Capítulo 7:

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Claro que todavía forcejeo, pero incluso para una media noble, ellos son demasiados.

Me sientan en una silla, atándome a ella y entones me destapan la cara.

Veo a los encapuchados de negro con los tatuajes en su brazo. De algún modo, me alivia saber que son Las Águilas, y no ese chico de La Orden de Plata....Veo una silueta al fondo.

-Déjennos-ordena la voz de un chico y los encapuchados se retiran. El chico da un par de pasos hacia mí y entonces le veo la cara.

 El chico da un par de pasos hacia mí y entonces le veo la cara

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Es un chico de pelo negro corto,  todo vestido de negro. Entonces me doy cuenta. La nota "amistosa" en mi bolsillo...Fue el elfo de la taberna....él era un Águila; ahora lo sé. A pesar de que no vi su tatuaje, todos visten igual. Pero a diferencia, el tatuaje de águila de este chico está en su cuello ¿Es...?

-Discúlpame, nuestra manera de invitar a las personas no es exactamente fina-dice con una voz tan calma y serena que creo que es a quien busco-Pero espero que lo comprendas, no puedo permitir que nadie sepa de nuestra guarida.

-Oh, no te preocupes por eso-repongo con mi sonrisa sarcástica-Disfruto ser llevada a la fuerza a lo que parece ser un antiguo calabozo abandonado. Amo lo que has hecho con el lugar, por cierto. Bastante innovador.

-Te he estado observando, Aida. Eres muy interesante.

-Bueno. Pongamos las cosas como están. Claramente estoy en desventaja. Ni siquiera sé tu nombre.

Bueno, esperemos que sea....

-¡Ah, perdóname! ¿Dónde están mis modales? Mi nombre es Diego, soy el líder de Las Águilas.

Bingo.

-Entonces, Aida...-dice al tiempo que empieza a caminar lentamente a mi alrededor-Yo no recluto a nadie, pero has demostrado por ti misma ser bastante útil. La sacerdotisa de Valond, es cierto que ella tenía la misión de vender información acerca de nosotros a Los Sabios....otra mafia en la ciudad. Mi culpa. Siempre me involucro con sacerdotisas. Espantarla para que se fuera de Northcliff me beneficia enormemente. Tengo que agradecer personalmente por eso.

¿Qué? ¿O sea que...?

Diego se detiene mirando hacia el vacío, pensando.

-Pensándolo bien...es una lástima no poder verla de nuevo. Tengo que decir que era bastante creativa.

¿La sacerdotisa como un Águila?

-Yo... sí. Ni lo menciones. Me gusta intimidar sacerdotisas a diario.

-Y el truco de los pies de carne...Ingenioso. La dueña de ese lugar. Ella ha sido un dolor en mi espalda por años. Se rehúsa a pagar la cuota de protección. Los pies de carne fueron una gran señal de advertencia para ella.

-¿Pies de carne?

¿De qué hab..? Ah, ya veo, esto es...Wow. Soy tan genial que ahora hago las cosas sin saberlo.

AscensionWhere stories live. Discover now