hermoso coche delante del edificio y la llamo por el manos libres.
-Estoy abajo- digo cuando responde al tercer llamado.
Cuelga sin decir nada.
Dos que tres paparazzi me esperaban fuera de casa después del drama de esta mañana.
Y no han dejado de seguirnos en coches. Esta comenzando a molestarme.
Nisiquiera mi amistad con las Kardashian provocaron esto. No quiero que mi paz sea interrumpida ahora por tener como amigo a Bieber.
Kendall ya está acostumbrada a eso y cuando sale más de diez fotógrafos que la esperan fuera de su casa las 24 horas comienzan a tomarle fotos.
Se abre paso rápidamente de la multitud y sube al coche.
-Te odio- dice una vez cerrada la puerta y me mira por el retrovisor.
Echo a reír y pongo el coche en marcha.
-Si ya sabes como soy para que juegas conmigo- respondo. Ella suspira. Levanta los hombros en derrota a mi sabio comentario y busca algo en su teléfono.
-K, danos tu sabia opinión acerca del drama en Twitter que a generado Hails y tu queridísimo amigo- habla Robert y Kendall sonríe.
-Será así por algunos días, luego pasará la tormenta- responde. Y tiene que ser así por que ella ya lo a vivido.
-Lo que no entiendo es por que tuvo que escribir eso en Twitter- digo.
Kendall se quita las gafas y me mira arqueando una ceja.
Ok, eso es una señal de batalla.
-No puso nada malo, es alguien que felicita a alguien más- responde -aparte me pareció muy bonito.
-Kendall Jenner Kardashian- digo con tono ofensivo -¿lo estas defendiendo por encima de mi?- me llevo la mano al corazón dándole más dramatismo.
Kendall se echa a reír un segundo y después vuelve a ponerse sería. Es imposible ganar algo contra ella.
-Si, lo defiendo- responde -por que no hizo nada malo.
Niego riendo mientras tecleo la dirección del restaurante favorito de Robert en Maps.
-No! No! No!- me sobresalta Kendall sin dejarme terminar de escribir.
Nos detenemos en un semáforo en rojo y regreso a mirarla confusa.
-Vamos a Versalles- dice y me da su teléfono con la dirección del restaurante ya ubicada.
Robert la mira con cara de pocos amigos y ella se lo gana con un tierno beso en la mejilla.
Sigo por las calles que me muestra el GPS y en diez minutos hemos llegado.
Versalles es un bonito restaurante Italiano. Mi padre me trajo una vez.
-Hay bastantes fotógrafos fuera- dice Kendall - estacionate ahí - señala un sitio libre un poco más arriba -y esperemos a que Adrián venga con un ticket de parking.
Hago lo que me dice y Adrián, el guardaespaldas de Kendall, aparece justo cuando apagó el motor.
Salimos del auto y una manada de fotógrafos se nos avalanchan con sus cámaras y miles de preguntas.
Camino en el espacio que nos dejan sin decir nada y tranquilamente como siempre he actuado. Entramos rápidamente al restaurante.
-¿Por que hay tantos?- pregunta Robert una vez dentro del cálido local.
Kendall sonríe y busca algo con la mirada y junto a ella encuentro la respuesta a la pregunta de Robert.
Sentado en una mesa redonda al final del restaurante están Justin, Maejor y dos chicos más.
-Gracias por avisarme de que venía a echar más leña al fuego- reclamo hacia Kendall que me ignora totalmente y va hacia sus amigos.
No estoy molesta, pero podría haberme avisado.
Camino tras ella hasta llegar a la mesa.
Justin mira a Kendall con una sonrisa que luego me corresponde a mi.

Lleva puesta una camiseta blanca y una gorra gris que esconde su cabello rubio.
Se levanta y saluda a Kendall con un beso en la mejilla. Kendall se mueve para saludar a Maejor que está al otro lado de la mesa y deja a Justin justo delante de mi.
-Hailey- susurra y se acerca a mi rostro para besar mi mejilla. Me adelanto para ser yo quien besa su rostro. Sonríe y yo también lo hago.
-Hola, Justin -digo después y voy a saludar a Maejor dejando a Robert con esos intensos ojos avellana.
Maejor tan agradable como siempre rodea mi cuerpo con sus largos brazos.
-¿Qué tal está mañana?- pregunta Maejor.
Lo debe de preguntar por que estuvieron en el espectáculo de los shots y vieron mi estado máximo de ebriedad.
Lo miro con un rostro neutro.
-No me lo recuerdes.
Echa a reír.
-Tengo que felicitarte, nunca había visto a una chica beberse tantos shots- comenta Maejor.
-No creo que sea algo de admirar, pero gracias- respondo.
Regreso a mirar a Robert que se a tomado asiento y se a adentrado en una interesante conversación con Justin.
Maejor me presenta a los dos chicos que están con ellos, ya que Kendall si los conoce.
Son Nick y Patrick.
Me siento al lado de Kendall y un camarero viene enseguida a tomarnos la orden.
Kendall pide fettuccini con filete de pollo y Robert lasaña.
-Una pizza personal mediterránea, ensalada de cesar con pollo y un té de limón frio-por favor.
Todos me miran como si fuera un bicho raro.
-¿Nunca han visto a una chica con hambre?- pregunto ofendida.
-A una chica si -responde Maejor -pero no a una modelo.
Me quito las gafas para mirarlo a los ojos.
-Quítate de la mente esa idea de que las modelos sólo comemos una vez al día. Existe algo que se llama gimnasio. Consiste en alimentarse bien y quemar las calorías que sobran haciendo ejercicio- respondo en tono serio pero lo obsequió un guiño al final para que no se sienta tan mal.
Justin y Nick ríen y Maejor mira su teléfono sin decir nada.
-Y así queridos amigos, es como Hailey acaba con los hombres- comenta Robert y todos menos Maejor reímos.
-En realidad Hailey es de las que comen muchísimo y no engordan- comenta Kendall. Suspiro -es por eso que apoya tanto esa teoría.
-Debes de ser la envidia de todas las modelos- comenta Nick.
Le regaló una bonita sonrisa por el agradable comentario.
-No, esa es Kendall- respondo.
Kendall sonríe y toma un sorbo de su bebida.
-¿Para quien trabajas?- pregunta Nick más que interesado.
-Ahora mismo para Vogue- respondo.
Le sonrió y no dejo de hacerlo. Es un chico muy lindo, de ojos grandes y cabello oscuro.
-¿Y tu a que te dedicas?- le pregunto interesada.
-Soy coreógrafo y bailarín- responde.
Interesante.
-¿Y tu?- le pregunto curiosa a Patrick.
-Soy su guardaespaldas- responde mirando a Justin.
Justin regresa su mirada a él y le sonríe.
-Entonces tu eres el que se lleva todo lo malo de la historia cuando van por la calle- comento y Patrick rie.
-No es tan malo- responde.
-Claro que no- digo sarcasticamente -a todos nos gusta tener a mil fotógrafos encima.
-¿Qué te has comido hoy, Hailey? ¿Una víbora?- pregunta Justin.
Todos se quedan fríos esperando mi respuesta.
-Aún no como nada. Sólo desayune un millón de insultos y otra ronda de fotógrafos en mi casa- respondo mirándolo fijamente.
Él tampoco aparta la mirada.
¿Es una lucha, Bieber?
-Puedes aguantar un día entero con unos tacones de quince centímetros pero ¿no puedes aguantar que un poco de chicas te ataquen?- dispara.
Lo miro con un poco más de violencia. No te metas conmigo.
-Basta ya- Kendall nos frena con una voz más alta de lo normal.
Justin y yo seguimos en la lucha de miradas por unos segundos hasta que él la aparta y mira a Kendall.
El camarero llega con dos camareros más y todos nuestros platos.
La chica que trae los platos de Robert y Justin se toma un poco más de tiempo colocando el de Justin. No hace más que rozar su cuerpo con el de él en cada momento, cuando se retira lo mira con una sonrisa que podría encender a cualquiera. Pero para su mala suerte, Justin sólo tiene ojos para su teléfono.

Comemos en paz, disfrutando de ese cálido y agradable momento con algunos comentarios y varios chistes.
Cuando todos tenemos los platos vacios comienza otra conversación.
-¿Y para quien trabajas?- pregunto interesada en Nick.
-Soy el coreógrafo de Justin- responde. No puede ser.
Justin nota mi reacción y se echa a reír. Sólo yo me doy cuenta de que la risa es por mi, ya que sigue enganchado en su teléfono.
-Opino que la persona que primero use su teléfono a partir de ahora, paga la cuenta- propongo dejando mi teléfono en el centro de la mesa.
-Trato echo- responden Nick y Maejor haciendo lo mismo que yo.
Y así hacemos todos, incluido Justin que me mira algo enfadado.
Kendall le pregunta algo a Justin y comienzan una conversación a la cual todos prestan atención.
Todos menos yo, miro hacia el otro lado del restaurante justo donde está la entrada, varios fotógrafos siguen esperando la salida de Justin, y a ellos se han aumentado algunas chicas, que gritan su nombre como si su vida dependiera de ello.
Regreso a mirarlo a él, buscando un rastro de infelicidad en sus ojos. Pero no lo encuentro, tiene un brillo en ellos tan bonito que me hacen saber que es completamente feliz y justo en ese preciso momento lo envidio.
Sus ojos caminan de arriba abajo mientras habla con Kendall, tiene un perfil delicado y perfilado, un poco de barba cubre su mandíbula dándole un toque más mayor, pero cuando miras su sonrisa te das cuenta de que aún es un niño.
-¿Cuántos años tienes, Justin?- pregunto.
Detiene su conversación y posa sus ojos en mi.
Sonríe y baja la mirada.
-21- responde.
Lo que yo decía, un niño.
-Claro, y tu tienes 50 años, Baldwin- me reclama mi subconsciente.
Sigue su conversación con Kendall pero la vuelve a detener por que de su teléfono sale el sonido de una campana, anunciando un mensaje nuevo.
Cuando esto pasa, la pantalla de su teléfono se enciende dejando a mi vista la foto que tiene de fondo de pantalla, es la espalda de una chica con cabellera oscura y un tatuaje un poco más arriba de la cintura. Creo saber de quien se trata.
Se da cuenta de mi intriga por la foto y sonríe.
-Esta te gustará más- dice poniendo su dedo en el círculo del teléfono para desbloquearlo.
El teléfono se desbloquea y cambia de pantalla mostrando otra foto como protector, es de ayer, salimos Kendall, Kylie, Maejor, Justin y yo, tenemos como fondo la pared blanca de mi salón y cada uno posamos de forma distinta.
Que raro, ¿por qué tener esa foto de fondo?
Sonrió por mi curiosidad y él me sonríe.
¿Qué escondes tras esos bonitos ojos, Bieber?
-Has usado el teléfono, te toca pagar la cuenta- le informo guiñando un ojo y él no deja de sonreír negando con la cabeza.

© 《Acostúmbrate It ©Where stories live. Discover now