Capítulo 5 - ¿Zorro o Pomerano?

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― Por un momento creí que tenía algún hechizo para hacerlo funcionar. 

Porque a pesar de todas las excentricidades aparentes, la mujer también era una excelente bruja y eso hacía que Valentina pudiese hablarle de casi cualquier cosa. 

Sus poderes básicamente se concentraban en la cloroquinesis, controlando, creando o animando la vida vegetal. Aunque Dorothea siempre disfrutaba ver el crecimiento normal y en más de una ocasión no los usaba. 

― Así era ―le dijo, haciéndole señas con una mano para que la siguiera al balcón. Allí, una pequeña mesa de metal con dos sillas color naranja resaltaba entre múltiples flores ornamentales, destacándose rosas rojas, lirios blancos, espireas del Japón azules, violáceas y campanillas amarillas. Ambas ocuparon un asiento y Dorothea comenzó a servir el té mientras continuaba con su historia― Pero la semana pasada subió el cobrador, ya sabes, ese amargo hombre para que le diera el pago de la renta.

» Yo simplemente lo olvidé entre una cosa y otra. Mientras buscaba el dinero el hombre pasó al departamento y después de alarmarse con toda mi colección vegetal, se fijó en mi hechizo de riego que tenía por todas partes. 

― ¿Qué hizo luego? ―la pelinegra se encontraba asombrada, que descubrieran a una bruja nunca era una buena señal.

― Le borré la memoria por supuesto. ―comentó alzando una ceja mientras soltaba una pequeña risita― Si hubieses estado aquí Valentina sin dudas habrías escuchado el alarido que armó.

― No lo dudo ―de solo imaginarse al hombre regordete y calvo que poseía una sola ceja al estilo Frida Kahlo, automáticamente a Valentina se le dibujó una sonrisa en los labios.

― Este pay está delicioso ―comentó probando un trozo mientras le indicaba que comiera ella también― Te quedó excelente, deberías dedicarte a la repostería. 

― Gracias, probablemente lo haga ―«si pierdo mi trabajo en las próximas semanas», se dijo; perdiéndose a sí misma con la vista clavada en unos colibríes que acaban de llegar y bebían de las campanillas dando aleteos rápidos y erráticos.  

Dorothea pareció leerle la mente y rápidamente preguntó― Y cuéntame ¿cómo le va a la nueva fotógrafa de 30 Seconds to Mars? 

― No muy bien debo decir ―hizo una mueca, dejando la taza de nuevo sobre la mesa― Ayer exploté unas fotografías que me mandaron a organizar, ni siquiera sabía que eso se podía hacer con la telequinesis. 

La señora sonrió, brindándole una mirada enternecedora. 

― Es completamente normal, cuando comencé a usar mis poderes hice que una trepadora se comiera la casa de mi madre. ―comentó con ensoñación, riéndose al recordarlo― Nos tuvimos que mudar después de ello. 

― Pero has logrado controlar tu poderes. ―indicó frustrada. 

― Eventualmente, lo hice. Tu problema es que no practicas y cuando lo haces, eliges los peores momentos. La magia está en todo Valentina, desde que abrimos los ojos al iniciar el día, hasta que los cerramos nuevamente al acostarnos. Incluso mientras dormimos realizamos magia sin darnos cuenta.

No tenía sentido contradecirle porque tenía razón, y Valentina lo sabía.

― Creo que estoy tratando de encajar en este mundo ¿sabe? Mire a toda esa gente, todos esos humanos que viven sus vidas sin magia y hacen cosas maravillosas. ¿Por qué a mí me cuesta tanto eso? 

― Porque eres impaciente. Esperas que todo se haga rápido como estabas acostumbrada en Ónix, aquí por el contrario, las cosas se dan con más calma. Pero debes recordar una cosa que es muy importante, ser bruja no es algo que puedes olvidar metido en un cajón, y cuando menos lo esperes deberás retomar la magia. 

AntebelluM - 30 Seconds to MarsWhere stories live. Discover now