Capítulo 9

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Por la mañana...

Me desperté y vi que estaba desnuda. La memoría de ayer me pintó una sonrisa en la cara. Me giré para ver a Blas pero no estaba allí. Me levanté, me pusé mi ropa interior y la camiseta de Blas porque es bastante cómoda. Salí de la habitación y oí ruidos desde la cocina y fui allí. Allí estuvo Blas preparando algo. Yo fui y le abracé desde destrás. "Buenos días." susurré en su oído. "Buenos días princesa." dijo y giró su cabeza para besarme. "Has dormido bien?" preguntó. "A tu lado sí." dije y le volví a besar. Cuando paramos nos sonreímos.
Blas terminó de preparar el desayuno y desayunamos. "Qué te apetece hacer hoy?" me preguntó y bebió un poco de su café. "Nada." dije. "Nada?" preguntó un poco confundido. "Sólo quiero pasar un día contigo. No amigos, no móviles, sólo tú y yo." dije y le sonreí. "Me gusta esta idea." dijo y sonrió también. Terminamos de desayunar y mientras no hablamos mucho. Cuando se levantó por recoger todo, me levanté también. "Siéntate, yo lo hago." dijo. "Yo quiero ayudarte." dije y recogí los platos que estuvieron en la mesa y los llevé al lavavajillas. Los puse dentro y fui a la mesa otra vez para ayudar recoger el resto pero Blas ya lo había hecho. Cogió mi mano y me llevó a su habitación. Me tumbó en su cama y se cayó encima mía y me empezó a besar. Entre los besos susurró "Te amo.". Así seguimos unos minutos hasta que Blas se tumbó a mí lado. Aposté mi cabeza en su pecho. "Te quiero." dije. "Yo más." dijo y me besó. Cómo pude tener tanta suerte en encontrarle? No me quiero imaginar una vida sin él porque la tenía y era una mierda. Con él me siento como sí vale vivir. Como si estoy querida. Le quiero tanto.

Pasamos literalmente todo el día en la cama haciendo nada. Sólo hablamos y disfrutamos estar solos. Decidí quedarme aquí esta noche también. A las 22 horas llamaron la puerta y Blas fue a abrir. Pero antes se puso una camiseta porque desde la mañana que le robé su camiseta estaba sin camiseta hasta ahora. Le seguí hasta la puerta. Abrió la puerta y allí estuvieron mis padres, los de Blas, Marta y Carlos. "Hola." dijimos todos. "Estamos molestando?" preguntó mi madre y me miró y seguieron las miradas de los otros. Me di cuenta de que estaba vestida sólo en la camiseta de Blas. Con mucha vergüenza me escondí detrás de Blas, lo más que era posible. "No!" dijo Blas y creo que se sonrojó igual que yo. "Pasad..." dijo y yo fui a la habitación de Blas y me vestí completamente. Marta me siguió. "Vegaaaaaa" dijo con un tono demasiado, no sé, pervertido. "Que no hables así, no hemos hecho nada." dije y seguí vistiéndome. Marta sólo se rió y su risa me hizo reírme también. "Ves? Habéis hecho algo." dijo bastante convencida. Yo sólo puse los ojos en blanco y me fui al salón, donde estuvieron los otros. Marta salió detrás de mí. Me senté en el sofá que estaba libre y Marta se sentó a mi lado. "Qué hacéis aquí?" preguntó Blas de la forma más amable como alguien podría decir esta frase. "Los seis salimos a cenar en un restaurante cerca de aquí y al salir pensamos que os podíamos hacer una visita." dijo la madre de Blas. "Fuisteis a cenar sin nosotros? Qué fuerte." Blas hizo el ofendido y los otros nos reímos. "Bueno, qué tal hijo?" preguntó el padre de Blas. "Muy bien!" dijo y me sonrió. Todos me miraron. Qué momento más incómodo. Pero Blas qué hace? Por qué me mira a mí? En mi mente le di un puñetazo en el brazo. "Qué?" pregunté. No sabía que más decir. Todos se rieron. Seguramente ahora estoy roja como un tomate. Miré a Blas con una cara que pidió que haga algo para que paren porque estaba muriendo de vergüenza. "Bueno... Queréis tomar algo?" preguntó Blas no muy seguro. Será lo único que le ha venido a la cabeza. "Estoy bien." dijeron todos a la vez. Wow, esto ha sido un poco raro. "Venga, nos vamos ya?" preguntó la madre de Blas. "Vamos." dijo mi madre y se levantaron todos, Carlos y Marta también se fueron con ellos. Cuando salieron Blas se rió. "Qué pasa?" dije un poco confundida pero también tuve que reírme por la risa de Blas que era bastante graciosa. "Deberías haber visto tu cara!" dijo y se rió aún más. "Eres malo." dije y me fui a su habitación. "Pero me amas y lo sabes." dijo y me agarró desde detrás y entonces me giró para verle la cara. "La verdad es que sí." dije y le besé. "Pero sigues siendo malo." dije con la cara lo más seria que pude. Entonces me besó. "Amo cuando intentas indignarte." susurró y me reí un poco. Entonces nos fuimos a dormir ya porque yo tenía clase y Blas tenía ensayos por la mañana.

A las 7 los dos nos levantamos y desayunamos juntos. Después nos fuimos ya. Blas me llevó a mi casa. "Gracias por llevarme." dije y le besé. "De nada mi amor." dijo y me abrazó. "Nos vemos por la tarde?" pregunté. "No creo, estaremos ensayando hasta la noche." dijo y suspiró. "Vale." dije. "Bueno, adiós." dije y me besó. "Adiós." dijo y me fui. Entré en casa y me saludó mi padre. "Buenos días!" dijo. "Hola." dije. "Venga, seguro que me quieres contar lo que pasó este finde, no?" preguntó y me miró raro. "Déjame papá!" dije y fui a mi habitación.
Primero preparé todas cosas para clase para luego tener más tiempo. Entonces me di una ducha. Cuando salí de la ducha, oí a mis padres. Estaban hablando sobre mí. "Crees que habrán hecho algo?" preguntó mi padre a mi madre. "No sé." dijo ella. "Es que es demasiado joven." dijo. "Ay, que no seas así!" dijo mi madre. "Ella sabe lo que hace y además Blas es buen chico. Yo le conozco desde hace muchísimo." añadió y creo que se fue. "Helena, espera." dijo. "Sólo quiero lo mejor para ella y que no la pase algo como la otra vez y sobretodo que no quiero que la deje embarazada." dijo. "Venga, no pienses de esto. Ella es bastante lista para quedarse embarazada. Son jóvenes, algunas cositas habrán hecho pero no te preocupes, yo conozco mi hija." dijo mi madre. A lo menos ella me tiene confianza por este tema. Sin pensar más sobre lo que han dicho, fui a vestirme. Ya eran las 9 y bajé para desayunar. Sólo estaba allí mi madre. "Papá dónde está?" pregunté y me senté. "Se fue al trabajo ya." dijo. "Ah vale." dije y me hice un café. Entonces me senté al lado de mi madre y lo bebí. "Mamá." dije. "Dime." dijo y me miró. "Oí lo que hablasteis papá y tú." dije. "Oh... Y?" preguntó. "Quería decirte que es verdad que lo hicimos." dije. Ella se quedó un momento en silencio sin mirarme. Pero cuando me miró me preguntó "Habréis usado protección, no?". "Sí, claro que sí." dije. "Vale, entonces no hay problema. Sólo quiero que tengas cuidado. No quiero que no pudieses sacar la carrera porque tendrás que criar un bebé, no?" dijo de bromas. Yo me reí un poco y empecé a beber mi café. Unos cinco minutos después se fue porque tuvo que ir a trabajar. Entonces estuve sola. Me fui a mi habitación otra vez y me peiné. Cuando estuve lista, me tumbé en el sofá y me puse a leer. A las 10 llegó Edgar y fui a abrirle la puerta. "Buenos días!" dijimos los dos. Nos abrazamos y entró. Cuando le abracé me miró raro. "Pasa algo?" pregunté. "No, nada. Sólo es que pensaba que a tu novio no le gusta si, ya sabes." dijo sin mirarme. "Ah, que no. Sólo estaba confuso porque se esperaba que me lleve Dani, nada más." dije y le sonreí. "Vale." dijo y sonrió también. "Bueno, empecemos." dijo y nos fuimos al salón. Empezamos la clase y si estoy sincera, fue la clase más aburrida de mi vida. No sé por qué pero simplemente no tenía ganas. Echo de menos las clases con Marta, estar en una clase, reír cuando alguien haga alguna tontería. Pero bueno, sé que es imposible como conozco a mis padres. "Vega." dijo. "Hm?" pregunté y le miré. "En qué estás pensando? No me estás escuchando y no quiero seguir la clase así." dijo soltando el bolígrafo que tenía en la mano. "Nada, seguimos." dije. Me miró y entonces siguió hablando. "Vega!" dijo esta vez un poco más alto. "Que te escucho ya." dije. "Sé que no lo estás haciendo. Qué te está ocupado tanto?" preguntó con esta voz suave que tenía. "No quiero estar aquí..." dije sin mirarle. "Quiero ir al colegio, estar con mi amiga. Quiero ser normal." dije. "Vega, eres superdotada. Esto no lo tienen todos. Tienes que apreciarlo y agradecer que puedas tener estas clases." dijo. "Qué me sirve todo esto si no estoy feliz? Casi no puedo ver a mi amiga y, no te lo tomes por mal, me aburro aquí. Ya no quiero todo esto." dije y me levanté yendo al baño porque sabía que me van a escapar unas lágrimas. Yo había cerrado la puerta para que sepa que no me siga pero él lo hizo. "Vega, abre la puerta." dijo. "No, necesito estar sola." dije. "Creo que lo que tú necesitas es hablar con tus padres." dijo. "Crees que todo este tiempo no lo he intentado?" pregunté. No dijo nada. "No me escuchan. Creen que con darme siempre lo que ellos ven como lo 'mejor' me harían feliz. Pero no lo soy." dije. "Quieres que yo hable con ellos?" preguntó. "No quiero que te molestes." dije. "Esto no es una molestia. Si puedo ayudarte lo hago encantado." dijo. Fui a abrir la puerta. "Gracias." dije y le abracé. "Hola, se supone que aquí tenéis clase?" dijo mi madre entrando a casa. "Señora Sanchez, puedo hablar con usted un momento?" preguntó Edgar. "Claro." dijo y Edgar se fue con ella al salón. Yo me quedé allí.

I See My Dreams In Your EyesNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ