Capítulo 11

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Theo

Estaba estudiando que era lo único que me permitía estar tranquilo aunque fueran solo unos minutos, cuando la puerta de mi habitación en la universidad sonó. Sin mucha convicción fui a abrir pero de verdad que no me esperaba que Sam estuviera frente a mí, ella estaba destrozada, incluso más que yo, llevaba un chaleco demasiado grande y muy largo para ella y sus ojos estaban llenos de pena.

No quería asumir nada pero ella venía a decirme que se iba a quedar con Max, lo presentía.

-perdón.- fue lo primero que dijo y mi corazón cayó al suelo.

-puedo demostrarte que nadie te va a amar como yo, lo prometo. Estoy dispuesto a hacer lo que sea pero no me dejes.- no quería llorar pero estaba tan cerca de hacerlo.

-no... no quería que entendieras eso.- me dijo dulcemente y con cara de confusión. –creo que es mejor que entremos para que puede explicarte. –y ahora era yo el que estaba confundido.

Nos sentamos frente a frente en las camas y ella me acaricio la mejilla con una sonrisa.

-de verdad que necesitaba irme para pensar.- dijo para comenzar con la historia del porque se fue. –el día en que Max llego me dijo tantas cosas que de verdad pensé que era la peor escoria en el planeta y decidí pensar bien en todo lo que estaba a punto de hacer. Nunca pensé que fueran a ser dos semanas.

-¿Qué me quieres decir?- estaba cansado de esperar a que me diera la maldita respuesta.

-después de dos semanas alejada de lo que de verdad me importaba me di cuenta de que no era necesario irme para saber que mi corazón siempre tendría la razón. – se levantó para sentarse a horcajadas en mí, me acaricio el rostro y luego me dio un beso rápido. –Siempre has sido tú y siempre lo serás.- mis brazos la rodearon rápidamente e hice lo que tanto quería hacer desde que se fue. Hacerla mía una vez más.

*****

Aunque a Sam aun no la convencía de que saliéramos juntos a la calle, como novios, si estábamos mucho juntos encerrados y ambos lo disfrutábamos al máximo.

El primer día en que ella me permitió ir a buscarla a su facultad creí morir cuando la vi riendo con Max, ese maldito aún no se rendía y sabía que la quería casi tanto como yo por lo que era muy cuidadoso con Sam.

Me acerque a ellos y tome a mi chica por la cintura y le di un beso en la coronilla (tampoco era un maldito desalmado como para besarla en la boca frente a él) y luego le sonreí.

-¿nos vamos cariño?- pregunte como un gatito mimoso.

-sí, vamos.- ella me sonrió y con un beso en la mejilla se despidió del gigantón musculado que aun la miraba con ojos brillosos. Pero no quise decir nada porque al final de cuentas Sam estaba conmigo y sabía que lo hacía en cuerpo y alma.

*****

-¿y Chloe?- preguntamos cuando llegamos a casa de mis padres, ella siempre era la que primero nos recibía al llegar.

-está en su pieza encerrada y no nos quiere decir nada.- dijo mi madre apenada. –al parecer son problemas con Axel.

-¿Qué le hiso ese desgraciado?- pregunte furioso, hace algunos días ya andaba rara y sabía que era por él. Cuando mi padre se enterara habría guerra.

Ya llevábamos saliendo oficialmente con Sami por 1 mes y había sido el mes más feliz de mi vida y toda mi familia lo sabía pero ahora con el problema de Chloe nuestra felicidad se vería opacada por mi hermanita. Ella necesitaba toda nuestra atención.

-es mejor dejarla sola y que ella hable cuando se sienta preparada.- dijo la sabia de mi novia ¡amaba poder decirle así!

-¿Qué paso?- entro mi padre preguntando por nuestras caras. -¿y mi bebé?- mi madre se puso tensa y yo me quede callado.

-no se sentía muy bien por lo que cuando llegamos dijo que se iba a descansar a su pieza.- nos salvó Sam y mi padre sonrió enternecido.

*****

El año universitario estaba a punto de terminar y yo era el hombre más feliz sobre la faz de la tierra porque terminaba mi carrera en economía porque quería heredar el negocio de mi abuelo Jack y aunque a Sami le quedaban algunos años más para terminar medicina sabía que contaría con mi apoyo en lo fuera.

Aún tenía guardado el anillo pero hoy sería el día en que finalmente me declarara y le pidiera que estuviera conmigo toda la vida.

La lleve al parque donde nos dimos nuestro primer beso a los 8 años, estaba tal cual como hace casi 14 años.

Sami llego en su auto y me quedo mirando confundida por el lugar de reunión que había elegido, una sonrisa lleno su rostro cuando se dio cuenta de donde estaba parado, tenía un ramo de lilium en mis manos porque eran sus flores favoritas y en mi bolsilla derecho del pantalón quemaba la vendita cajita.

-¿Qué celebramos?- pregunto con una sonrisa aun cuando me besaba para saludarme.

-nuestro amor.- fue lo único que dije antes de ponerme de rodillas, ella capto de inmediato lo que estaba haciendo y se tapó la boca con su mano.

-¿Theo?- pregunto asustada.

-mi amor, mi vida entera.- partí mi declaración. –tal vez no soy el mejor hombre del mundo y tengo más que claro que no te merezco pero soy tan egoísta que no te puedo dejar escapar. Te amo tanto y agradezco que ames de la misma manera que solo quiero que nuestro amor lo vea todo el mundo en forma de compromiso real.- le tome la mano y la acerque más a mí. -¿me harías en grandísimo honor de estar conmigo para toda la vida como mi esposa?- Sami me miraba y me miraba y yo comencé a entrar en pánico. -¿mi amor?

-si.- dijo en un tímido susurro quien fue acompañado por asentimientos para dejarme claro que sí.

-¿De verdad?- no podía creer que de verdad se fuera a casar conmigo.

-si mi amor, eres todo lo que he querido en mi vida y no podría decirte que no aunque quisiera. –te amo. Si me voy a casar contigo.

La tome en mis brazos y nos hice girar mientras nos reíamos en medio de un beso, el mejor beso de mi vida, el más dulce, el más importante de todos.


Al fin te veo (Theo Myhrvold)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt