Capítulo 7

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Nota: Ignoren el color blanco del coche e imaginen que es negro xD y también ignoren que no es una colina e imaginen que están desde la perspectiva de una colina(? no encontré imagen más similar a mi idea... THAT'S ALL. Disfruten<3

Narra Rubén.

Hostias, he visto este restaurante en bastantes comerciales, promocionado como uno de los más caros del país, con los mejores chefs y para rematar, exclusivo para parejas...

Me bajo del coche, sin apartar mis ojos del lugar, me encuentro flipando, venga, ¿quién no? ¡Es enorme, limpio, victoriano y tan elegante! Puedo sentirme como de la clase alta, como los pijos o los ricachones súper altaneros, es genial, la verdad.

Mangel parece estar acostumbrado a el ambiente de gente estirada y venga, es que así es, él pertenece a ellos, yo en cambio, para nada.

Al entrar, me obligan a quitarme la sudadera y a colocarme un esmóquin, es incómodo.

—Lamento no vestirme para la ocasión, es que la verdad no me esperaba esto —me sincero, completamente.

Ambos tomamos asiento.

—Nah. No le hagas caso a esta gente aparentemente refinada, en realidad son más cerdos y sucios que un vagabundo o una rata de alcantarilla —se encoje de hombros—, mira, esa mujer de allá sólo está con aquel viejo por la pasta —señala discretamente.

—¿Cómo lo sabes? —miro hacia la mujer y el señor mayor, parecen amarse de verdad, no por interés.

—Sólo obsérvalos un rato, a ella no le agrada el contacto del viejo, mira las muecas que hace, la risa fingida, el cansancio de tener que aguantarle para sacarle dinero, de seguro el sexo es terrible y por eso tiene amantes... Ah, sí, ese camarero que está allá —busco con la mirada a el camarero, es guapo, para qué mentir—, de vez en cuando cruza miradas con la pava, de seguro follaran en cuanto ella vaya a el tocador.

—No lo creo... La gente no puede ser tan...

—Ahí va —sonríe, con cierto triunfo.

En efecto, la mujer se dirije al tocador y el camarero que me señaló Mangel segundos atrás va tras ella con cierta prisa. Y el viejo, pobre de él... Sin saber que lo que en realidad ama esa arpía es su dinero.

—No te preocupes, el viejo con todo ese dinero que ha de tener la dejará en poco tiempo sin ningún inconveniente, se conseguirá a otra pava interesada. No es tonto, él sabe lo que ella hace, sin embargo hace del ciego hasta que encuentre a otra mujer. Así ha vivido por años, buscando a la indicada, a la que no le importe su dinero, sino él... Lo veo imposible, las tías más hermosas son las más interesadas y los viejos con más dinero sólo buscan a la más hermosa. Así es la vida, qué se puede hacer —suelta el menú sobre la mesa.

Nuestro camarero ha llegado y no me había percatado, pero es que... Wao... Lo que me ha dicho Mangel parece tener sustento.

—¿Y usted señor? —me mira el camarero. ¡Joder! ¿Es que todos los camareros franceses tienen que ser guapos?

—Rubén, ¿qué quieres cenar?

—Eh... Ensalada de... Raviolis —señalo en el menú. El chico asiente.

—En seguida les servimos, señores —se marcha. Vaya, con que habla español, qué bueno.

Devuelvo mi mirada hacia Mangel, quien al parecer tiene toda su atención puesta en mi. Me incomoda... No, no soló eso, me hace sentir expuesto.

Tengo calor, de seguro el aire acondicionado no está prendido...

Trago saliva, me sigue mirando, ¿pero por qué? No hay nada interesante en mi cara, a lo mejor no tiene idea de qué hacer... Yo no tengo idea de qué hacer...

Malos pensamientos #2. ➝RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora