Capítulo 1.-

48 3 0
                                    

Me levanto de muy mala gana al escuchar la alarma. Tendré que cambiar de tono; voy a acabar odiándolo.

Me dirijo al baño y me miro al espejo, tengo unas ojeras de mil demonios. Maldita Hanna; ¿Por qué me habré tenido que quedar despierta hasta las tres de la mañana? Juro que me las pagarás guarra. Como pueden comprobar, adoro a mi mejor amiga; una rubia loca de unos ojos increíblemente verdes llamada Hanna Parker Loison. Nuestras madres son muy amigas desde que iban a la universidad; así que hemos nacido juntas, y para mi es como mi hermana. 

Me lavo la cara quitando las odiosas legañas de mis ojos. Nada mas terminar, me hecho el corrector para quitar esas manchas que siempre tengo en mi cara, me aplico corrector de ojos para quitar las ojeras, y me hecho un poco de rimel para resaltar el color de mis ojos. 

Nada más terminar, me dirijo a mi cuarto y abro el armario; y ahora la pregunta del millón, ¿Qué me pongo?. No me quiero demorar demasiado así que cojo una camisa blanca, y por encima un jersey fino, unos jeans rotos por las rodillas y por último mis adoradas Adidas. Me miro al espejo y asiento, me gusta como me veo. Y para finalizar mi pelo, mi odioso y largo cabello. No es que no me guste; al contrario, me encanta, pero todas las mañanas tengo que tener una batalla con él. A parte, el gran inconveniente es que lo tengo ondulado y largo hasta la cadera. Peino y peino hasta que al final esta a mi gusto. Soy morena y con unos ojos azules intensos. 

Una vez arreglada, bajo abajo a desayunar; nada mas entrar en la cocina está mi madre; Winter y mi padrastro; Richard. 

-Buenos días Summer.- me saluda mi padrastro con un beso en la mejilla. Le sonrío. Miro a mi madre y ella me abraza.

-Que amorosa de par de mañana...Richard, ¿Que le has hecho?.- mi madre me golpea en el hombro mientras que Richard alza las manos en modo "Yo no he hecho nada". Nos reímos los tres. 

-Cariño, Summer tiene razón. ¿Por qué tan amorosa?.- Mi padrastro le rodea la cintura por detrás y le da un beso en el cuello. 

-Oye, ¿Es qué ahora no puedo expresar mi amor a mi familia?.- dijo haciendo un puchero, Richard la besó. 

Me preparé mi desayuno, que consistía en un zumo Bi-Frutas y un delicioso y crujiente croiisant. Me siento y me pongo a devorar mi desayuno. 

-Madre mía, aún sigo sin entender como mantienes ese cuerpo de modelo después de devorarte todas las mañanas un croiisant.- dice Richard negando con la cabeza, le miro y me encojo de hombros.

-Será la genética...-miro a mi madre y esta me da un beso en la mejilla. 

-Me ha tocado la lotería con vosotras dos, ya lo puedo chillar al los cuatro vientos.- vemos que se levanta y abre la puerta de la terraza de la cocina.- SEÑORAS Y SEÑORES; NO COMPREN MÁS LOTERÍA PORQUE A MI ME HA TOCADO LOS DOS PREMIOS MÁS BONITOS QUE HAYAN PODIDO EXISTIR.- miro a mi madre incrédula y ella esta con la misma cara que yo; al segundo nos empezamos a reir. 

-Anda cielo, entra en casa que nos van a llamar la atención los vecinos.

-Oh venga Winter, si sabes que tengo razón.- se que es un nombre un tanto extraño, pero a mis abuelos siempre les gustó la época más fría del año y por eso, ese nombre. 

Oímos bajar a alguien por las escaleras, y por la puerta entra mi hermano Rubén. 

-Hombre, pero si el bello durmiente ya ha despertado de su dulce sueño.- el me puso una mala cara y yo reí. 

-Anda callate enana.- me revolvió el pelo. 

-¡¡Idiota!! Ya sabes que no me gusta que me hagas eso.- dije fingiendo enojo, él simplemente rió. 

-Basta ya chicos, parecéis unos críos de 5 años.- dijo mi padrastro Richard. 

-Habló, el que está todo el día pegado a nuestra madre.- Richard se puso rojo y agachó la cabeza. 

-Muy buena esa Hermanito.- dije riendo.- ui pero si el niño se ha puesto colorado! Mama ¿Estás segura de que es un hombre adulto?.- mi hermano y yo reimos. 

-Basta ya chicos, dejar a vuestro padrastro tranquilo que no os ha hecho nada.- dijo mi madre riendo.- anda iros a cepillar los dientes.

-Pero si yo ni he desayunado.- dijo Ruben desesperado. 

-Mama es que como el play boy del instituto tiene que lucir bien tarda horas en arreglarse; y luego nos dicen a las chicas que tardamos mucho...- el me fulminó con la mirada. 

-Summer calla ya. Sube y cepíllate los dientes; y tú Ruben desayuna.- hice caso y subi las escaleras de 2 en 2 corriendo. Me lavé los dientes y arreglé mi cabello el cual me había destrozado el tonto de mi hermano. Quizá exagero un poco. 

Bajé con mi mochila y la deje en la puerta del salón, me senté en el sofá y revisé mi celular. Tenía un mensaje de mi padre, a ver que quería esta vez...

*Papa* Hija! Dile a tu hermano que no se olvide de coger la americana negra; esta noche tenemos una cena muy especial. Ah y tu cógete algo bonito. 

*Summer* Ok. Ahora le digo.


Una vez que mi hermano terminó de desayunar y de coger la americana salimos por la puerta. 

-¿Llevas todo enana?.- asentí con la cabeza.- ¿Estás bien?

-Si, estoy bien. No te preocupes. 

Una vez llegamos al instituto me fui a mi casillero preparada para las 6 horas mas infernales metida en esta cárcel, digo instituto. 

El día pasó con tranquilidad; y ahora a pasar la tarde con mi queridísimo padre; nótese el sarcasmo.

-Hola Ruben, ¿Cómo estas hijo?.- le dio un abrazo.

-Hola papa, genial.

-Summer...-me dio un beso en la mejilla. 

Será la tarde más larga que tendré que soportar...





De vez en cuando...Where stories live. Discover now