Capítulo 3

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Chat Noir dejó escapar un largo suspiro de su boca. Algunas gotas de sudor resbalaban por su cuello y... sentía algo  extraño en su "amiguito". Con cuidado de que nadie lo viera, rozó su mano contra este. Tragó saliva y volvió a suspirar. No sabía mucho sobre la excitación en una persona, solo estaba consiente de su corazón latía fuertemente y que el traje le molestaba un poco, desde ahora. Y eso... podía considerarse excitación.

El joven cerró los ojos, recostándose sobre el muro, y suspiró. Los suspiros que dejaba escapar le ayudaban a calmarse un poco. Sentía sus mejillas sonrojadas cuando recordaba lo que había visto. Si antes ya estaba nervioso para hablar con ella, -por lo de su descubrimiento- ¡ahora no sabía ni que le iba a decir!

Colocó la palma de su mano sobre su frente y luego se revolvió un poco el cabello. Listo. Volvería adentro fingiendo que nada pasó y que el recién llegaba para verla. Listo. Ya. Tomó aire, hizo su típica sonrisa y entro de la manera mas casual posible.

Su princesa se encontraba boca abajo sobre su cama, por suerte, ya no estaba desnuda. No sintió su presencia de nuevo. Eran las 22:36 y se había dormido. Una ligera siesta no le venia mal ¿no? Tikki también se durmió pero sobre una de las revistas que se encontraba leyendo.

Chat Noir fue hacia la joven y, sin aplastarla, se recostó sobre ella rodeándole con sus brazos la cintura.

— Despierta, Bonita... — dijo en un suave susurro contra su oreja, tratando de despertarla de la mejor forma posible. Frotó su mejilla contra la de ella y luego se la beso dulcemente — Princesa...

Marinette se removió un poco entre los brazos del chico. Sentía unos labios sobre su mejilla derecha, los cuales dejaban húmedos besos sobre ella. Se le formó una pequeña sonrisa, al saber que se trataba de su pequeño héroe, y un leve sonrojo se expandía sobre sus pómulos por el trato que recibía.

— Princesa... — escuchó que susurraba de nuevo. Podía sentir el aroma de su fuerte colonia que usualmente llevaba. El rubio, ahora, besó su cuello un par de veces. — Marinette... ¿estás despiertas? ¿O será mejor que me valla y te dejé descansar...?

— No, no. Quédate. Ya no tengo sueño. — se apresuró en responder. 

El chico sonrió y se enderezó. La ojiazul se dió la vuelta pero se quedo sentada sobre el colchón.

Azul y verde se encontraron. Ambos jóvenes se perdieron en los ojos del otro. La chica, luego de unos segundos, se sonrojó y apartó la mirada con la cabeza gacha. Se ponía nerviosa cuando él la miraba a los ojos fijamente.

Por otro lado, el ojiverde también se sentía nervioso. Él mismo se sorprendió por la forma en que la trato a su chica hace un par de minutos. Estaba sintiendo algo fuerte por ella. ¿Amor, quizás? No lo sabía. Seguía algo confundido. A pesar de que ya sabía la identidad secreta de Marinette... no sabía que pensar. Pero de algo si estaba seguro, de que ella y su manera de ser lo habían cautivado.

Se arrodillo en frente de ella y la tomó de la barbilla para que lo mirará. Miro unos segundos sus zafiros resplandecientes y luego, dirigió su mirada hacia su boca. Su labios, ligeramente rosados, se encontraban semiabiertos, separados, como invitándolo a besarla. Y ganas no le faltaban. Se acerco suavemente hacía su rostro. Sus labios estaban peligrosamente cerca de los suyos. En ese momento, paró. Se decidió por no besarla por ahora. No hasta que sus sentimientos estén totalmente confirmados... y sabía que faltaba no  mucho para eso. Sonrió lentamente y le acarició la barbilla con el pulgar. Se separó, tomó su mano y la miró con un leve sonrojo, mucho menos fuerte que el de ella.

— Y... ¿qué quieres hacer, mi Lady?

...

El reloj marcaba las 17:00, de ese sábado por la tarde. Estaba un poco  nublado. Algo muy raro en Junio. La joven Dupain se paseó por su habitación varías veces. Sigue lamentándose se haberle dicho que si a una cita con Nathanaël. No es que el pelirrojo le caiga mal, muy por el contrario ¡le cae de maravilla! Pero... es un chico... y no quiere tener ningún vínculo con un chico que valla más allá de la amistad... no después de lo de anoche, cuando le llegó un mensaje de él preguntando si podía hablar con ella porque le quería preguntar algo.

"Respóndele después. Ahora estás sólo para mi."

Ella - Miraculous LadyBug, MariChatWhere stories live. Discover now