O eso creía.

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O eso creía.

19 años.

Rabia brota, pero la contengo.

Rencor ya lo tengo.

Odio creció en mi.

Estas tres simples sentimientos necesitaba solo para matar y vengarme.

Le di la ultima calada al cigarillo y luego mire aquel pequeño fuego del veneno que mataba a personas con lentitud, se consumía de poco a poco asi como lo hago yo.

Lo tiré. Estaba al frente de esa mansion donde lloré, reí, me divertí y sobre todo torture.

Inhale y exhale antes de tocar la puerta. No lo iba admitir en voz alta pero este lugar siempre fue como mi hogar.

Me abrio Robbin, solo me vio, asintio y entre, el me conoce, yo lo conozco al igual que a todos. Estaba planeado, tengo un as bajo la manga y no puedo fallar, este golpe debe salir perfecto. Obviamente como todo lo que hago. Mis compañeros estarían escondidos por si algo sale mal.

Subimos las escaleras cada tramo que subía era un recuerdo que surgían a mi mente, como sangre a la herida de una persona. Pasamos por el pasillo absolutamente todo pulcro y blanco como le gusta al hijo de puta dueño de todo esto.

Solo esto porque de el nunca serás.

Y si que se le demostré.

Nunca me llegó a gustar este pasillo, siento como si caminará en un hospital.

Y esto está muy lejos de ser uno.

Pase por el salon asignado solo para mí, donde aun podía escuchar esos gritos de ayuda, agonía y dolor. Respire disfrutando cada recuerdo.

¿Ayuda? Nadie los va ayudar.

¿Dolor? Ah si gracias a mí.

Espero que lo hayan disfrutado como yo.

Y aqui llegamos a la oficina de mi ex jefe.

En este lugar siempre fui aceptada como soy. Pero todo en la vida tiene un límite y ellos lo pasaron vilmente.

Que empiece la diversión.

—Señorita Mara creo que es mej...— Hablo Robbin. Lo interrumpi abriendo la puerta de su despacho dando aviso de que llegué, allí estaba con unos de sus prostitutas, que novedad.

—Mara— exclamo con fingida alegría— mi adorable Mara.

—Largate— hable aun mirándolo pero dirigiéndome a la chica de cabellera rubia que la he visto alguna que otra vez, creo que no es la primera vez que la veo.

—¿Porque?— dijo la chica desinterés hacia mi, arqueando una ceja.

Para tomar el té.

—No es tu problema— respondi a nada de perder los estribos pero no lo demuestro, nunca demuestro cuando todo está a punto de acabar.

—Mocosa que no te enseñaron las normas del buen hablante y del buen oyente— río y se señaló como si fuera la gran cosa— Aquí estoy ¿no lo ves o eres ciega?

¿Porqué la gente siempre subestime a todo el mundo? Recuerden, nunca, jamás confiar en alguien. Hasta tu propia sombra te puede vender y no te darás cuenta.

—Basta— hablo Frederick— No quiero un drama, Heida lárgate— miro a su cagna y rodo su silla para que se levantara de su regazo.

Frederick: Un idiota, millonario como mi familia pero lo que tiene de dinero lo tiene de rivalidad y su engendro Haru es igual de idiota que su padre. No te quisieras meter con ellos, pero como eso a mi no me importa.

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⏰ Last updated: Sep 12, 2021 ⏰

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