CAPÍTULO OCHO

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LA INVITACIÓN

Los días fueron transcurriendo y aquellos sueños se hacían más reales. Isis comenzaba a dudar sobre su equilibrio mental y aquello la deprimía.

Thomas había notado el cansancio en su mirada y en su propia apariencia física. Estaba más pálida, más descuidada y delgada. Algo la consumía desde adentro, tal vez eran sus pensamientos.

Él no estaba seguro de lo que podía ser.

Tenían menos de una semana conociéndose pero parecía conocerla desde hacía mucho. Le pregunto con delicadeza sobre su situación sentimental y ella pareció responderle con sinceridad, estaba bien con su familia y no tenía una relación amorosa por la cual sufrir.

¿Entonces porque se veía tan afligida?

*

Levantándose de un solo salto Isis se observo en el espejo de su tocador el cual está al lado izquierdo de su habitación. Detallo con cuidado cómo caían las gotas gordas de sudor por todo su rostro haciendo que algunos mechones de su cabello castaño oscuro se pegaran al mismo. No porque fuese Julio se encontraba tan agitada y sudada, era ese sueño que la estaba perturbando desde hacía una semana.

Hacía una semana que había cumplido veinticuatro años y como regalo extra, su padre Alan Sharpe Austen, le obsequió además de un apartamento aquel cofre con aire de antigüedad. Su abuelo, Carter Sharpe McMillan le explico lo poco que sabía acerca del cofre y también le entrego un anillo, hermoso y antiguo, el cual comenzaba a darle la impresión que escondía algo más que un amor con mal término.

El doctor Laing al verla tan agobiada le regalo ese día libre y lo aprovecho con sus vecinos. Los Grimm eran una familia magnifica. Unida y llena de buenos valores los cuales envidiaba en secreto.

Su familia no fue mala, pero siempre prefirieron la distancia con la sociedad y cómo consecuencia con ellos mismos. Muy pocas veces se les podía ver juntos y cuando eso sucedía era por alguna ocasión especial. Ya fuera cumpleaños, bodas o funeral.

Isis estaba sentada sobre unos de los muebles de la sala de los Grimm ayudando a peinar una de las muñecas de Jess. La madre de la niña preparaba una deliciosa cena mientras esperaban a Leo. Las sonrisas de ambas le producían a la doctora mucha nostalgia. Su madre había fallecido cuando había nacido. Por esa razón no tuvo hermanos, y su padre prefirió no contraer matrimonio de nuevo.

Su celular sonó ocasionando que se asustará, no esperaba ninguna llamada y eso produjo una risa en ambas chicas.

-Disculpen, debo atender –Camino hacía un lado del apartamento deteniéndose frente a la ventana- ¡Buenas...!

Su voz era insegura, no reconocía el número.

-¿Isis? –Sintió un alivio al reconocer la voz del otro lado del teléfono.

-Si ¿Sucedió algo?

-No, perdona que te llame a estas horas y sin ningún motivo. Solo que... -Isis sonrió al notar los nervios de quien la llamaba- Quería saber si tenías algo que hacer por la noche.

-No, no tengo nada que hacer –Observo de reojo como su vecina acomodaba la mesa para cuatro personas, es decir que ella estaba invitada para la cena, pero tampoco quería despreciar aquella invitación indirecta que le hacían. 

-Entonces ¿Te gustaría cenar conmigo? –Hubo un silencio el cual Isis se negaba a romper- Digo, yo no tengo nada por hacer y me gustaría poder platicar contigo.

-Claro que sí, no veo el problema –Respondió segura de aquella decisión.

-Entonces paso por ti en... -Pareció meditarlo, o tal vez observaba su reloj para saber la hora, ella no estaba segura del porque aquel silencio repentino el cual no duro mucho- Dos horas ¿Te parece?

-Sí, aquí nos vemos doctor Laing –Le respondió con una sonrisa, la cual pudo observar Leo al entrar.

-Dime Thomas por favor... –Isis podía imaginar la expresión que tenía en su cara soltando una pequeña risa- No te rías.

-Okey, no lo haré más Tom –No sabía porque pero quería escucharlo discutir un poco más, pero no lo hizo.

Al parecer aquel apodo fue de su agrado.

-Entonces en dos horas. Hasta luego Isis.

La llamada fue finalizada y cuando se giro para poner una escusa a su nueva amiga noto que todos sabían sus nuevos planes.

-Espero te vaya bien –Dijo la mujer retirando el plato extra que había sobre la mesa.

Isis sonrió con nervios.

-No sientas pena, ve y diviértete con quien sea el afortunado –Dijo Leo y todos rieron excepto Jess.

-¿De verdad tienes que irte? –La pequeña se quejó, Isis asintió acercándose a la niña para darle un beso.

-Sí pero mañana prometo invitarlos a cenar a mi casa –Todos asintieron y la niña le sonrió.

-¿Podría ser pizza? –Su madre quiso interrumpir aquella idea pero Isis fue más veloz.

-Por qué no, Pizza será.

No sabe en qué momento había logrado salir de aquella casa pero cuando lo hizo corrió a la suya. Se dio un baño veloz y entro corriendo a su cuarto para elegir que atuendo usar. Siempre usaba uniforme o trajes perfectamente confeccionados. Siempre llamativos y caros.

Pero ese no era su estilo.

Lo cierto es que no tenía en mente como le gustaría que la viera el doctor Laing. Luego de unos treinta minutos en elección decidió tomar un vestido blanco, algo sencillo con agujeritos en toda la prenda, al menos hasta su cintura, formaban delicadas flores las cuales dejaban ver su pálida piel y sin ningún accesorio en especial. Si quería enseñarle algo al doctor sería su verdadera personalidad.

Se miro al espejo y quedo complacida con lo que veía, se sonrió al mismo tiempo que peinaba un poco su cabello, que finalmente decidió dejarlo suelto. No era tan largo como para molestarle o dale calor pero tan poco era cortó.

En ese instante que arreglaba su cabello su celular volvió a sonar. No había ni siquiera maquillado su rostro y él estaba llamándola nuevamente.

*Perfecto Isis, de seguro pensará que no te interesa salir con él.*



Sueño Escarlata [FanFic Crimson Peak]Where stories live. Discover now