21.

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Bajé a la sala, ellos estaban en silencio hasta que me vieron y se acercaron a mí asombrados de lo que iba a hacer.

Tiré las maletas al suelo, saqué el teléfono del bolsillo y le escribí a mi padre que iba a tomar el primer avión para volver a casa, que me esperara en el aeropuerto de Los Ángeles.

Sabía que Mike no lo había llegado a avisar porque no esperaría que me fuera, como ningún otro, así que me aseguré de ello haciéndolo por mí misma.

-Kay... -Me llamó mi tío y me giré.

-No me voy a ir todavía, tengo cosas que decir. -Me senté en el reposabrazos del sofá.

-No tienes que irte, yo... -Habló Néstor pero le interrumpí ignorándolo.

-¿Recuerdan cuando llegue hace tres años? Parecía un desastre, con el brazo enyesado, el labio roto, el ojo morado, la mejilla hinchada... -Ellos asintieron. -Estaba huyendo. Huyendo de mi exnovio. -Ellos se sorprendieron pero me dejaron seguir. -Se llama John, lo conocí en mi fiesta de la playa cuando cumplí los 19, los primeros dos meses todo iba bien hasta que un día me dijo que quería tener sexo, pero no me sentía segura con él como para ello, así que le dije que no. Me golpeó en la cabeza y me forzó a ello. -Comenzaba a costarme hablar.

-Kay... -Michael me habló para que parara pero no lo iba a hacer.

-Me amarró a una mesa de hierro con correas, me desnudó, me violó golpeándome repetidas veces con todo lo que tenía a mano diciéndome que era una puta porque había tenido sexo con alguien antes pero no quería con él. Después de eso, no recuerdo mucho. Recuerdo que me desperté sola, -miré a Néstor porque era lo que él hacía-, me fui a casa y no se lo conté a nadie, pero nunca más volví a saber de él hasta unos días antes de venir aquí, que me encontró sola en una plaza esperando por mi mejor amiga, me golpeó y me dejó como ustedes me vieron el día que llegué porque él sigue viviendo en mi mismo barrio, por eso no he vuelto. -Suspiré.

-Para. -Me dijo Michael.

-Y respondiendo a una constante pregunta, no quiero que me vean en bikini, no porque no me guste mi cuerpo, la verdadera razón es por esto. -Me levanté de donde estaba sentada y mostré mis cicatrices.

Me bajé el vaquero para mostrar la de mi muslo y miré a Néstor que había caído en que era lo que vio en la habitación de Nueva York.

Su expresión era horrorizada, como la de los demás, hasta Mike aunque él lo vivió todo conmigo, pero la suya también era de dolorosos recuerdo, como la mía.

Me volví a subir el pantalón y enseñé la de mi cadera izquierda, mi costado derecho y espalda inferior, tapadas con tatuajes menos la enorme de mi espalda pero aún estando tapadas, se veía que sobresalían de mi piel.

Tenía más en los brazos, pero no sobresalían porque no habían sido heridas tan profundas como esas cuatro, así que con todos los tatuajes que tenía ahí, no se veían y esas no me importaban.

-Ahora, ya me puedo ir. -Suspiré con tranquilidad de haberme quitado un peso de mis hombros aunque no de la manera que quería.

Ellos no decían nada, no podía decir nada, así que solo los abracé uno a uno a los cuatro, menos a Néstor, con quien me quedé cara a cara y su expresión de disculpa con ojos llorosos que no iba a aceptar.

Recordé los momentos con él, todos.

Desde cuando llegué y tuvimos nuestra primera discusión, la primera vez que nos insultamos, la primera noche, la primera pesadilla, su primer abrazo, nuestros momentos íntimos en la habitación hablando en español, sus disculpas antes de dormir, sus buenas noches y su forma de llamarme "pequeña", pasando por todas las risas que teníamos que callar en la habitación para no alertar a los demás, hasta el viaje de Nueva York y nuestros dos casi besos.

I hate you, don't leave meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora