Dieciséis: Una Amiga Fantasmagorica

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—Lo siento me tengo que ir —me disculpo con Gust. 

— ¡Oh vamos! Pero si acabamos de empezar a jugar —se queja 

—Lo se, pero ya mi papá me ha llamado a cenar 

 —Bueno. Hasta mañana 

Salgo de la recamara de Gust y bajo las escaleras, la sra. Conelly me regala una amplia sonrisa. Me despido de ella, y voy directo a cruzar la calle. Pero mi sombrero sale volando hasta caer en medio de la calle. Corro veloz a buscarlo, y justo ahí escucho el sonido de un bocina, miro a la izquierda y un gran automóvil se aproxima a mi. Mis piernas no reaccionan, y no hay más nada que esperar el golpe. 

* * *

 Estoy en un lugar que no reconozco. Ya se, es el cementerio. Estoy tumbada en el pasto, me levanto y veo a la multitud que esta ahí. Son mis familiares, y mis amigos. No puede ser que me haya quedado dormida en un funeral, que clase de persona soy. 

Camino hacia ellos, pero noto que voy vestida de un suéter amarillo y unos jeans, no estoy acorde a la ocasión. 

— ¿Quien habrá muerto? —murmuro 

—Tú — se acerca un chico que no conozco. Aunque se parece mucho a mi tío Connor, hasta tiene la misma marca en su cuello. ¿Sera un bastardo de mi tío?

—Ja. Ja. Ja  —enarco una ceja.  — ¿Quien eres? 

 —Tu primo Tommy. ¿No me recuerdas? 

 — ¿Mi primo Tommy? Pero se supone que a los pocos días de haber nacido el mu... 

—Morí. —completa ante mi estado de shock.

 —Yo no puedo estar muerta — empiezo a tocarme el cuerpo, es real, estoy viva. Siento hasta mis costillas. Pero, no siento latir mi corazón. Tomo mi pulso y nada.

 — Es...Estoy. —se me hace un nudo en el cuello— ¿Estoy muerta?

 —Así es. —dice relajado viendo hacia la multitud.

 — ¿Y este es el famoso Cielo?

 —Claro que no. Esta es la famosa tierra 

 —No puedo estar muerta — lo reto. Y camino hacia los demás para que vea que no es cierto. Los cuerpos me traspasan, se siente muy extraño. Estoy perdida, frente a mis padres y no me ven. 

 —No puedo estar muerta —reflexiono en voz alta

 —Hasta escuchó su voz —llora mi madre en el hombro de papá. Me escucha. 

—Mi amor es solo un espejismo de tu mente. Ya Every esta es un lugar mejor. —dice el.

 —Papá, pero si estoy aquí. ¡Hey! —muevo mis manos frente a el, pero no hace efecto. 

Es cierto, estoy muerta. Me asomo en la urna y veo mi cuerpo con un vestido rosa pálido; tanta ropa y me pusieron el vestido que menos me gustaba. Y a todas estas de donde salieron estos vaqueros y este suéter que llevo. 

Examino los rostros, y no consigo el de Gust. Vaya, que clase de amigo no viene a tu funeral. Estar muerta es horrible, y triste, y más cuando ni si quiera estas en el cielo, acaso que pecado hice para permanecer en la tierra donde ahora todos me ignoraran.Me siento en un banco, destrozada con la noticia de mi propia muerte. Tommy regresa y se sienta al lado mio. 

—Porque no atravieso el banquito —pregunto.

 — Porque no tiene vida, no pasa a menudo con las cosas. Solo piensa mucho en ellas y no las atraviesas —dice el fantasma experto. 

Coleccionista de HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora