Capítulo 23.

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Me senté de nuevo en el sofá. Nam y J-Hope seguían allí. Jimin cogió el mando para cambiar de canal de la televisión. Ninguno le estábamos haciendo caso, pero igualmente así escuchaba algo que no fuera “se la empalmas que da gusto

—Me está empezando a doler.—Me susurró Jimin en el oído.—Y demasiado.

—¿El qué?—Le miré.—¿La cabeza?

—No, no exactamente.—Suspiró.

—Yo no puedo hacer nada Jimin.

—¿Cómo que no? Eres la única que puede hacerlo.

—Métesela a J-Hope, a mi que me cuentas, yo estoy enfadada.

—Eh, eh, eh.—Dijo J-Hope moviendo su mano de manera exagerada.—Por mi culo no entra ni dios.

—Que no seas enterado.

—No habléis delante nuestra.—Agregó Nam.—Que soy tontos.

—Lo necesito de verdad.—Volvió a murmurarme Jimin.

—Vete a masturbarse.

—No es lo mismo ostia.—Vuelve a meterse Nam.

—Vete arriba a darle placer a tu amante, que a nosotros no nos importa.—Gritó J-Hope.

—Por favor.—Comentó Jimin entredientes.

—Joder.—Susurré irritada. Me levanté y me quité la chaqueta.—Vamos.

—¿De verdad?—Preguntó con entusiasmo.

—Suban el volumen.—Sentencié. Cogí la mano de Jimin y subí a su habitación.

Cerró la puerta con llave y tiró de mi hasta tocar con mi espalda la mesa. Empezó a besarme con ímpetu. Como si no hubiera un mañana. Me subió a la mesa y pegó su miembro más a mi.

—Dios, va a explotar.—Susurré refiriéndome a su entrepierna.

—Lo sé.—Buscó por todos lados un preservativo. Me miró.—No tengo... ¿Y si lo hacemos por detrás?

—¡Los cojones entra tu polla por mi culo!

—¿Y que hacemos?

—Espera.—Abrí la puerta y corrí hasta el salón.

J-Hope abrió su cartera y saco un condón.—Me lo suponía.

—Gracias.—Grité mientras volvía a la habitación.

Cerró de nuevo con el flechillo de la puerta y me llevó hacia la mesa otra vez. Bajo mis pantalones junto con mis bragas  y tiró de mi hasta estar en el bordillo.

—¿Qué haces?—Pregunté.

—Cállate y gime para mi.

Se puso de rodillas al suelo y empezó a besar mi muslo derecho. Oh dios mío. Pasó su lengua hasta llegar a mi vagina. Dejó un pequeño beso encima de ella y antes de empezar me miró perversamente. Aferró sus manos en mi cintura y comenzó a lambiar mi clítorix sin piedad. Levanté mis brazos y los apoyé en el mueble que estaba encima de mi cabeza que eran para los libros. Intentaba no gemir muy alto, pero salían sin parar.

—Más alto.

—Jimin nos pueden... escuchar.—Volví a gemir.

—Me importa una mierda.—Gruñó.

Volvió a pasar la lengua por todo mi clítorix. Mi cuerpo se ergía al sentir pequeños calambrazos por todo mi cuerpo. Deslizó sus manos por dentro de mi camisa y sujetador y apretó mis pechos. Coloqué mis manos por encima de las suyas. Al llegar el clímax apoyé mi espalda en la pared con respiración pesada.

—¿Quieres que repita?—Sonrió con maldad.

Tiré de su blusa hasta tener su cara a centímetros de mi.—Quiero que me folles ya.

Bajé sus pantalones al igual que los calzoncillos. Cogió el preservativo y se lo puso en su miembro. Tiró de mis piernas e introdujo su virilidad dentro de mi de una embestida. Empezó a moverse con rapidez. Colocó una de sus manos en la pared al lado de mi cabeza y con la otra sujetaba mi pierna.

Besó mis labios. Se separó unos centímetros de mi mientras gemiamos mirándonos. Se mordió el labio y cada vez lo hacía mas rápido y más brusco rebotando el mueble contra la pared. Moría de placer con el. Unió nuestras lenguas en una batalla. Fue a mi cuello para besarlo. Levantó mi blusa para hacer lo mismo sobre mis pechos.

—_______.—Gimió en mi oído.

—Dios mío... Jimin.—Casi grité al llegar al orgasmo.

Se acercó a mis labios y con respiración pesada me besó. Sacó poco a poco su miembro de mi. Pasó su dedo por mi clítorix y después se lo metió en la boca.

—Follas que da gusto.—Susurró.

Cogí aire con bastante dificultad.—Tú también.

Se subió las pantalones después de quitarse el preservativo. Cogí mi ropa e hice lo mismo.

Fui a salir cuando tiró de mi. Agarró de mi cintura y me besó por última vez mordiendo mi labio inferior.—Ahora si puedes salir.

Bajamos al salón y vi a J-Hope y a Nam mirando a dos puntos fijos. Me extrañé.—¿Qué pasa?

—¡Nada!—Gritó J-Hope.

Jimin miró a cada una de sus entrepiernas, estaban empalmadas.—¿A qué jode bastante?

—Que asco joder.—Me tapé los ojos.

—Normal, los gritos de esta mujer.—Suspiró Nam.—A cualquiera se le sube.

—¿Ves?—Miré a Jimin.—Sabía que no deberíamos hacerlo.

—Pues me sintió de puta madre.—Jimin se sentó en el sofá.

—¡Ya! ¡A ti, será!—J-Hope se señaló su paquete.

—Se la levanto a todos.—Murmuré.

—Pues si.—Se quejó Nam.—A ver si se baja de una puta vez.

—Dios que polvo más largo.—J-Hope se tapó la cara.—Y pensé que no acabaría. Mi pobre pene tiene que estar desalado.

—Cállense ya jodidos guarros.

—A ti no te importa por que él ya te dio de todo se veía en tus gritos.—Agregó Nam.

—Por que lo necesitaba.—Dijo Jimin.

—¡Pues ahora nosotros también!—Gruñó J-Hope.

—¡Ah, no!—Me abrazó Jimin.—Ella es mía.

—¡Que es mi mejor amiga! ¡So guarro!—Gritó de nuevo J-Hope.

—No, por si acaso.—Contestó Jimin.

Me reí.—Dios que vergüenza.

—Vergüenza la nuestra.—Murmuró J-Hope inquieto.

—Lo bueno es que no está del todo levantada.—Dijo Nam.

—¿Lo bueno?—Se quejó J-Hope.

—Si te calienta esta como con Jimin no se te baja hasta follarte a alguna.

—¡Nam!—Le grité.

—Es que en verdad tiene razón.—Me murmuró Jimin.

—No ayudas una mierda Park Jimin.—Dije entredientes.

—Lo siento.—Besó mi mejilla.

Malditos sentimientos.-Jimin, Suga y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora