Extiende sus brazos y ambos se funden en un abrazo, ruedo los ojos y giro, pero choco con alguien y unos ojos mieles me atrapan al verlos.
—L-Lo siento-murmuro y me agacho para recoger sus cuadernos que cayeron.
—No te preocupes, es más, fui yo el que iba corriendo-sonreí- ¿Qué te parece pasar el almuerzo conmig? ya sabes, en forma de disculpa-me ofrece y ambos nos paramos.
—C-Claro-murmuro.
—Soy Mattius, el chico que se sienta dos puestos delante tuyo Miguel-y me sonrojo porque sabía mi nombre.