Capítulo 1 - El Festín

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Dejó al piripi y se concentró en una melena rosa eléctrico corta que se movía con elegancia hasta ocupar un puesto en la mesa siguiente. 

― Buenas noches señor Leto ―saludó Valentina de forma elegante aunque este no pudiera escucharla.

Durante tres meses había seguido al multifacético Jared Leto por aquella ciudad y para ese entonces conocía la mayoría de sus hábitos, para no decir todos. Era un hombre que tenía mayor actividad a finales de la tarde y durante la noche, igual que un búho. 

Y había que decirlo, últimamente se encontraba muy ocupado en eventos de todo tipo, desde los tecnológicos hasta las pasarelas de moda. 

Se concentró en su rostro un par de instantes y en la habilidad de Jared para escoger las emociones que mostraba al mundo que le rodeaba: pocos parpadeos para intimidar a sus interlocutores, acciones lentas para mimetizarse y una leve sonrisa en ocasiones especiales para llamar la atención; como si su vestuario, profesión y físico no fuesen suficientes. «Bastardo engreído». 

Todo su seguimiento y estudio del comportamiento humano tomaba sentido y la llevaban directamente a ese momento, a ese lugar para llevar a cabo el trabajo que le valía su sustento de vida. 

Valentina ajustó la mira, enfocó su blanco y disparó. 

«Primera fotografía de la noche con un plano detalle damas y caballeros, un aplauso por favor» Sin duda su última adquisición de un teleobjetivo valía la pena, si alguien iba a encontrar las arrugas de los cuarenta y tres años de Jared sería ella. 

Una figura escuálida, plana y alta pasando por detrás de Jared cuando ajustó el zoom le hizo volver a la seriedad de su profesión, si es que ser una paparazzi se consideraba una. Allí estaba, su compañera de cena para esa noche. Modelo número 5.497 usando una mínima capa de maquillaje para demostrar sus "atributos naturales", vestido Gucci color rojo carmín y melena castaña clara rayando en lo rubia. Sí, ese era el tipo de chica que a Jared Leto le gustaba. 

Ambos se tomaron unos instantes observando el menú del restaurante y se decantaron por una ensalada. Por supuesto. 

― Si yo estuviera en su posición y con tanto dinero me lanzó una langosta o algo, aunque se me caigan los dientes como al abuelo de la mesa cercana. ―se dijo realizando un par de tomas más en el proceso. 

"Pero no lo estás" esa vocecilla en su mente que siempre le daba golpes de realidad de vez en cuando apareció, y tenía razón. Lo más cercano que estaría de aquellos lujos era aquel frío y desolado techo, así como de las piedras clavándose en su abdomen por la presión de sus cuarenta y cinco kilos. Eso, eso sí era el amor. Doloroso y congelado, no la forma en que la casi-rubia le batía las pestañas a Jared y este le sonreía de vuelta de forma traviesa, porque estaba seguro de lo que ella quería hacerle antes, durante o después de esa cena y que no requería vestuario de haute couture. 

Algo vibró en el bolsillo posterior del pantalón de Valentina: su celular. Con un movimiento rápido deslizó el bloqueo a un lado en la pantalla táctil mientras veía el nombre de su jefe, luego se pegó el aparato al oído. 

Mi chica favorita, dime que ya tienes las mejores fotos para el Ave del Paraíso sobre Jared Leto. 

Si no fuese porque ella era la única mujer fotógrafa de la revista digital para la cual trabajaba entre setenta hombres, le creería lo de favorita.

― Fil ¿Cómo estás? ―respondió, tratando de imprimirle la misma emoción que él le daba, pero esta le salió extremadamente plana― A tu pregunta, casi, tengo la mejor vista para esta noche.

AntebelluM - 30 Seconds to MarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora