Capitulo 39 "Tú lo sabías?"

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En eso mi móvil sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien se trataba.

– Hola – respondí de lo más normal.

– Vaya, hasta que me contestas, Ori, me tenías con el alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.

– No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.

– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu teléfono, me tenías sumamente preocupado.

– Julián, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.

– Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien Oriana, por favor.

– Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte… por cierto, ya compré la webcam.

– Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?

– Pero, Julián, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir.

– No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario.

– Sigo pensando que estás loco.

– Claro que lo estoy, pero por ti.

– ¿De verdad?

– ¿Y por qué lo dudas?, si no estuviera loco por ti no te escribiría todos los días ni estaría ahora a punto de regresar a Estados Unidos sólo para asegurarme que estás bien, debes tenerme confianza, corazón.

– Lo sé – respondí con un suspiro.

– ¿En serio estás bien Oriana?

– Sí, anda, ya ve a cenar, no es necesario que vengas.

– Está bien, entonces nos vemos a esa hora, ¿sí?

– Vale, hasta entonces.

– Cuídate mucho corazón, por favor, te mando muchos besos.

– Yo también, adiós.

Llegué a casa y cené mientras veía la televisión, no me quise cambiar de ropa porque vería a Julián por la webcam, lo cual me tenía nerviosa. La conecté y verifiqué que sirviera, me tomé una foto y la puse en el Messenger. A las diez en punto él se conectó y de inmediato me escribió hola y me mandó la invitación para la video llamada, sonreí y la acepté.

– Hola mi preciosa ¿cómo estás? – preguntó en cuanto nos vimos.

– Bien, ¿y tú? – respondí saludándolo con la mano.

– Feliz de verte, aunque me gustaría más estar contigo.

– ¿En serio no tienes sueño?

– No, por supuesto que no, tú me lo quitas, me haces falta, ¿ya te lo había dicho?

– Sí, en cada correo electrónico que me escribes – respondí y puse mi mano en la pantalla del notebook y él hizo lo mismo – ¿qué es lo que más extrañas de mí?

– ¿Por dónde empezar?, tu sonrisa, tus ojos, el aroma de tu cabello, tus besos, tus caricias, tu sensualidad, el calor de tu cuerpo, tus manos en mi espalda, tu respiración errática, tu forma de perder el control – se quedó en silencio y una sonrisa traviesa escapó de sus labios – ¿qué tal si jugamos un poquito Oriana?

Grande Tentación - OrianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora