—Lo sé.—sonreí.—¿Lo haces rico?

—¿Y tú?—Curvó sus labios perversamente. Mordió mi labio inferior. Apretó mi culo con sus manos. Gemí.

—Mi pantalón va a estallar.

—Pues quítatelos.

Dio un giro inesperado dejándolo a él encima de mí. Como pudo se quitó los pantalones y se acercó a mis labios.

—Si no quieres me lo dices.

—Llevo cachonda media hora.

—¿Desde cuándo?—Dijo entre besos.

—Desde que me cerraste la puerta para no irme.

—¿Y no dijistes nada?

—No.

—Pues dilo.—Pasó su dedo por mi labio.

—¿El qué? ¿Qué tengo muchas ganas de follar ya?

—Conmigo.

—Contigo.—Suspiré al notar como su mano se diría en movimientos suaves por dentro de mi pantalón.—Jimin...

—Sh...—Me besó mientras hacia círculos en mi clítoris.

Gemía en su boca. Lo que hacía que escupiera unos gruñidos inesperados.

El móvil me vibró unos segundos. Miré hacia él.

—¿Vas a contestar?

—Espera.—Cogí el teléfono. El no paraba de hacerme gemir.—Jimin, espera. No me martilices.

—Empezaste tú.

Suga: Podemos hablar?

Visto a las 19:20.

—¿Quién es?

Me mordí el labio.—Nadie. ¿Quieres metérmela de una puta vez?

—No hasta que te corras.

—Jimin...

Sonrió y volvió a mis labios.—Me encanta verte desesperada.

Con la mano que tenía libre cogió su cartera para sacar un preservativo y lo puso en la mesa.

—Jimin...—Dije al llegar al clímax.—Metémela de una puta vez.

Se bajó los calzoncillos. Y se introdujo el preservativo. Después me quitó mis pantalones junto a las bragas. Elevó mis piernas e introdujo su virilidad dentro de mí con lentitud haciéndole suspirar.

—No sabes cuanto llevaba esperando esto.—Se acercó a mi para morder mi labio inferior.

Metía bruscamente su pene repetidas veces dentro de mí. Apoyé mis manos en el sofá para inclinarme y volver a sus labios.

—Oh, dios.—Susurró.—Me vengo.

—Yo también.

Mi cuerpo se invadió de todo el placer haciéndome caer sobre el sofá. Jimin con cuidado se tumbó sobre mí y empezó a respirar con mucha dificultad.

Depositó un pequeño beso en mis labios antes de salir de dentro de mi. Se levantó y se puso los calzoncillos.

Yo también me vestí y me quedé sentada en el sillón. Mientras el llevaba las tazas del café a la cocina.

Suga: No me dejes en visto..

Suga: Mira, voy a ir a dar una vuelta con J-Hope, ya mañana te hablo de nuevo.

Suga: y espero que no me dejes en visto!!!

Visto a las 20:15.

Bueno, pues se acabó el polvo. Y por lo visto las ganas de hablarme. Porque está metido en la cocina lavando dos estúpidos vasos. Pero bueno, que le voy a hacer. Por mí no va a cambiar las cosas.

Jimin se puso detrás mía y empezó a besar mi cuello.—No me olvidado de ti, nena.—Hizo girar mi cabeza para besarme.

Hice un puchero.—Pensé que sí.

—Nunca.—Volvió a besarme. Se separó de mí para volver a la cocina.

¿Y ahora por qué se marcha? Entre dudas y dudas de levantarme y marcharme o pegarle, me metí en la cocina algo cabreada.

—¿Por qué mierda vuelves a la cocina?

—¿Pensaste en Suga?

—¿En Suga?—Entrecerré los ojos.

—Sí, mientras lo hacíamos.

—¿Por qué iba a pensar en él, Jimin?

—Si lo hace mejor o no.

_Tú lo haces mejor.—Suspiré._Él con llegar al orgasmo le basta.

—¿No llegabas al orgasmo?

—Sí, pero no con tanta intensidad como contigo.—Tosí.—No me hagas hablar de esto.

—¿Te da vergüenza?

—Un poco.

Me abrazó.—Lo siento por pensar fijo en Suga.

—No pasa nada.

—Estuvo bien ¿eh?

—Sí.—Murmuré.—Te dije que no quería hablar de esto.

—Lo haces bastante rico.

—Y tú también.... ¡Jimin!

—¿Qué?—Sonrió.

—Deja de hacer que hable joder.

—Ay, que linda es.—Sujetó mis dos mejillas y me dio un corto beso.

Malditos sentimientos.-Jimin, Suga y tú.Where stories live. Discover now