IV

5.6K 336 75
                                    


Me encuentro tarareando la melodía de una canción que escuché esta mañana en la radio mientras salgo del baño con una toalla envuelta sobre mi cuerpo, tapando mi desnudez. Sobre la cama, se encuentra reposando el muy ceñido y bastante corto vestido rojo que voy a usar esta noche. Está ahí, esperando por mí, como llamándome para que lo utilice después de muchos muchos meses cogiendo polvo en el armario.

- Vamos con mamá, pequeño.- pienso en voz alta dejando caer la toalla al suelo, quedándome en mi pequeño tanga de encaje. Y es entonces cuando comienzo a ponérmelo y todo parece ir perfectamente, pues la tela de terciopelo parece aferrarse con mimo a mis curvas. Sin embargo, cuando intento meter los brazos y mis tetas en él, este no cede. Gruño intentando subirlo varias veces, sin éxito alguno en cada intento. Más, cuando lo intento por última vez y siento como que la tela cruje, paro al instante, aferrándome a mi última salvación. - ¡Carrie! – grito el nombre de mi mejor amiga esperando que venga ayudarme,mientras recibo una respuesta, me siento en la cama medio desnuda y con una clara mueca de frustración en mi pálido rostro.

- ¡Qué quieres! ¡Me estoy depilando las piernas! – se escucha su grito por toda la casa y no puedo evitar reír.

- ¡Necesito tu ayuda! ¡Esta mierda no sube y estoy completamente segura de que me han crecido las tetas! – grito de vuelta ganándome una risotada de su parte, risotada que segundos después se convierte en pasos hasta que veo a una Carrie en ropa interior entrando en mi habitación. Nos miramos unos segundos las pintas que tenemos ahora mismo, y se nos hace imposible no estallar en carcajadas.

Una hora después, aproximadamente, ambas estamos completamente listas y dándonos los últimos retoques de rímel a nuestras pestañas. Al final, con la ayuda de la pelirroja e incontables quejas de mi parte al intentar meter mis pechos en el pequeño hueco que me deja el vestido, pudimos conseguirlo. Y he de decir que estas se ven mucho más prominentes al estar apretujadas, por lo que no tengo tampoco mucha queja. Me veo caliente, mucho, yo me follaría a mí misma esta noche. Por otra parte, Carrie luce radiante en ese pequeño mono de color blanco que hace resaltar su rojizo cabello.

- ¿Qué porcentaje de zorra me das esta noche? – le pregunto una vez en la sala, dado un par de vueltas sobre mí intentando no matarme con los tacones, los cuales no son muy altos ya que de por sí soy bastante alta, pero sí lo suficiente como para comerme el suelo y partirme las tetas como haga muchas gilipolleces. Ella me mira colocando uno de sus dedos sobre su barbilla y entrecerrando los ojos, como si me estuviese analizando en profundidad.

- Yo diría que un 100%.- responde y acto seguidonreímos y chocamos nuestras palmas. Entonces una pequeña vibración hace que Carrie deje de reír para pillar su teléfono mientras yo me limito a mirarme en el espejo y pillar el pequeño bolso de cuero negro para sí meter mi móvil y las llaves del coche y de casa. – Em, Adam está abajo.- lo único que hago es rodar los ojos y caminar junto a mi amiga hasta la puerta de casa.

Ninguna de nosotras lleva abrigo ni chaqueta o algo parecido ya que es una jodida molestia en el trasero el tener que cargarlo toda la noche para evitar que te lo roben o algo parecido, por lo que nos damos calor mutuamente mientras caminamos hasta la increíble furgoneta de color negro que nos espera justo en frente. Y sí, al instante la ventanilla del auto se baja y aparece por ella un rubio con cara de ken que no soporto y que casualmente es el novio de mi mejor amiga. El susodicho no duda en silbar y yo bufo, ganándome un codazo de la pelirroja.

- No seréis vosotras las chicas más guapas de todo Londres.- hace un nefasto intento de piropeo, pero que obviamente consigue que Carrie se muera de amor por su estúpida persona y yo solo tengo ganas de vomitar.

Rebel (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora