Capítulo 17.

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Necesito que me consigas sus números —la escuché hablar, no sé si quería susurrar o algo por el estilo, la verdad era que estaba gritando—. Para empezar tú tampoco nos advertiste, idiota... ¡Pero no es ese el punto! Escúchame, tengo que contactarme sí o sí...

Rodé los ojos y me tapé los oídos con la almohada, tratando de reconciliar el sueño pero luego de cinco intentos me di por vencida. Mire el reloj y suspiré. Eran las doce menos cuarto de la mañana y Regi ya estaba activa... Demasiado.

Me levanté y fui hasta la cocina para buscar algo que comer. Encontré en el refrigerador una nota de mamá.

«Si se levantaron y todavía no es mediodía, hay galletas Oreo para que coman. Si se levantaron y son más de las doce y media les dejé un poco de dinero en el chanchito rosa para que coman algo. Regreso tarde hijas. Las ama, mamá».

Sonreí y agarré el medio paquete que quedaba de galletitas. Mamá siempre nos trataba a las dos como sus hijas, y nos dejaba sus notas escritas para ambas. Del trayecto de la cocina al cuarto, sólo me quedaba una galletita, así que me la comí antes de que Regi me vea.

Entré a mi cuarto e ignoré los gritos histéricos que provenían de mi baño, así que agarré ropa interior, unas calzas negras y una blusa blanca con la palabra Fuck You en negro.

—¡QUIERO BAÑARME! —chillé mientras golpeaba la puerta de mi baño.

Oí como Regi bufaba y abría la puerta, dejándome verla con su cara de enojo fingido. Sonreí sarcástica y pasé a la bañera. Se ve que me olvidé de cerrar la puerta porque escuchaba fragmentos de lo que hablaba con quién sabe quién.

—No seas idiota, claro que no. Estuvo llorando... ¡Pues yo creo que más prueba que esa no hay!  ¿Sabes? A veces pienso que sólo eres... ¡¿Cómo que te sorprende que piense?! No te pases conmigo...

Reí bajo la ducha mientras terminaba de enjuagar mi cabello. Cerré el agua y pasé la toalla por mi cuerpo hasta quedar seca, me puse la ropa y quedé estar descalza. Froté mi cabello en la toalla dejándolo húmedo, lo cepille y luego lo llevé hacia delante y atrás dejándolo como a mí me gusta. Agarré mis pinturas, me puse rímel y delineador.

Cuando salí del baño la encontré a Regi mordiéndose las uñas nerviosamente mientras miraba la pantalla de su celular.

—¿Qué te pasa? —le pregunté. Fui a mi armario y comencé a buscar mis zapatillas.

—Vamos a salir —la miré por sobre mi hombro y estaba colocándose su chaqueta—. ¡APURATE MUJER!

Volví a rodar los ojos y me coloqué las zapatillas negras, agarré mi chaqueta de cuero y tomé mi celular, guardándolo en el bolsillo.

—¡VAMOS VAMOS VAMOS! —chilló histérica, empujándome por la puerta.

¿Qué te traes entre manos, querida amiga?》. Obviamente que no se lo pregunté, porque la respuesta me daría miedo.

Estacionó su auto frente al centro comercial. Dios, tanto escándalo por venir al centro comercial. Entramos y se dirigió a ver ropa, siempre hace lo mismo mientras yo me quedo con mi celular. Así estaba cuando oí que me llamaban.

Giré y... Oh no, no, no, no... Tiene que ser broma.

—¿Holland? ¿Crystal? —las miraba como si fueran marcianos. Ella me sonrieron y me abrazaron y yo les correspondí el gesto—. ¿Qué hacen aquí?

—Regi nos dijo que estuviste mal —miré a mi amiga quien sonreía como si estuviera en plena maratón de Teen Wolf—. Y quisimos venir a hacerte sentir mejor y para decirte que ahora cuentas con dos amigas más —Holland sonrió.

—Si necesitas algo, sólo deberás llamarnos o hablar al grupo... —comentó Crystal.

—¿De qué grupo... —callé cuando escuché sonar mi teléfono. Lo desbloqueé y era una notificación de que me habían agregado a un nuevo grupo de WhatsApp que se llamaba "Las chicas sólo quieren divertirse". Reí—. Lo tendré en cuenta. Gracias chicas. En serio.

Las abracé y ellas a mí también.

El resto de la tarde la pasamos las cuatro juntas y debo decir que me olvidé casi por completo de Dylan. Decidí que él no debía importarme, al fin y al cabo, tenía novia y yo había conseguido dos nuevas amigas estupendas que me hacían pasar un buen rato. Estábamos tomando en Starbucks cuando el celular de Holly sonó. Sí, Holland me pidió que la llamemos así.

—Es el productor de Teen Wolf, Crys —ella concentrada leía el mensaje—. Tenemos que ir a grabar unas escenas ahora.

—¿Quieren acompañarnos? —preguntó de la nada la pelinegra y antes de que me diera cuenta de lo que hacía dije que sí—. ¡Genial! Regi debemos irnos en tu auto ¡YA YA YA!

Corrimos al estacionamiento y nos subimos al auto. Holland le dijo la dirección a Regi y nos dimos cuenta de que el lugar de grabación era en medio de un bosque.

—¿Cuándo comienza la cuarta temporada? —la miré confundida.

—Aún faltan algunos episodios de la tercera, pero está cerca del final —contestó Holly.

—¿Todavía están filmando la tercera? —las actrices asintieron, miré a Regi confundida—. Me dijiste que ya eran cuatro temporadas.

—No. Te dije que... —se quedó pensando mientras manejaba—, oh cierto, es verdad. Creo que me he confundido por los tweets que ellos publican sobre que se acerca la próxima temporada y bueno, digamos que estoy emocionada...

—Todavía falta, Regi —la calmó Crys—. Aún debe filmarse a Dylan con el Nogitsune en su cuerpo y faltan menos de dos capítulos para eso...

Y otra vez volvemos a Dylan. Traté de no parecer afectada y lo que quedaba del recorrido, me dediqué a mirar por la ventana. Cuando llegamos, bajamos todas apuradas y se acercaron al set. Mi amiga parecía estar en el paraíso mientras que yo miraba todo asombrada, todo me llamaba la atención.

¡Debemos empezar a grabar ya! —gritó un hombre que se iba acercando.

Cuando lo miré, las piernas perdieron su firmeza. Estaba igual, estaba idéntico sólo que con algunas arrugas y años más encima. Me acerqué lo suficiente como para que me oyera y entonces, con la voz entrecortada, hablé.

—¿Papá?

•●◇ Del otro lado ◇●• | Dylan O'Brien & Tú | Onde as histórias ganham vida. Descobre agora