Capítulo 34.

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Narra Guillermo.

Hace unas semanas fuimos a la clínica en donde la doctora nos informó que todo estaba bien. Tambien dijo que en este mes serían más notorios los movimientos de la bebé. Hace tres semanas de eso y aun no los logro percibir eso comienza a preocuparme.

Vegetta: y mate una tortuga.

Willy: ¿Qué hiciste qué?

Vegetta: nada Willy no hice nada, es que me estabas ignorando.

Willy: perdón es que no siento nada aun.

Vegetta: ¿nada de qué?

Willy: nada tío. –puse mi mano en mi vientre. -¿no debía moverse ya?

Vegetta: te diré lo mismo que me dijiste a mí. Ten paciencia. Ahora ¿aun quieres esos chuches?

Willy: si pero quiero ir yo a por ellos.

Vegetta: en ese caso vayamos los dos.

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Caminábamos de regreso a casa, hacia un poco de frio cosa que me beneficiaba ya que podía usar una sudadera que tapaba perfectamente mi vientre. Yo iba comiendo mis dulces y Vegetta comía los suyos.

Vegetta: en verdad los ositos son los mejores.

Willy: saben mejor los míos.

Seguíamos con nuestro camino hasta que sentí algo extraño.

Willy: ¿Qué leches?

Vegetta: ¿pasa algo Willy?

Willy: no, nada. –continuamos caminando hasta que eso extraño volvió a pasar. Fui ahí cuando me detuve. -¿Vegetta?

Vegetta: ¿Qué ocurre?

No dije ni una sola palabra solo tomé su mano y la coloque encima de mi vientre, la bebé se estaba moviendo y Vegetta lo sentía. Apreté aún más su mano entre mi vientre y mi mano, ambos sonreíamos sin duda era una sensación increíble.

Willy: parece que ha parado.

Vegetta: esa es mi pequeña.

Willy: creo que deberíamos seguir. No me quiero quedar aquí para siempre. Además la gente nos observa.

Vegetta: que importan los demás hoy es un gran día.

Una vez en casa grabamos otras cosas, como dije antes quería tener videos adelantados para cuando ella llegara.

Vegetta: ¿no iras a dormir?

Willy: ahora que acabe de editar esto.

Vegetta: vale. Te espero.

Después de editar un poco más fui a la habitación con tan solo tocar la almohada caí dormido. Antes no podía dormir con facilidad pero ahora como estoy más cansado lo hago más fácil. Al día siguiente desperté muy relajado y descansado, fui a la cocina en donde me serví un plato con frutita. Estaba comiendo de lo más a gusto cuando Vegetta entro a la cocina.

Vegetta: ¿Cómo amaneciste hoy Chiqui?

Willy: muy bien de echo. ¿Vas a desayunar?

Vegetta: sí. Has visto mis galletas.

Willy: me las comí ayer.

Vegetta: Willy tío ¿Por qué?

Willy: no fue mi culpa se le antojaron a la bebé.

Vegetta: mira si échale la culpa a mi pequeña.

Mi móvil comenzó a sonar. En la pantalla indicaba que era una llamada de mi madre.

Willy: ¿hola?

Helena: Guille, hijo ¿cómo estás? –se oía algo triste y preocupada.

Willy: bien mamá ¿ocurre algo?


Lo Imposible. Wigetta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora