Capitulo 1

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-Princesa Estefania- me interumpio uno de los sirvientes- la reina la solicita- dice mientras me hace un gesto para que lo siga.

Me levante de un salto y todas las presentes me miraron sorprendidas. Mmm mis modales. Pero ya quería salir de esa estúpida reunión de té a la cual fui obligada a ir.

-Con su permiso- digo mientras comienzo a caminar. El palacio real era una mezcla de épocas, me encantaba caminar por el primer piso. Las ventanas grandes que están desde el techo al piso iluminan casi todas las salas de todo el palacio. Mi madre había dedicado mucho tiempo a este lugar. No es que antes no fuese bonito, nada que ver. Pero ella quería que la gente pudiese apreciar su belleza, los pisos de mármol, techos altos decorados, muebles al estilo Luis XV. Este hermoso museo era mi casa por casi todo el año, menos los meses de verano que íbamos a la casa del campo.

Llegamos a la sala donde estaba mi madre, la reina de Suecia. Como siempre, estaba con dos personas. Desde que el abuelo murió. Mis padres pasaron a ser los padres de todo el país, con lo que me gusta compartir. Blah. Entro y la veo bella como siempre, a veces me costaba creer que siempre llevase vestidos de gala y la tiara real. Ella nació para hacer este trabajo, la esposa de un rey. La dueña de un palacio. Tener obras benéficas, todo lo hacía tan bien que a veces me hacía pensar de que yo era adoptada, no había heredado ninguna de sus cualidades. Ella era Fiona y yo era Shrek.

-Estefania siéntate. - Me dice con voz tan de cenicienta, lo que le faltaba eran los ratones y unos pajaritos azules a su alrededor.

-Dime madre.

-Esta noche vamos a cenar en familia, viene tu hermano. - Hace una pausa - tu padre y yo tenemos una noticia que darte.

-Y no me podías mandar un mensaje? - Le dije de mala gana.

-No empieces Estefania.

Y así termino mi conversación con mi madre, por lo general eran breves, no recuerdo una conversación con ella de algo personal, todo aquí era manejado y distribuido por los empleados y conjuntamente supervisado por la reina.

Yo por mi parte era la oveja negra de la familia, una familia que data de siglos de linajes, de parentescos con otras familias reales de otros países. Yo me aburría cuando mis padres comenzaban a hablar sobre eso, yo era una especie de sagre pura, a diferencia de algunos príncipes de otros países que se habían cansado con plebeyos.

Gracias a dios eso iba a terminar todo. Elizabeth la esposa de mi hermano Carlos estaba embarazada. Eso quería decir q yo pasaría a ser la cuarta en sucesión al trono. Algo muy poco probable que suceda. Así que mis responsabilidades serían muy escasas.

Un piso en New York, una vida sola y sin acudir a compromisos reales, podía hacer una vida que muchos dicen, entre paréntesis normal. Ese es mi sueño, estudiar en una universidad. Ver personas normales, nada de reverencias. Ser una chica de 19 años. Y todo sería realidad en unos meses. Mis padres me habían prometido eso.

El día transcurrió de los más normal, cuando Carlos venía al palacio me sacaba de este aburrimiento, hacíamos cosas juntos. Mientras mi madre acaparaba a Elisabeth. Pobre de ella. Es una buena mujer, alta, con su cabello rojo oscuro y ojos verdes hacia una pareja estupenda con Carlos.

Me termine de vestir, algo sencillo. Un vestido tipo cóctel rosado. Salgo del real vestidor, un poco grande para mi. Y escucho que tocan la puerta.

-Pasa - digo

-Donde esta mi hermanita favorita. - Me dice una voz que reconocí rápidamente.

-La única que tienes - le dije mirándolo mal

-Eso todavía no lo sabemos, el viejo esta bueno todavía - dice mientras se ríe.

Adoraba su carácter, el era muy despreocupado. Todo lo tomaba muy relajado, pero era responsable. El podía ser dos personas en cuestión de segundos. Era alto, mucho más que mi padre y que la mayoría de nuestros amigos, casi rondaba los 2 metros, su pelo castaño claro y sus ojos azules, lo hacían más llamativo aun. Pero lo que más me gustaba de mi hermano eran esos hoyitos a cada lado de su boca, que solo eran visibles en esas risas picaras.

-Te vine a buscar, ya están todos abajo.

- Ya voy. No entiendo a veces el protocolo de mi madre.

-La reina - dijimos los dos al mismo tiempo

Llegamos al salón. Y estaban ya sentados mi padre, mi madre y Elisabeth. Los salude y me acomode para sentarme. Antes de que lo hiciera mi padre y hermano se levantaron. Una tradición de la familia. Los hombres se deben de levantar cada vez que llega una mujer.

Comenzaron hablando de todo, de los retoques que mi hermano esta haciendo en la casa de la ciudad, en algunos problemas en el congreso. Actualizandoce de cosas rutinarias. Yo por mi parte converse con Elisabeth. Hablamos de todo, tenía casi dos meses que no los veía.

- estoy tan emocionada - le dije a mi cuñada. - Ya quiero ser tía.

Me dedico una sonrisa. De esas cariñosas suyas. Estaba emocionada por ser tía. Todavía no me imaginaba a mi hermano criando a un niño. Todavía creía que el era uno. Pero más emocionada estaba con mi viaje a New York. Era el acuerdo que había quedado con mis padres.

-Estefania. - mi papa me hace aterrizar.

-Dime. - Dije, el se acomodo su chaqueta. Siempre andaba vestido de traje. -Tengo algo importante que decirte.

Mire a mi madre que me estaba estudiando. El ambiente se puso tenso, ellos muy poco me hablaban y menos de esa forma.

-Tenemos que cuadrar una boda para dentro de dos meses. - Me dice.

Lo mire confundida, ahora la cosa no tenía sentido. Que pasara. - De quien? - Pregunto tratando de ser amable, pero me estaba muriendo de la curiosidad

Se toca los nudillos - del príncipe Maximo de Dinamarca y la princesa Estefania de Suecia.

- Y estamos invi..- me detuve en seco. No había escuchado bien el segundo nombre. Comencé a escuchar un pitido en mis oídos, veía que mis padres me hablaban pero no los escuchaba, estaba ida, esa era yo.

Mi madre comenzó a hablar de nuevo y venía hasta mi, levante la mano para hacer que se detuviera, tenía la cabeza baja, mi pelo rubio me tapaba parte de la cara. Y solo pude decir -por que yo?

El Compromiso RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora