Regreso a Cádiz (Batallas)

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Hi!! Pues con este extra me despido de la Donante. Creo que no debo ninguna parte relevante o si? 


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Irina observa a los pequeños niños, quienes continúan con la mirada perdida y no parecen recobrar sus sentidos. Una parte de ella cree que quizás sea mejor que permanezcan así, ajenos a lo que ocurrió con sus padres. Suspira y se dirige a donde el resto del grupo se encuentra. Para todos ha sido una sorpresa que Jadel, la humana que Rafael amaba sea una vampiresa y que este con Darius. Los ha escuchado hablar sobre lo sucedido con Elina, quien se mantiene alejada del grupo. Algo no propio de ella. Las espadas que la guardia utiliza son de un material especial que retarda el saneamiento de las heridas de los vampiros, por lo que su herida no ha cerrado por completo sumado a que ha perdido mucha sangre, eso complica su condición. Se sienta en silencio escuchando sus palabras. Ve como Gema permanece junto a Armen y también como Anisa y Pen se encuentran juntos en otro extremo, desde luego en un plan menos romántico. Pero ella sabe que eso es solo apariencia puesto que los ha visto perder entre los arbustos y por el aspecto de ella, deduce que ha bebido de nuevo. Se alegra por ella, aunque sean demasiado orgullosos para admitirlo. Lo que le recuerda lo ocurrido con Uriel. «Mi mujer» piensa sin evitar sonreír. Le parece mentira que lo haya dicho sin importarle que lo escucharan. Aunque claro, la mayoría estaba inmersa en la lucha y es posible que ni se percataran, pero teniendo en cuenta que desde que comenzaron esa especie de relación siempre ha intentado mantenerlo en secreto, es algo sorpresivo.

Levanta la mirada y descubre que él la mira, al parecer sabe lo que piensa. En dos segundos se mueve hasta colocarse a su lado.

― ¿En qué tanto piensas? ―inquiere curioso. Irina sonríe y se inclina hacia él.

― ¿De verdad soy tu mujer? ―pregunta mirándolo divertida. Uriel pone los ojos en blanco y se pega a ella.

― ¿Por qué te sorprende tanto? Siempre lo has sido.

―Quizás, pero nunca lo ha admitido, señor Haros ―Él se encoge de hombros y acaricia su muslo.

―Algunas cosas no necesitan decirse en voz alta ―Irina sonríe y sacude la cabeza. Él desliza otro poco la mano por su muslo.

― ¿Aun tiene celos? ―pregunta al notar que Alain los observa.

―De ninguna manera ―responde con altanería. Ella solo niega "mentiroso".

***

Con paso lento entra en el almacén. Está cansada, no puede negarlo. Ha sido un viaje complicado, pero le alivia saber que los heridos han sido llevados a la clínica y los niños al refugio. Aunque aún no se define su situación. Coloca su espada junto al resto que descansa sobre un estante y tras dar un par de pasos hacia tras, se estira perezosamente. Ahora solo quiere darse un buen baño y tirarse sobre la cama.

― ¿Te quedaras conmigo esta noche? ―sonríe al escucharlo. Desde que llegaron no lo había visto, por lo que escucharlo le provoca una extraña sensación.

Se gira para verlo, descubriendo que se ha cambiado de ropa y que luce tan elegante como siempre que lo veía aparecer en la residencia Regan. A diferencia de ella que aun lleva puesto su uniforme sucio. Pone la mano en la cadera y ladea el rostro.

― ¿Es una orden, señor? ―pregunta divertida. Nunca antes le ha consultado, siempre eran órdenes las que emitía. Pero su expresión y tono de voz ahora son distintos.

La Donante Extras (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora